Parece una pregunta retórica, pero sin embargo contiene un interrogante que debiera llamarnos a la reflexión, dado que, a poco de contemplar el comportamiento de nuestra sociedad en esta fecha, podemos arribar a inquietantes conclusiones y a nuevos y más profundos interrogantes.
Tal vez debiéramos preguntarnos ¿Qué tanto saben nuestros jóvenes, adolescentes y niños sobre el 25 de mayo? O ¿Qué significado pervive en nuestra comunidad sobre una de las fechas patrias más importantes de la Argentina?
Porque a fuerza de machucones y mamporros que van dejando huellas en nuestro cuerpo social por la falta de solución real y duradera a los principales y más angustiantes problemas de los argentinos, daría la impresión de que los únicos momentos en los cuales nos nace naturalmente las ganas de festejar nuestra argentinidad es cuando juega, y especialmente cuando gana, nuestra selección nacional de fútbol.
Es hermoso ver a integrantes de todas las capas sociales de nuestro pueblo salir a la calle a festejar, unidos, enérgicos, envueltos en colores celeste y blanco al grito de “¡Argentina! ¡Argentina!”.
Pero esa euforia y orgullo nacional dura tanto como la extensión de la jornada hasta altas horas de la noche. Después, volvemos a la rutina, a la lucha que es cruel y es mucha, según reza un dicho bien popular y muy cierto.
¿Será que el sentimiento patriótico pasó de moda? ¿Será que el tomar conciencia de vivir en un planeta globalizado nos transforma en ciudadanos del mundo? ¿Ese es el motivo por el cual el patriotismo “no garpa”?
Yo creo que nadie puede desarrollarse en una sociedad si no posee identidad, de la misma manera que no creo que un país pueda tener correctas relaciones internacionales sin preservar su identidad nacional.
Por lo tanto, debiera ser objeto de una permanente atención el bregar para que nuestro sistema educativo, al mismo tiempo de promover los valores de la inclusión, la democracia y el respeto por la diversidad de géneros, fortalezca sistemáticamente los valores de la Nación, de su historia y de su origen revolucionario, que es lo que aconteció en la dramática semana de mayo de hace 212 años en la ciudad de Buenos Aires, la “hermana mayor”, al decir de Juan José Paso, de las ciudades y pueblos integrantes del Virreinato del Río de la Plata.
Debiera ser objeto de una permanente atención el bregar para que nuestro sistema educativo, al mismo tiempo de promover los valores de la inclusión, la democracia y el respeto por la diversidad de géneros, fortalezca sistemáticamente los valores de la Nación, de su historia y de su origen revolucionario, que es lo que aconteció en la dramática semana de mayo de hace 212 años en la ciudad de Buenos Aires.
El 25 de mayo de 1810 nació el Primer Gobierno Patrio elegido por la voluntad popular de ser independientes y administrar nuestra vida sin la sujeción a las decisiones de un monarca. En medio de una situación harto compleja, fue exitosa por la férrea voluntad de patriotas que se organizaron para exigir el fin del Virreinato y poner en marcha los cimientos de una nueva nación, la cual seis años después declararía su independencia de España “y de toda otra dominación extranjera”, texto agregado al Acta de Declaración de la Independencia el 19 de julio de 1816 con el objeto de dejar en claro a propios y extraños nuestra voluntad soberana.
Cuando me hice a mí mismo las preguntas que motorizaron la redacción de esta nota, me puse a investigar sobre estudios sobre el tema de la consideración de nuestras fechas patrias, especialmente en los sectores más jóvenes de nuestra sociedad. No encontré mucho disponible. Si usted llegó hasta aquí en la lectura y tiene elementos para aportar, con mucho gusto los publicaremos en próximas entregas.
Por lo pronto, comparto aquí dos llamados de atención en relación con esta cuestión.
En 2010, al cumplirse el Bicentenario de la Revolución de Mayo, el Dr. Jorge Horacio Gentile, Profesor Emérito de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional y de la Universidad Católica de Córdoba, hizo una encuesta entre 45 alumnos de tercer año de la carrera de Derecho, quienes en ese momento tenían entre 20 y 25 años. Una muestra pequeña, por cierto, pero que podría considerarse como un grupo focal como explicamos en una reciente nota sobre las encuestas.
A la pregunta del docente: “¿Qué se conmemora en el Bicentenario?” el 55% contestó “el primer gobierno patrio” o “la Revolución de Mayo”; pero el 13,5% dijo que era “el aniversario de la Declaración de la Independencia”, el 2,5% contestó diversas ambigüedades, destacándose un caso que dijo que la fecha correspondía a “la creación de la Constitución”, y lo más llamativo fue que el 29% no supo qué contestar.
Cuando el Dr. Gentile les preguntó a sus alumnos específicamente sobre el feriado del 25 de Mayo, el 84% contestó que estaba relacionado con “la Primera Junta”, pero solo el 33% ubicó esa fecha en el año 1810 y en la ciudad de Buenos Aires. Un 16% no supo qué responder.
Al publicar su encuesta, realizada junto a la jefa de trabajos prácticos, Natalia Sabrina Kenis, el Dr. Jorge Gentile afirmó: “De lo relevado en esta muestra se puede concluir que nuestros chicos – y no sólo mis queridos alumnos de la Universidad Católica- carecen de conocimientos básicos respecto de la Nación a la que pertenecen, lo que atenta seriamente contra su identidad ciudadana, y, lo que es más grave, denota graves falencias en el sistema educativo, que es necesario reparar cuanto antes. Además, se trata de personas que por su preparación pronto (cursan una carrera de 5 años) deberán asumir; como futuros abogados, jueces, legisladores, fiscales, docentes o expertos en Derecho; un liderazgo en la sociedad donde proyectarán las carencias detectadas.”
Y agregó, a modo de dramática conclusión: “Desgraciadamente, los estudiosos de la historia han discutido tanto sobre lo que pasó en el Cabildo de Buenos Aires aquel glorioso 25 de Mayo de 1810 -muchas veces para justificar posturas ideologías o decisiones políticas actuales- que han desfigurado, en la memoria colectiva, el sentido de lo que quisieron, hicieron y resolvieron los hombres de Mayo.”
Por su parte, el 25 de mayo de 2016, el Diario Hoy de la ciudad de La Plata, capital de provincia de Buenos Aires, afirmó que “según una encuesta, cuatro de cada diez argentinos confunden esta fecha histórica con hechos como la Declaración de la Independencia, la Creación de la Bandera o el Cruce de los Andes. Todo un símbolo de la merma educativa a 206 años de la Revolución”.
Le hago una respetuosa invitación: investigue usted en su ámbito cotidiano qué sabemos sobre el 25 de mayo, especialmente qué saben y qué sienten al respecto los más jóvenes.
¡Pensar que nacimos de una revolución y luego hemos caído tantas veces en las garras de la dominación extranjera! ¿No será el momento de reivindicar y renovar el sentimiento patriótico?
Me quedo con la interesante reflexión final del Dr. Gentile: “Se torna imprescindible y urgente que el sistema educativo -en todos sus niveles-, los medios de comunicación, las familias y las sociedades intermedias procuren cubrir estas lagunas que jóvenes, y no tan jóvenes, tienen en su memoria respecto de lo que fuimos y de lo que somos; para no equivocarnos en lo que queremos, para nosotros y para nuestra posteridad. ¡Qué desafío!”
¡Luzcamos con orgullo nuestra enseña patria en nuestros pechos en esta Semana de Mayo!
■ Jorge Pirotta es periodista, y director del periódico digital «El Agrario»