Continuamos, como toda la semana, reflexionando el Evangelio de San Lucas capítulo 11, donde sigue con esta larga enseñanza en la que venimos viendo la discusión que Jesús tiene con algunos fariseos, doctores de la ley, escribas, alguien que da vueltas y está escuchando para ver dónde está el error de Jesús.
Ay de ustedes que construyen los sepulcros de los profetas. Ay de ustedes, que hacen esto para honrar a los profetas que mataron a sus padres, porque a ustedes se les va a pedir cuentas. Ay de ustedes los doctores de la ley porque son apoderados de las llaves de la Sabiduría: ni entran ni dejan que otros entren al conocimiento de la verdad. A ustedes se les pedirá cuentas, dice Jesús.
Y esto sin caer en una persecución, pero también a nosotros se nos va a pedir cuentas. Podemos o no ser transparencia de Jesús, es decir a partir de nuestros actos, dichos, palabras, silencios, opiniones, nuestras elecciones políticas, podemos transparentar a Jesús o no. Podemos ser prolongación con nuestras actitudes, gestos de amor y misericordia, de Dios o no.
A nosotros se nos va a pedir cuenta de lo que hacemos o dejamos de hacer.
De allí que cuando rezamos la Santa Misa y pedimos perdón por nuestras faltas, hablamos de pensamiento, obra u omisión. El pecado de omisión es no hacer el bien que hemos oído. Por comodidad, por vergüenza… También a nosotros se nos va a pedir cuenta.
Ay de ustedes, Jesús dice a los fariseos y doctores de la ley. Y no porque tenga nada contra ellos. Sino porque también nosotros muchas veces nos ponemos en actitudes y nos sentimos dueños del grupo, de la iglesia, de la misa, y juzgamos actitudes, hechos o palabras de otras personas.
También a nosotros se nos va a pedir cuentas: si somos transparencia de Jesús, si somos prolongación de Jesús.
Quiera la Virgen Santísima de Luján ayudarnos a todos a serlo.