La semana de concientización sobre la sal, llevada a cabo del 08 al 14 de marzo, busca sensibilizar a la población sobre las afecciones que podemos vivenciar en nuestra salud si nuestro consumo de sodio es excesivo y brindar herramientas para disminuir su consumo.
Las políticas y movimientos a favor de la prevención de enfermedades cardiovasculares y de la mejora de la salud están abocadas a disminuir el consumo de sodio en la población. Si hay un ingrediente rico en sodio y, además, protagónico en el mundo culinario e industrial es la SAL o cloruro de sodio. Su exceso de consumo es el primer factor de riesgo de hipertensión, asociada a enfermedades renales, infarto, accidentes cerebrovasculares y muerte prematura.
El consumo de sodio en nuestro país es preocupante, los argentinos consumimos un promedio de cloruro de sodio de 12 gramos diarios, cuando lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 5 gramos diarios.
Nuestra percepción del sabor asociado a lo salado se fue construyendo a lo largo de los años, en función a nuestros hábitos alimentarios, cantidad de sodio consumido y naturaleza del mismo. Esta construcción se puede modificar a través de cambios paulatinos, de esa forma podemos ir acostumbrándonos a nuevos sabores e ir constituyendo nuevas formas de cocinar y darle sabor a nuestras comidas. Este año el lema a tratar es ¡Más sabor, menos sal!, invitación a dejar de poner a la sal en un lugar protagónico e inamovible y darle espacio a nuevas formas de cocinar, condimentar y preparar platos agradables a nuestro paladar y cargados de sabor. Para ello es importante:
Comenzar a utilizar nuevas hierbas y condimentos que aporten sabor a las preparaciones como: Romero, tomillo, orégano, laurel, ajo, pimentón ahumado y dulce, cúrcuma, jengibre, pimienta, comino y más.
No colocar el salero en la mesa.
Reducir gradualmente la cantidad de sal que antes pondrías en una receta, de a poco el cuerpo se va a ir acostumbrando.
Pero quedarnos en esas recomendaciones seria focalizar el cambio en la sal que nosotros mismos añadimos a las comidas y es importante entender que el principal consumo de sodio lo obtenemos de aquellos productos procesados y ultra procesados que lo contienen. El sodio en los productos alimenticios forma parte de aditivos, saborizantes o conservantes. No solo está presente en productos de sabor salado, es un componente importante de una diversidad de alimentos como galletas dulces, aderezos, caldos, sopas instantáneas, panificados industriales, enlatados, quesos, embutidos, snacks, y más. Esto hace que a la lista de consejos le debemos agregar los siguientes:
Disminuir la compra de productos procesados y ultraprocesados.
Amigarse con la cocina, las opciones más saludables siempre son las hechas de manera casera.
Investigar cómo elaborar reemplazos caseros de alimentos ricos en sodio como aderezos, salsas, caldos.
Lavar y enjuagar bien aquellos alimentos enlatados.
La construcción de hábitos lleva tiempo, y así también su deconstrucción. Esta semana apostemos al cambio de hábitos progresivo a favor de una alimentación más saludable, casera, con más sabor y menos sal.
La Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351) es Médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF