Seguimos caminando el Santo Tiempo del Adviento y nos detenemos a reflexionar hoy el Evangelio de Mateo capítulo 11, de los versículos 16 al 19, en algo que hemos reflexionado ya hace un tiempo atrás, dado que Jesús se pregunta a sí mismo con quién nos va a comparar porque dice son cómo los jóvenes a quienes se les toca música fúnebre y no se acongojan, música para bailar y no danzan.
Vino Juan que era austero y lo condenaron, y vino el Hijo del hombre que se reúne con todos y lo acusan de ser un mundano. Y termina diciendo Jesús que la sabiduría ha quedado justificada por sus obras. Jesús nos insta a creer en sus obras y a creerle a El.
Dios ha hecho obras grandes en la creación y en nosotros mismos, que somos obra de Dios, una maravilla de Dios. Cada uno de nosotros, con nuestras cosas buenas y malas, luces y sombras, somos una obra admirable de Dios.
Creamos en esa obra que El ha realizado y que quiere seguir realizando en nosotros.
El Santo Tiempo del Adviento es un tiempo propicio para pensar en esto.
Dios no hace basura. También nosotros somos obras maravillosas de Dios.
Que la Virgen Santísima de Luján nos ayude a descubrirnos como tales.