Este viernes 16 de agosto celebramos a un santo muy simpático: San Roque, conocido por ser protector de nuestras mascotas, de modo particular los perritos. Así es que tenga alguna delicadeza hoy con sus mascotas y pida la intercesión de San Roque para que a ese animalito que acompaña las horas de su vida el Señor le conceda la salud.
Estamos invitados a reflexionar el Evangelio de San Mateo, capítulo 19 versículos 3 al 12, donde al final se nos presenta uno de los temas más escabrosos de nuestras vida modernas: el tema de la vocación, y dentro de este el celibato sacerdotal.
Jesús zanja perfectamente cualquier duda diciendo pero hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos, y termina diciendo El que pueda entender, que entienda
Es decir, no es un capricho sino una gracia. Y es entendido solamente por aquel que desea entenderlo y por aquel que desea llevar en su vida esta vida dedicada al Señor en el Santo Celibato, que dicho de otra manera también es la castidad, virtud de la cual tampoco o muy poco se habla pero que también involucra a los matrimonios.
La castidad matrimonial no es sino la fidelidad. Eso es castidad matrimonial como castidad en el noviazgo, preservarse hasta el momento del casamiento para el momento íntimo. Así como se elige el amor con otra persona y el multiplicarse en hijos, también existimos personas que hemos elegido el no casamiento, no por desprecio a ese Sacramento sino porque elegimos otra cosa: el servicio al Reino de Dios, y como dice Jesús El que puede entender que entienda. Es una Gracia de Dios recibir esta vocación pero también es una gracia entenderlo.
Los invito a que en este viernes le pidamos a la Santísima Virgen la fidelidad a la vocación que cada uno de nosotros ha recibido. Que nuestros jóvenes se preparen en la vida de castidad al matrimonio. Que los matrimonios vivan en fidelidad el Sacramento que han celebrado. Y que los consagrados nos mantengamos fieles a nuestra vocación recibida.
Que la Virgen Santísima a todos nos bendiga.