El arzobispo Jorge Eduardo Scheinig, presidió la eucaristía este 5 de abril, Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, dando inicio a la Semana Santa.
La celebración eucarística se transmitió en vivo por los canales digitales, como se viene haciendo durante el período de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Durante la homilía, el Arzobispo manifestó: «Nosotros los discípulos de Jesús, creemos que Jesús es el Mesías, el Salvador. Por eso le decimos «Hosanna», sálvanos, socórrenos, ayúdanos, creyendo que el Padre puede salvarnos. Cuando hablamos de salvación en general, en lo primero que pensamos es en el poder. Nos salva la plata, el poder de las armas, de la ciencia y la tecnología».
«En el Evangelio que acabamos de proclamar hay una respuesta. En Jesús y en su manera de salvar, hay respuesta a las necesidades profundas del mundo. El mundo tiene muchos desafíos, y la historia que siempre nos desafía, requiere respuestas permanentes».
«Jesús entra en Jerusalén, en un burro, manso, humilde, y toda la Pasión, es un modo que Él tiene de pararse frente al mundo y frente a nosotros, de salvarnos.»
«El poder salva desde afuera y desde arriba. Jesús salva desde abajo, desde la muerte, y desde adentro».
«La respuesta que tiene Jesús es una salvación que el mundo necesita y espera. En la Pasión lo vemos a Jesús abandonado, traicionado, torturado, ultrajado, muerto en cruz (recordemos que en aquella época, morir en cruz era ser un maldito), sepultado. Más bajo Jesús no pudo ir.
Y toda la respuesta de Jesús es: al abandono, perdón; a la traición, perdón; al ultraje, silencio; a la tortura, la no violencia; a la muerte injusta, el abandono confiado en su Padre».
«Nosotros reconocemos que Jesús es el Salvador del mundo, pero lo que salva al mundo es el Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús».
«Lo que verdaderamente hará un mundo mejor es un amor grande, total, distinto, un amor grande, sacrificado, como el de Jesús. Ese amor generará una creatividad nueva en los médicos, empresarios, trabajadores, en la Iglesia. Un mundo nuevo que generará creatividad para distribuir mejor la riqueza, para que haya trabajo, para que no haya hambre, no haya guerras. Salva un amor fuerte que transforme los corazones. La salvación de Jesús cambia. Nos transforma y es capaz de vencer los egoísmos más profundos del ser humano».
«Creemos que hay algo nuevo que se está gestando entre nosotros y eso nos llena de esperanza. Hoy comenzamos la Semana Santa con mucha esperanza puesta en el amor de Dios y en muchas personas que se dejan llenar del amor de Dios para cambiar el mundo».
«Necesitamos un mundo verdaderamente transformado, y eso es lo que pedimos al Señor en esta Semana Santa».