Hace unos días hemos reflexionado ya este Evangelio, tomado de San Lucas en el capítulo 18 versículos 1 al 8, donde se nos muestra a través de una parábola a este juez que no temía a Dios y no le importaban los hombres, pero ante la insistencia de una viuda él hace justicia para que no lo fastidie más.
Jesús retoma esta enseñanza de la insistencia y nos dice que Dios no hará justicia a sus elegidos en un cerrar y abrir de ojos, a quienes reclaman a El de día y de noche, aunque se nos haga esperar.
Se nos invita a ser insistentes de día y de noche, a pedir por nuestra vida y nuestras intenciones con insistencia y con Fe.
La insistencia de saber que si lo que pedimos es bueno para nuestra vida espiritual y hace bien a nosotros y otras personas Dios nos lo va a conceder. La insistencia va hermanada con la paciencia, pero con la confianza de saber que lo que hemos pedido es como que ya lo hemos obtenido.
“El Justo vive de la Fe”, dice la palabra de Dios. Todos estos condimentos se juntan en la insistencia, en la espera, pero una espera confiada sabiendo que el Señor no nos abandona y que lo que pedimos, si es bueno para nosotros, nos lo va a conceder.
En este sábado en que honramos como todos los sábados a la Santísima Virgen María, Ella nos enseñe a ser insistentes en nuestra oración y a tener un corazón paciente esperando en la bondad de Dios Padre.