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La Identidad es el eje de nuestra vida

Por Virginia Altube

Hoy, Día del derecho a la Identidad, y lo quiero sentir desde una historia, desde la emoción, que es últimamente en lo que más confío, de mi misma.

Esta imagen, para mí resume una historia, muchas historias: María Eugenia estuvo desaparecida, apropiada por un represor durante ocho años, y fue restituida en octubre de 1985, por la lucha, la búsqueda incansable de Las Abuelas, y de Ana, su madre, mujer entera como pocas, y de Oscar, su padre.

El año anterior había sido restituido su hermanito Felipe.

La otra niña de la foto es Magdalena… Aferrada fuertemente a su mano, Euge entró por primera vez a su nueva escuela, a pocos días de su restitución, las dos en la plenitud de su inocencia, buscando una infancia luminosa.

Cuando Euge y Felipe pusieron un pié en su hogar, sus nombres anteriores se esfumaron, como por arte de magia, como por arte de vida y de justicia. Una familia los esperaba.

Fueron las Abuelas de Plaza de Mayo (y me viene fuerte la imagen de Chicha Mariani) quienes con su entereza, su lucha, su ética pusieron en la calle esta reinvindicación del derecho a la identidad, a través de su búsqueda llena de coraje, atravesando cualquier muro que se interpusiera.

Esos niños y niñas, después jóvenes, ahora adultos y adultas, siempre fueron buscados, esperados, deseados, hubo y habrá el nido cálido, latente, el propio, el único para ellos.

Fueron las Abuelas de Plaza de Mayo (y me viene fuerte la imagen de Chicha Mariani) quienes con su entereza, su lucha, su ética pusieron en la calle esta reinvindicación del derecho a la identidad, a través de su búsqueda llena de coraje, atravesando cualquier muro que se interpusiera. Por eso, y también desde la emoción, me duelen los discursos oportunistas, ambiguos, y más aún los discursos violentos, de los que defienden sus propios privilegios.

La Identidad es el eje de nuestra vida, de nuestro devenir, cuando eso está fuerte nadie ni nada nos para. Por eso, pienso, digo, es ahí donde el poder global ha apuntado, para debilitarnos en lo individual y lo colectivo, proponernos la hibridez, como a los pollos: sin sabor, sin tonicidad, licuables…

Pero hoy, amigos y amigas, cumpas, me quedo con esta imagen, porque me da una dulce esperanza, y ahí siento que todo vale, valió, la pena…


* Virginia Altube es docente jubilada y cantante, integrante de la Comisión de Familiares y Amigos de Asesinados y Desaparecidos por la DictAdura

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