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La teoría del “bache” y el término “aleatorio”

Como varias de mis amigas, entre los 61 y los 71 años, llevo cuatro meses desde la aplicación de la primera dosis de Sputnik V, sin turno para la segunda, cualquiera fuese la combinación aprobada.

Tanto Alicia R. cuanto Graciela M., sólo por citar a dos, han realizado diversas gestiones, como yo, en distintos ámbitos. No incluiré en estas tramitaciones a otra amiga, Graciela G., quien lucha contra el Covid, intubada, desde el 9 de agosto, injustamente con una sola dosis de la misma vacuna. Sólo los médicos que la asisten y Dios nos la traerán de regreso. Obvio: ella no está en condiciones de luchar por su esquema de vacunación completo, ya. Cabe aclarar que cada una de nosotras ha realizado sus respectivos intentos de solución por su lado, individualmente, y han sido las ventajas del whats app las que nos han revelado las coincidencias.

Hemos recurrido a distintos puertos buscando respuesta fundada: denunciamos en la página de “vacunatePBA.gba.gob.ar” , hablamos al centro de vacunación donde recibimos la primera dosis y nos dirigimos a él en forma presencial, alguna reclamó a través del muro de Facebook del Municipio, llamamos al 148 con diversa suerte (a mí no me atendió nunca nadie pero a Alicia R., sí: una voz ebria o somnolienta que le habló de “paciencia”), nos dirigimos telefónica y presencialmente a la Secretaría de Salud Municipal, donde logramos hablar con sus máximas autoridades. Y hasta aquí llegamos. Fue en esta instancia en la que nos encontramos con la novedosa y no menos cínica “teoría del bache”. Cada “puerto” cuenta con su vocabulario: en el centro de vacunación, la palabra estándar es “aleatorio”.

La explicación recibida reza que nosotras, como tantos otros desconocidos, hemos tenido la desdicha de caer en el “bache”, que se produjo en los vacunados con primera dosis entre la última semana de abril y la primera de mayo, y que los funcionarios no pueden explicar

La teoría del bache

La explicación recibida reza que nosotras, como tantos otros desconocidos, hemos tenido la desdicha de caer en el “bache”, que se produjo en los vacunados con primera dosis entre la última semana de abril y la primera de mayo, y que los funcionarios no pueden explicar. No saben “cómo sucedió”. “Es algo inexplicable”.

RAE: “BACHE”
(Entrada 1ª).
1- (m) Hoyo o desigualdad en el pavimento de calles, carreteras o caminos.
2- (m) Descenso transitorio que se produce en una actividad continuada.

(Entrada 2ª)
1-(m) Sitio donde se encierra el ganado lanar para que sude, antes de esquilarlo.

Es de suponer que los funcionarios que nos atendieron, al enunciar el fenómeno del “bache” habrán querido referirse a la segunda acepción de la primera entrada que cita el diccionario, entre cuatro. Es obvio que no se referían al pozo en el pavimento, y es de desear que no hayan querido aludir al sentido del término en la segunda entrada. Ya sabemos que nos tratan con desaprensión, ya hemos experimentado que hacen “acepción de personas”, pero que nos conciban como “ganado”, ya sería demasiado.

Un sistema aleatorio
“Lo que pasa es que el sistema es aleatorio”, fue la respuesta recibida en el centro de vacunación de boca de una agente- que ni siquiera nos pidió el documento de identidad y la carta de vacunación donde consta también el número de “ciudadano”-, ante nuestra demanda por “falta de criterio en la adjudicación de los turnos”, con abundancia de ejemplos.

RAE: “ALEATORIO”
(Una sola entrada. Dos acepciones)
1-(adj.) Que depende del azar (la casualidad).
2- (adj.) Perteneciente o relativo al juego de azar.

Cualquiera sea el sentido que la empleada haya querido darle al término “aleatorio”, los que caímos en el BACHE estamos “al horno”, para hablar con una metáfora popular.

Léase: “el sistema de vacunación depende del azar” , es decir de la casualidad, como bien lo aclara la misma Real Academia Española, o –lo que sería peor– se toma como un juego de azar –una ruleta, por ejemplo.

Si el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires ha constatado el “bache” en el que nos incluimos todos los mayores de 60 años con un desfasaje en los tiempos esperables de recepción de segunda dosis contra el Covid-19, ¿no pudo resolverlo en cuatro meses? ¿No fueron capaces de “rellenar el bache” en ciento veinte días?

Mientras los ciudadanos comunes como Alicia, las dos Gracielas y yo padecemos la falta de planificación, de criterio, de eficiencia, de operatividad y de aptitud, muchos fueron los privilegiados que recibieron la vacunación completa antes, sin justificaciones más que políticas, en el país, en nuestro distrito y en distritos vecinos también. ¿Qué tenemos que interpretar? ¿Que además de constituir “un gasto”, como lo ha expresado el Presidente de la Nación hace varios meses, somos descartables?

Palabras, palabras, palabras… Una propaganda insistente hace algunas semanas golpea nuestros oídos con un hipócrita “las cosas nos van a salir bien, vamos a salir…”

¿Por qué no demuestran en el presente que son capaces de hacer las cosas bien?


* Mónica L. Tirone es docente jubilada. DNI: 10826989

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