A principios de 1970 comenzó a circular en la ciudad y en el Sindicato de Luz y Fuerza el rumor de que intentaban dictar el curso completo de estudios secundarios, para los que no habían podido hacerlos en la edad “normal”. Era mi caso: había abandonado la escuela secundaria en el Colegio Nacional. Y a los 15 años, había comenzado a trabajar en ese querido Sindicato, donde lo hice hasta que me jubilé en 2012.
El Ministerio de Educación de la Nación ofrecía la oportunidad de obtener el título secundario a los mayores de 18 años, con un plan de estudios de tres ciclos de duración. Esto nos permitiría no solo desarrollar nuestro conocimiento sino mejorar nuestra calidad de vida.
En las tres horas reales de estudio y con un alumnado al que le interesaba estudiar, se podía cumplir perfectamente con el desarrollo de los contenidos, ya que –a esa altura de la vida– asistíamos con un gran interés por aprender.
Y se creó el CENS N°6 no solo para el personal de Luz y Fuerza sino también abierto a toda la comunidad y particularmente a compañeros de otros gremios, por ejemplo, los de la actual AFIP, los del Correo Argentino… a los que recuerdo en estos momentos.
En las tres horas reales de estudio (el horario de clases se extendía entre las 19 y las 22) y con un alumnado al que le interesaba estudiar, se podía cumplir perfectamente con el desarrollo de los contenidos, ya que –a esa altura de la vida– asistíamos con un gran interés por aprender.
Yo quizá era el más joven del grupo, con 22 años. La mayoría de mis compañeros eran mayores de 50.
El CENS comenzó a funcionar en el Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes, que en ese entonces estaba en la calle 23 N°280. El Gobierno pagaba a los profesores y directivos mientras que el Sindicato se hacía cargo del mantenimiento del lugar físico, de la limpieza y de todo lo necesario para que los estudiantes pudiéramos cumplir con lo exigido por los distintos profesores.
Recuerdo al primer Director que fue el Ingeniero Fernando Lubo, quien condujo el grupo de profesores entre los que figuraban Hernán Borrajo, Emilia Díaz, la señora de Cuesta… También, a la Secretaria, la señora María Elena de Lubo.
Al concluir el ciclo de tres años, lo que ocurrió en julio de 1973 (el ciclo escolar se desarrollaba de agosto a julio del año siguiente), nos invitaron al Teatro General San Martín en Buenos Aires, donde junto a los otros CENS del país y en un acto muy emotivo, recibimos el diploma de Peritos Mercantiles.
Nosotros, la primera promoción, como las que nos siguieron, estamos agradecidos al Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes, gestor junto al Gobierno Nacional de entonces, de esta iniciativa que nos ha permitido lograr el objetivo postergado, en cada caso, por diversos motivos.
Jorge Asenzo es ex alumno, de la primera promoción.
Esta nota forma parte de una serie que se publica con motivo del 50 Aniversario del CENS 451 – ex DINEA