Hoy comienza la vigésima quinta Conferencia de las partes sobre cambio climático (COP25). El evento que en principio estaba programado para realizarse en Chile, tuvo que ser trasladado a Madrid, debido al estallido social, por todos conocido, por lo que el vecino país tuvo que resignar la organización y control de la conferencia traspasándosela a España.
El cambio climático ya es un hecho innegable, La ONU hace años que viene advirtiendo con una rogativa constante sobre el perjuicio que supone no controlar los gases de efecto invernadero, cuyas emisiones han tenido desde hace mucho un crecimiento imparable. Ni siquiera se ha podido lograr disminuir esas emisiones o detenerlas en algún punto.
Si las tendencias actuales continúan, se espera que la temperatura del planeta aumente entre 3,4 y 3,9 grados Celsius en este siglo. Si tenemos en cuenta que hasta ahora el mundo ya es 1,1 grados Celsius. Más cálido que en la era preindustrial, el impacto sobre la tierra y en la vida de las personas ya es significativo, qué podría suceder si a fin de siglo el aumento de la temperatura llegase a 3,9 grados Celsius, como se está preanunciando.
La Cumbre de Acción Climática que se realizó en septiembre en Nueva York, fue una iniciativa del Secretario General de la ONU para centrar la atención y advertir a la comunidad internacional sobre la emergencia climática y acelerar las acciones para revertirla, haciendo notar que los compromisos esencialmente asumidos por los países desarrollados no se estaban cumpliendo, en el entendimiento de que la obligación de cuidar el planeta es de todos, pero que las responsabilidades son diferenciadas, puesto que los países más altamente desarrollados son los que más contaminan.
Destacada participación en esta cumbre tuvo Greta Thunberg, adolescente activista por el medio ambiente que llegó a la cumbre en un velero, después de una larga travesía, para advertirle al mundo que “Si el sistema es incompatible con el cuidado del medio ambiente, hay que cambiar el sistema”. Su osadía le granjeó ser objeto hasta de burlas.
Se espera que en caso de no poder revertir los efectos del cambio climático, Las generaciones futuras enfrentarán impactos cada vez más severos; fuerte olas de calor, estrés hídrico –deterioro de los recursos de agua dulce–, aumento del nivel del mar y la destrucción de ecosistemas marinos y terrestres.
Al parecer la COP25 tendrá algunas particularidades a tener en cuenta. Se supo que más de cien líderes del sector privado se comprometieron a acelerar la economía verde. Un grupo de los propietarios de activos más grandes del mundo que controla dos billones de dólares, prometieron a pasar carteras de inversión neutra en carbono para 2050.
Por otra parte, una reciente llamada de los administradores de activos que representan casi la mitad el capital invertido en el mundo, unos 34 billones de dólares, para que los líderes mundiales pongan un impuesto al carbono y se eliminen gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles y la energía térmica a base de carbón en todo el mundo.
Finalmente, la COP25 es la última antes del 2020, considerado el año definitorio para que muchas naciones presenten nuevos planes de acción climática y también dentro de los muchos elementos que tienen que ser resueltos, está el financiamiento de la acción climática en todo el mundo.
Sin embargo, la meta para la reversión parece alejarse cada vez más, si el 2020 era un hito para detener el deterioro del clima, ahora se reconoce que no se está haciendo lo suficiente para cumplir los tres objetivos climáticos: reducir las emisiones en un 45% para el 2030; lograr la neutralidad climática para el 2050 (emisión cero de carbono) y estabilizar el aumento de la temperatura global en 1,5 grados.
Esperaremos expectantes qué se resuelve. Por ahora no se nota que la conferencia haya llamado la atención de los grandes medios.