Como lo habíamos anunciado en el día de ayer, Jesús sigue esta discusión con los escribas y los fariseos.
Saludamos hoy de modo particular a todas las que llevan el nombre de Mónica, al celebrarse hoy su día en memoria de Santa Mónica, la mama de San Agustín, a quien celebraremos prontamente. Feliz día a todas las Mónicas y de modo particular a la asociación de las Mónicas, que son quienes rezan por sus sobrinos, por sus tíos, por sus nietos y que conforman esta asociación.
Volvemos al Evangelio de San Mateo, que comenzamos a reflexionar ayer, el capítulo 23, donde Jesús comienza de nuevo con “Ay, de Ustedes”. Tiene en vista algo fundamental que busca: la Justicia, la Misericordia y la Fidelidad, tres virtudes, actitudes de vida, que Jesús valora más que a nuestros sentimientos externos.
Una Justicia que nos lleva a dar a cada uno lo que le corresponde por sí mismo.
La Misericordia que nos lleva a arrimar nuestro corazón a la dolencia, a la miseria del otro, del mismo modo que Jesús ha hecho con nosotros.
Y la Fidelidad: animarnos a sostener con nuestra vida aquello que hemos prometido, esto de ser fieles como Dios nuestro Padre es fiel.
Justicia, Misericordia y Fidelidad, actitudes muchas veces difíciles de llevar a cabo en nuestra vida pero insoslayables, como fuertes, estrechas, según reflexionábamos el domingo. Que conforman parte del seguimiento de Jesús.
Quiera la Virgen Santísima de Luján enseñarnos y acompañarnos en estas actitudes de Justicia, de Misericordia y de Fidelidad, al modo de Jesús.