La UATRE le está pidiendo a los legisladores nacionales, a través de su máxima autoridad, su Secretario General José Voytenco, que modifiquen la estructura del Directorio del RENATRE para que los representantes patronales en ese organismo sean reemplazados por representantes obreros.
El gremio justifica su pedido en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, lo innegable: después de casi dos décadas de existencia, los resultados en materia de registración laboral están muy lejos de cumplir con los objetivos que le dieron sustento a la sanción de la Ley 25.191 por la cual se creó el RENATRE. Hay alrededor de 350 mil trabajadores y trabajadoras rurales registrados y más de 500 mil que no lo están.
En segundo lugar, la UATRE considera que siempre que fue convocada para apoyar al sector estuvo presente, acompañando a los productores, entendiendo que el crecimiento del sector beneficia al conjunto. Sin embargo, cada vez que el gremio planteó la necesidad de enfrentar con fuerza la lucha contra el trabajo no registrado la postura empresaria fue, en el mejor de los casos, ambigua, y en la mayoría de las oportunidades reticente.
Por otra parte, en las discusiones salariales en el marco de la CNTA (Comisión Nacional de Trabajo Agrario) los acuerdos se han trabado en muchas ocasiones, llegando al máximo exponente del desencuentro con el rechazo patronal al Bono de 15 mil pesos para Fin de Año propuesto por la UATRE, lo cual es considerado por el gremio como una muestra clara de la existencia de una actitud profundamente anti obrera en gran parte de la dirigencia empresaria del agro.
Alguien distraído (o mal pensado) podría decir que la actual propuesta de la UATRE puede interpretarse como un reflejo de la posición anti obrera, expresando una posición anti patronal. Por eso, tal vez sea oportuno hacer un poco de historia para darle el contexto adecuado a esta cuestión que está generando mucha repercusión.
Después del Estatuto del Peón, establecido por Perón en 1944, hasta el presente nunca nadie con poder se dignó a internarse en las profundidades de la realidad laboral del campo argentino para verificar si la ignominia de la Patagonia Rebelde de la década de 1920 fue totalmente superada y todas las familias trabajadoras gozan de una existencia digna.
Fue el gremio que representa a los trabajadores y trabajadoras rurales, la UATRE, la única entidad que planteó, a lo largo de sus más de 70 años de existencia, la necesidad de la dignificación de las condiciones laborales en el sector agropecuario.
En 1991 asumió la conducción de la UATRE el histórico dirigente Gerónimo «Momo» Venegas, quien le dio una impronta especial a la institución bajo la consigna de “Trabajar, trabajar y trabajar” para el fortalecimiento del gremio y la defensa de los intereses profesionales de los trabajadores del campo.
Ya en ese entonces, el carismático líder comenzó a impulsar la idea de una “libreta del trabajador rural” como medio de identificación y registración laboral. “En esa época – supo contar en un reportaje el propio Venegas – ningún presidente de las entidades empresarias me atendía el teléfono y pocos políticos amigos consideraban viable la propuesta del gremio”.
En 1996 la UATRE lanzó la “Campaña Nacional por el Blanqueo de los Trabajadores Rurales”, recorriendo todas las provincias argentinas para darle visibilidad al tema en los ámbitos urbanos, ante las autoridades provinciales, legisladores, periodistas y fuerzas vivas en general. Con un fuerte apoyo de la Iglesia, nunca faltó en los actos un cura gaucho que bendijese la epopéyica campaña.
Desde lo político, el apoyo más importante provino del entonces Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, hoy Canciller de nuestro país, Ingeniero Felipe Solá, quien acompañó la propuesta y respaldó la campaña con su presencia en diversos actos.
Llegó 1999 y, después de infinidad de idas y venidas, finalmente se aprobó en el Congreso de la Nación el proyecto de la UATRE que hacía obligatoria la Libreta del Trabajador Rural y creaba el RENATRE, Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores.
A pesar de haber sido elaborada por el gremio, la propuesta tuvo en cuenta al sector patronal, creando un Directorio con cuatro representantes obreros, designados por la UATRE, y cuatro representantes patronales, designados por las respectivas entidades, a saber: Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria Argentina y Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO). Asimismo, se dispuso que la Presidencia del Directorio sea ejercida, con alternancia anual, por un representante obrero y un representante patronal.
El gobierno del Dr. De la Rúa poco o nada hizo para poner en vigencia la ley aprobada que generaba un punto de inflexión en la actividad agropecuaria y las relaciones laborales del sector.
Fue durante el gobierno de emergencia del Dr. Duhalde, el 8 de marzo de 2002, que finalmente se puso en funciones la nueva entidad.
Hasta la puesta en vigencia del RENATRE, todos los empresarios del campo con personal registrado aportaban el 1,5% de la masa salarial al Fondo Nacional de Empleo, responsable de abonar el subsidio por desempleo. Lo llamativo e insultante era que los patrones del campo tenían que aportar, pero los trabajadores rurales junto al personal doméstico estaban explícitamente eliminados de la lista de posibles beneficiarios.
A partir del RENATRE, ese 1,5% que aportaban los empresarios rurales pasó a ser administrado por la nueva entidad y, por primera vez en la historia, trabajadores rurales desempleados comenzaron a percibir el beneficio de un subsidio, al que se sumó el Programa Nacional de Reinserción Laboral, diseñado para permitir el reentrenamiento laboral de los beneficiarios, de acuerdo a las necesidades y posibilidades de empleabilidad que existiera en su región de origen.
El malogrado Ramón Ayala sostuvo exactamente la misma línea de pensamiento y de acción frente a este tema que su antecesor, Venegas. Y es evidente que Voytenco expresa, sin ambages ni medias tintas, la continuidad institucional de la UATRE y de su política frente al flagelo del trabajo en negro, la explotación laboral, la trata de personas y el trabajo infantil.
Es por eso que la propuesta de que sean los trabajadores quienes constituyan el Directorio del RENATRE, sin participación patronal, con el acompañamiento como en el presente de dos síndicos designados por el Estado, no es más que la conclusión inevitable de una evaluación de resultados que cae por su propio peso.
Para Voytenco, los magros resultados del RENATRE encuentran su justificación “en el persistente conflicto de intereses entre el sector patronal y el sector obrero, que se manifiesta con vehemencia cada vez que enfrentamos el problema del trabajo no registrado”.
“Cuando hablamos de políticas públicas para el desarrollo del sector, todos “Somos el Campo”, pero cuando hablamos de terminar con la vergüenza nacional de los negreros y explotadores, solo queda la UATRE levantando la bandera del blanqueo”, subrayó Voytenco.
La amplia repercusión nacional que ha tenido este llamamiento de la UATRE a los legisladores nacionales seguramente tendrá próximamente su correlato en el Congreso en un año de alto voltaje político.