Que lindo es aplicarle al Papa Juan el Evangelio de hoy, Lucas 11 versículos 11 al 26, donde Jesús dice que un reino dividido no puede subsistir. Y realmente le tocó al Papa Juan después del Concilio Vaticano II e incluso antes luchar con las divisiones internas de la Iglesia, tarea que continuó su sucesor el Beato Pablo VI, quien lo llevará a su culminación.
Los diversos modos de pensamiento y corrientes de espiritualidad también están en nuestra madre la Iglesia, pero es importante seguir conservando esta unidad que la garantiza la presencia y la figura del Santo Padre, hoy Francisco.
Como dijera San Agustín en lo fundamental unidad, en lo opinable opinión, y en todo la caridad. Y el Papa Juan XXVII supo hacer de la bondad y la serenidad un estilo y una filosofía de vida. Por eso hoy que la Iglesia lo recuerda queríamos recordarlo pidiéndole a la Santísima Virgen de Luján ser también nosotros en la serenidad instrumento de concordia, de buscar el diálogo, la unidad. Es más grande el valor de la unidad que cualquier otro.
Es bueno en estos tiempos que corren de tantas grietas que seamos capaces de recordarlo. Que San Juan XXIII nos acompañe y bendiga, junto a la Virgen Santísima de Luján.