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«En mi rubro, es más rentable no salir que salir»

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A poco de dar un show en streaming para más de 1700 personas, el escritor mercedino Hernán Casciari destacó que en este contexto de pandemia y con nuevos formatos virtuales que explota en sus espectáculos se siente bien. “Me di cuenta de que es más rentable no salir que salir”, afirma. Como hoy, los sábados por la noche hace “Streaming con Delivery”, leyendo cuentos por YouTube. Tiene su propia editorial y revista literaria por suscripción Orsai. Con varios libros publicados, además lee cuentos en distintos formatos y a través de distintos medios, entre otras actividades. Y tiene nuevos proyectos, que aún no puede divulgar.

“De salud estoy mejor que nunca. Bah, ¿qué se yo? Nunca me sentí tan tranquilo. Cuando fumaba, y dejé de hacerlo cuando tuve un infarto, tenía todo el tiempo una sensación de muerte al lado, respirando mal a la noche, con un silbidito, lo que me generaba una conciencia de muerte muy fuerte. Ahora no la tengo. Obviamente sé que me voy a morir pero estoy muy bien de salud. Creo que estar bien de salud en un punto es estar bien de la cabeza. Ni hipocondríaco ni autodestructivo”, dice Casciari tras ser consultado por este medio sobre cómo está de salud.

 

“Mi diversión no es viajar, sino leer cuentos en voz alta, y lo sigo haciendo”

 

Aunque recién reparará qué significancia tiene esa pregunta en el contexto actual con la siguiente pregunta.

–En cuanto al coronavirus, vivirás como todos con balas que pican cerca, ¿Le tenés miedo? ¿Te cuidás?

–Ni me había dado cuenta de que la pregunta tenía que ver con eso. No estoy consciente de eso. Obviamente salgo con barbijo a comprar. Pero como no salgo de casa, en general nunca, no estoy preocupado por mi salud y el coronavirus. Sí me cuido, pero no estoy pensando en eso todo el tiempo.

–Pero sí esta pandemia afecta de alguna manera tus actividades artísticas y espectáculos. Solías viajar, dar conciertos, shows…

Sí, pero me estoy planteando mucho dejar de hacer eso. Lo que hago desde casa es más fácil, más divertido. A los streaming los hago una vez por semana y son ilimitados, no tienen “sold out”, siempre puede entrar alguien más, no se llena. Entra gente de todas las regiones y económicamente son mucho mejor. Y me divierte igual porque sigo leyendo cuentos una vez por semana, la parte de actividades artísticas si las vuelvo a hacer las haré más sosegadamente y con streaming adentro del teatro para que entre gente de otras partes. Yo creo que con la pandemia lo que conseguí, al menos en mi rubro, es darme cuenta de que es más rentable no salir que salir.

 

“Tengo más tiempo para pensar, para escribir, para estar con Julieta y con Pipa”

 

— Aja, y también tener más tiempo para la familia…

En realidad es más tiempo para pensar, para escribir, para estar con Julieta y con Pipa. La versión pre pandemia de mis espectáculos tenía dos horitas de teatro pero después estaba mucho tiempo en aeropuertos, en hoteles, en cuestiones de movimiento que se lo quitaba a escribir. Los streaming los hago los sábados a la noche. Hoy tengo uno para 1700 personas, pero empieza mi trabajo a las 8.30 o 9 horas, cuando prendo las camaritas. Estoy en calzoncillos en la parte de abajo del escritorio. Y termino en una hora y media y estoy al toque cenando con Julieta. No tiene punto de comparación en el lucro cesante ni en la rentabilidad. Y la diversión es la misma, porque mi diversión no es viajar. Mi diversión es leer cuentos en voz alta y lo sigo haciendo.

–La familia extensa de Casciari además tiene a muchos más integrantes cada día imagino, lectores como Mentecato que aún te siguen por años y los montones que estarán en tu registro de contactos virtuales.

Me llama mucho la atención, me sorprende, y en el caso puntual de Mentecato, que se apareció en uno de los streaming me emocionó. Mentecato y unos 50 más eran seudónimos de gente que yo no conocía y empezó a leer Más respeto que soy tu madre, cuando yo todavía fingía que era Mirta Bertotti y nadie sabía mi nombre cuando escribía desde Barcelona. Que esa gente, que algunos de esos primeros 50, esté en mi último proyecto, 18 años después, donde leo esos cuentos y algunos otros, en voz alta en mi casa, me llama mucho la atención. Y sin duda forman parte de una familia que a esta altura ya sé, ya descubrí que se llama comunidad. Y descubrí que tener una comunidad en tu trabajo es mas importante que tener una editorial, un representante o incluso mucha suerte o mucho talento. Tener una comunidad te permite hacer lo que se te antoje realmente. Y algunos son pioneros en esa comunidad, y esa es una familia claro.

–¿Y cómo sobrellevas este confinamiento tan extendido? ¿Extrañas ciertas cosas? ¿Cosas que no podés hacer?

Extraño una sola cosa, que es ver a Nina. Es la primera vez en nuestra vida como hija y padre que no nos vemos durante 117 días. Vino por última vez en febrero y ya en marzo no pudo venir. Estamos en julio y nos extrañamos mucho. Por suerte existen un montón de tecnologías que nos permiten estar al día, pero extraño despertarla a las 12 y decirle que no puede dormir hasta tan tarde, extraño esas cosas, la cotidianeidad.

 

“Hay un grupo de personas con cierto grado de analfabetismo tecnológico que se come cualquier cosa que le venden. Y me parece que también pasaba esto antes de las tecnologías, lo que pasa es que nos enterábamos menos”

 

–Cambiando de tema, brutalmente: cuando estabas en el periodismo, tiempo atrás, utilizabas la ficción que se confundía y convivía con noticias reales que muchos creían…

Sí, en Mercedes hacía mucho eso en La Ventana.

–Hoy eso ha virado a un contexto de noticias falsas y muchas veces malintencionadas, infodemia, viralización de falsedades que la gente cree como ciertas y no distingue, o discierne cada vez menos… ¿Qué reflexión te merecen estas prácticas?

Hay un grupo de personas con cierto grado de analfabetismo tecnológico que se come cualquier cosa que le venden. Y me parece que también pasaba esto antes de las tecnologías, lo que pasa es que nos enterábamos menos. No es novedoso engañar a la gente. Se la engañó desde los tiempos feudales, lo que pasa es que ahora estamos más conscientes de esos engaños. Supongo que es cuestión de tiempo que surjan engaños nuevos y estos ya nos parezcan antiguos. Me parece que está todo más o menos igual que siempre, con la diferencia de que hay unos altavoces mucho más potentes.

–Pero, en esos “altavoces”, una cosa es hablar de túneles misteriosos y otra distinta decir que tal o cual persona ha cometido un delito, cuando no es cierto, o descalificarla para crear una imagen distorsionada en quienes consumen ese mensaje, creyéndolo cierto…

Por supuesto, pero también hubo siempre dos clases de mentiras: una mentira literaria y otra por intereses creados. Mentirosos somos todos, lo que pasa es que algunos somos escritores y otros abogados.

Para seguir a Hernán Casciari y sus proyectos, se puede entrar en su web https://hernancasciari.com/

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