La deforestación es un problema de índole mundial que perjudica la calidad de vida de todo ser vivo. En particular, Latinoamérica es uno de los espacios que más ayuda requiere.
Los incendios forestales y la tala indiscriminada son los principales problemas a los cuales se enfrenta América Latina y el Caribe. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su informe ‘El estado de los bosques’, de 2018, en esta región del planeta hay un total de 935,5 millones de hectáreas de bosques y selvas, lo cual representa un 22 % de área boscosa total del planeta.
Sin embargo, entre 1990 y 2015 la superficie forestal perdió 96,9 millones de hectáreas. La actividad maderera y agropecuaria se han convertido en sus principales enemigos. Aunque los incendios forestales han aumentado en 85 %, países como Brasil estaban aumentando su producción agroganadera y reduciendo su tasa de deforestación al mismo tiempo. La situación ha cambiado con las nuevas políticas adoptadas por las autoridades del vecino país y la deforestación ha vuelto a crecer.
No solo la Amazonía es amenazada por la deforestación. La ecorregión chaqueña que comprende Bolivia, Paraguay y Argentina atraviesa una situación similar. En el primero lo incendios forestales acabaron con 1,5 millones de hectáreas, mientras que en Paraguay los fuegos devoraron 350 mil hectáreas de bosques. La actividad ganadera hizo lo propio con 62.000 hectáreas.
La situación es Argentina no es muy distante. La llegada de cultivos transgénicos en los 90 alentó la deforestación y la Secretaría de Ambiente estima en 300.000 las pérdidas de hectáreas anuales en los últimos 15 años. Según datos de Global Forest Watch, en conjunto, los bosques secos del Chaco perdieron casi 10 millones de hectáreas de bosques entre 2001 y 2017. El organismo sostiene que, a diferencia del Amazonas, se trata de zonas menos protegidas, por lo cual la deforestación avanza mucho más rápido.
Por otro lado, países como México se enfrentan a deforestación causada, principalmente, por megaproyectos industriales, de compañías mineras, inmobiliarias e hidroeléctricas. El monocultivo de palma aceitera también afecta la recuperación de las áreas verdes. De acuerdo con la FAO, cada año se dañan 91 mil hectáreas de bosque en esta zona.
En México han surgido iniciativas para contrarrestar esta situación. La Secretaría del Medio Ambiente ha convocado a ciudadanos y organizaciones a participar del Reto Verde. De acuerdo con el especialista de REVIEWBOX, Alejandro González, el desafío es enorme, pero la población ha respondido positivamente. “Se busca plantar 10 millones de plantas, árboles y arbustos en 18 meses. Se sembrarán en avenidas, bosques, áreas naturales, etc. Los beneficios son muchos: absorben el CO2, enfrían el aire, reducen la necesidad de aire acondicionado, etc. Además, pasar tiempo cerca de los árboles mejora la salud física y mental”, sostiene.