El mercedino Mario Rivas, quien es uno de los armadores de la primera sección electoral en la UCR, es uno de los que apoya un cambio y en estas elecciones venideras va con Martín Lousteau y Gustavo Posse.
Si bien la Unión Cívica Radical tiene, desde su génesis una activa vida partidaria interna, con un gran disciplinamiento orgánico y una participación horizontal inusitada en la vida política de nuestro país, los referentes radicales actuales nacionales, provinciales e incluso locales ponen especial énfasis en las elecciones internas del próximo 21 de marzo.
En ese sentido Mario Rivas cree que las próximas internas son claves no solamente para la renovación y el fortalecimiento partidario sino también de cara al próximo armado electoral ya que los resultados impactarán directamente en el frente Juntos por el Cambio.
■ ¿Por qué internas?
Creo que es una característica del partido. La participación política y el debate enriquecen las discusiones políticas hacía adentro. Soy un convencido de que para fortalecer la democracia argentina es necesario la existencia de partidos políticos fuertes. Creo fervientemente en la búsqueda de consensos pero cuando ese estadio no se alcanza, es necesario dirimirlo en las urnas. Es por ello que estamos transitando este camino y serán los correligionarios de toda la provincia de Buenos Aires los que decidan los destinos de los próximos años de partido.
■ ¿Hablás de consensos, por qué creés que no alcanzó en esta oportunidad?
La herramienta de la interna para la UCR es justamente un vehículo para alcanzar el consenso. El 22 de marzo gane quien gane, el radicalismo provincial estará unido, más fortalecido, defendiendo las banderas y los principios históricos del partido. Está claro que existen diferencias. Para nosotros el radicalismo en los últimos 4 años ha desaprovechado una oportunidad. Por comodidad, por inexperiencia o por incapacidad hemos delegado en nuestros socios políticos la conducción del frente Cambiemos. Necesitamos otro radicalismo. Un radicalismo que no solamente se conforme con espacios legislativos. Necesitamos un radicalismo con vocación de poder, con capacidad de gestión ejecutiva, que participe en el armado y en la ejecución de políticas públicas. Quiero un radicalismo incómodo, un radicalismo que la sociedad pueda interpelar. Necesitamos salir de la zona de confort.
Para nosotros el radicalismo en los últimos 4 años ha desaprovechado una oportunidad. Por comodidad, por inexperiencia o por incapacidad hemos delegado en nuestros socios políticos la conducción del Frente Cambiemos.
■ Se los critica a Posse y a Lousteau por su paso por el kirchnerismo, ¿qué opinás?
Son chicanas políticas. Es lógico que en esta coyuntura suceda eso. Lo que no podemos es nivelar la discusión para abajo. Somos un partido que tiene un solo intendente en el conurbano, que gestiona un distrito con una multiplicidad de problemas, y que gestiona muy bien. San Isidro es punta de lanza en educación, salud, seguridad, etcétera. Contrariamente a defender y sentir orgullo como radicales de que Gustavo es un gran intendente, cae en la crítica y la chicana barata que no suma nada. Lo que más me preocupa de esto que las críticas vienen de referentes nacionales, con grandes responsabilidades institucionales. Creo que se apela a la chicana porque algunos no se imaginaban que podíamos armar en la provincia de Buenos Aires lo que hemos armado. Nosotros consideramos que independientemente del resultado de la interna ya se ganó. No solamente hemos crecido en los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires sino que logramos que el otro sector en disputa nos copie, no solamente discursivamente sino en el armado de lista. Eso para nosotros es beneficioso para el partido. Por el oficialismo actual también reconoce que necesitamos ser protagonistas. Necesitamos competir con nuestros socios en igualdad de condiciones. Lo dijimos antes, lo reafirmamos ahora. Evidentemente no estábamos equivocados en el diagnóstico.
■ Se dice públicamente que Vidal apoya la lista de Abad, ¿al PRO no le conviene que ganen ustedes?
La verdad no sé si les conviene o no y tampoco sé lo que piensa la ex gobernadora. Es una interna radical. Yo creo que más que entrometerse en la vida interna de nuestro partido deben fortalecer el propio. No lo digo peyorativamente, tengo mucho respeto por el PRO y por los dirigentes que lo integran. Considero que un radicalismo que le dispute los espacios de poder lo puede llegar a incomodar más. Y eso es a lo que apuntamos. Deben existir reglas de competencias claras, no se debe proscribir la participación, y por sobre todas las cosas debemos ampliar la base de sustentación política. Con lo que tenemos no alcanza. Debemos abrazar y sumar otros sectores, que se han ido o que se sentían lejos de cambiemos. Hoy debemos ir a buscarlos.
Por dar un ejemplo, acá en Mercedes, en las elecciones del 2017 desde la provincia (en ese momento Vidal era gobernadora) enviaron a un «emisario» político a pedir que integre la lista de concejales una integrante del partido FE. En ese momento, partido que integraba la coalición. En el 2019 nos «solicitaron» lo mismo. Pero a diferencia de la vez anterior, la mesa política local se negó a la petición. ¿Cómo terminó todo? El partido FE siendo funcional al kirchnerismo local en cada votación del Concejo Deliberante. Debemos terminar con los «paracaidistas» políticos que generalmente conocen poco el territorio y por ende eligen mal los candidatos para integrar listas. Lo que planteamos desde Evolución Radical es terminar con este tipo de prácticas y utilizar la herramienta de la PASO para dirimir candidaturas. Que sean candidatos competitivos y que la oferta electoral de cara a la sociedad sea heterogénea y novedosa.
Ustarroz ha tenido la picardía política de aprovechar la política nacional y provincial de envíos de fondos sin distinción política, adueñándose de obras que no eran producto de la gestión local como propias.
■ Y ya que mencionaste a Mercedes, ¿cómo ves la gestión local?
Los primeros 4 años de Ustarroz a mi juicio fueron una gestión de maquillaje. Ha tenido la picardía política de aprovechar la política nacional y provincial de envíos de fondos sin distinción política, adueñándose de obras que no eran producto de la gestión local como propias. A su vez, el umbral de la gestión anterior (su socio político Carlos Selva) ha sido muy bajo entonces eso hace que la gestión de Ustarroz haya sido calificada en algunos casos como buena. En el segundo mandato es difícil analizarlo porque tuvimos un año de cuarentena, el país prácticamente parado. Yo lo analizo como parte de un modelo político que ha degradado la vida política e institucional de la Argentina. El kirchnerismo intenta apropiarse de todo. Lo ha hecho con los derechos humanos, lo hizo con las vacunas, lo intenta hacer con la justicia y con cada institución o lucha que le signifique rédito político/electoral. Ustarroz y la gestión son parte de ese kirchnerismo. Lo que vemos es que ya no tienen credibilidad de ningún tipo y existe un hartazgo social muy notorio.
■ ¿Gobernar la ciudad es una cuenta pendiente?
Sin dudas que sí. Para ello estamos trabajando día a día. Desde que comenzamos con Lucas Fal, nuestro deseo es gobernar Mercedes. Es por ello que hacemos política. Para transformar la realidad. Para dar las batallas que haya que dar en pos del bienestar de la gente. Aún cuando esas batallas sean incómodas. Tenemos vocación de servicio y también vocación de poder. Por eso creo que en Mercedes se fue dando un proceso político, con aciertos y errores, de un fortalecimiento y aprendizaje político muy importante. Lo de Lucas primero, el trabajo de Oscar Albini, Edgar Killmeate, Sesón Comesaña y Esteban Biagini en el Concejo Deliberante y la muy buena elección que hizo Julia De Paola (aún en un contexto nacional desfavorable) son parte de este proceso político. Es una continuidad que, independientemente de los nombres propios, inevitablemente nos llevará a gobernar y a transformar la ciudad.