“LA EDUCACIÓN NO CAMBIA AL MUNDO: CAMBIA A LAS PERSONAS QUE VAN A CAMBIAR EL MUNDO” PAULO FREIRE
Que la educación cambia a las personas es una experiencia de la que los docentes (y los padres) podemos dar cuenta. En cuanto a lo segundo, cambiar el mundo, la historia –con el fluir del tiempo– analizará los procesos y dará su veredicto final.
Se cumplen cincuenta años de educación formal de nivel secundario para adultos de clase trabajadora, primero a cargo de la DINEA de jurisdicción nacional, continuada luego por la jurisdicción provincial.
Una enorme cantidad de adultos pudieron vindicar sus derechos a la educación secundaria y tuvieron una educación de excelencia, comprometida con sus necesidades y basada en la formación personal y la promoción social.
Gracias a la formación recibida, un gran número de egresados pudieron acceder a diversas fuentes laborales, mientras que otros continuaron estudios de nivel superior y universitario.
Gracias a la formación recibida, un gran número de egresados pudieron acceder a diversas fuentes laborales, mientras que otros continuaron estudios de nivel superior y universitario. Vimos realmente cómo la educación produjo cambios en las personas.
Vimos realmente cómo la educación produjo cambios en las personas. Pensar, debatir, cuestionar, fue una práctica apasionada, no ideologizada y con gran respeto por la diversidad de opiniones.
El verdadero sentido de la educación popular ha sido siempre estimular el desarrollo de la persona en su contexto y promover el juicio crítico en un marco de amplitud ético-político-cultural.
Este es el clima intelectual y desde la praxis que sostuvo la educación del adulto trabajador desde su origen.
Esta nota forma parte de una serie que se publica con motivo del 50 Aniversario del CENS 451 – ex DINEA