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El agua cotiza en Bolsa y vienen por ella

No hace mucho nos enteramos que el agua empezaba a cotizar en Wall Street. En principio parece una información que nos incumbe, no todo el mundo sabe, qué es lo que se dirime o se resuelve –muchas veces a los gritos– allí en esa bolsa de valores reputada la más grande del mundo y por lo general en todas las bolsas de valores.

Una razón posible por la que se desconocen los pormenores del funcionamiento de las bolsas es porque la gran mayoría de nosotros no participamos de los vericuetos del desenvolvimiento de los mercados, puesto que en ellas operan los Estados, las empresas y los poseedores de grandes fortunas. Por más que la dinámica del capitalismo marche bajo el precepto de que “Ante el mercado somos todos libres e iguales”.

A modo de adentrarnos someramente al tema que nos ocupa –en este caso el agua– se puede decir, entre otras definiciones sobre este elemento que es “una sustancia líquida sin olor, color ni sabor que se encuentra en la naturaleza en estado más o menos puro formando ríos, lagos y mares, ocupa las tres cuartas partes del planeta Tierra y forma parte de los seres vivos; está constituida por hidrógeno y oxígeno (H2 O )”. También se la denomina el «vital elemento». Por lo que sin el agua es imposible la vida. Y lo dejaremos allí, para no caer en obviedades.

El usufructo del agua se enmarca dentro del derecho natural. Esto es: “El derecho natural está formado por los principios y atributos que todo ser humano posee por el solo hecho de ser persona. Son derechos que tienen su fundamento en la condición humana. Por ejemplo: derecho a la integridad física y moral, derecho a pensar y razonar, derecho a la vida”.

En economía se considera al agua dentro de los bienes libres, y a éstos se los define como aquellos bienes que se utilizan para satisfacer necesidades, pero que no poseen ni dueño ni precio, son abundantes y no requieren de un proceso productivo para su obtención. Ejemplo de ello son el agua de mar, la luz solar, el aire, los ríos, los manantiales y la lluvia, entre otros.

Lo que nos dice en definitiva la cotización del agua en la bolsa, en principio, es que el agua se está transformando en un bien escaso y esto implicaría su transformación en un bien económico.

Los que por oposición a los bienes libres, son bienes que se adquieren en el mercado, pero pagando un precio por ellos y, que satisfacen directa o indirectamente necesidades. En este sentido, el término bien se utiliza para nombrar cosas que son útiles a quienes las usan o poseen.

De todo lo comentado anteriormente se desprende que el agua debe ser gratis, y que si quisiéramos vamos con un camión cisterna y lo cargamos en un río, transportamos esa agua para llenar nuestra pileta y el costo no sería otro que el que implica mover el camión.

De manera que ha quedado claro que el agua no tiene precio en su condición de bien libre, pero lo paradójico es que sí se paga. Lo que verdaderamente se paga es la puesta a punto de ser consumida. El hecho de abrir una canilla dentro de casa y que salga agua implica toda una infraestructura onerosa: transporte, construcción de acueductos, depósitos, procesos de potabilización, mantenimiento, etcétera. El líquido propiamente tal, finalmente debería terminar funcionando como unidad de medida (Litro. m3. u otra medida) pero no ser susceptible de apreciación pecuniaria.

Por otra parte, también sabemos que el agua es hoy un producto caro: para enterarse de esto, basta con ir a comprar a un kiosco una botellita de medio litro y se cae en la cuenta que resulta más cara que la nafta.

Volviendo al principio resulta que la cotización del agua en la bolsa de valores implica el ingreso al mercadeo de un bien público, sobre el cual se generan derechos privados y exclusivos. Es decir, se genera un mercado formal de estos derechos de uso y aprovechamiento de agua.

Desde principio de diciembre, los derechos de uso del agua en California, USA, cotizan en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street. Pasó que tras una sequía prolongada por el recalentamiento estival padecieron una importante crisis hídrica. Precisamente ese hecho fue el que llevó a las empresas del rubro a cotizar en el mercado financiero, lo que produjo como consecuencia una fuerte y justificada alarma en una amplia red de instituciones que se preocupan por los asuntos ecológicos y medioambientales, incluidas las que dependen de la ONU.

Si tenemos por sabido que la Argentina posee la tercera cuenca de agua dulce más grande del mundo, se debería empezar a pensar una manera eficaz de protegerla en beneficio de la ciudadanía. Quienes deben encarar esta tarea son los representantes del pueblo

Los mercados a futuro tienen como función garantizar precios que permanecen prolongados en el tiempo (corto o mediano plazo) pero que se pagan en el presente. Es por eso que los grandes inversores usan estas formas de inversión y a través de ellas, producen importantes sistemas de acopio o almacenamiento, los que posteriormente utilizan con fines especulativos.

Como ya se sabe, los ciclos de escasez y abundancia son un artificio que bajo estas condiciones los generan quienes controlan el mercado; en este caso el del agua.

Por otra parte, es cierto que el uso desmesurado del agua ha producido la alteración de los ciclos naturales, en gran medida por los cambios en la utilización del suelo y su empleo irracional. Todo esto ha dado como resultado que este recurso imprescindible para la reproducción de la vida hoy se encuentre encabezando la lista de los van escasear en el corto plazo. Tanto es así, que los problemas del agua hoy están generando disputas geopolíticas.

Si tenemos por sabido que la Argentina posee la tercera cuenca de agua dulce más grande del mundo, se debería empezar a pensar una manera eficaz de protegerla en beneficio de la ciudadanía. Quienes deben encarar esta tarea son los representantes del pueblo, en ellos recae la responsabilidad de la protección de los recursos que son de todos.

La experiencia nos ha enseñado que la conducta que se ha empleado hasta ahora ha sido siempre aceptar mansamente el mandato de los países centrales como la única alternativa posible. Nos están avisando: vienen por el agua.

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