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“El acompañamiento”: una metáfora de la libertad

El teatro es un detonante social que muestra al hombre en su totalidad, desnudando su condición humana en sus fibras más íntimas.

Toda vez que nos enfrentamos a un hecho teatral somos modificados a través de la comunión con el personaje por sus vivencias y transformados por la magia inexplicable que nos funde con él.

Las dictaduras de todas las épocas han visto en el teatro un peligro y lo han perseguido o prohibido pero los artistas siempre encontraron recursos para escapar de esos peligros y su ingenio superó a las mentes estrechas de los opresores.

Durante el período de 1976 hasta 1983 la República Argentina, sufrió una de las más feroces y despiadadas dictaduras de nuestra historia, donde la censura y la persecución de artistas que, incluso debieron exiliarse, fue un denominador común. Frente a estos ataques y la eliminación de la Cátedra de “Autores Argentinos Contemporáneos» de los programas oficiales de las escuelas de teatro, surgió la organización. Actores, directores, autores y productores comenzaron a reunirse para llevar a cabo la resistencia cultural; lo hacían de forma clandestina en el Teatro del Picadero por la madrugada y coincidieron en la idea de fundar un Teatro de la Resistencia, donde la imaginación se enfrentara con el miedo.

Osvaldo Dragún propone escribir 21 obras de teatro – breves – interpretadas por 21 actores, 3 obras representadas por día, lo que hacía que durante los siete días de la semana el público tuviera la posibilidad de ver teatro en un horario inusual: las 18:00 y el precio de las entradas equivalía a la mitad del costo de una localidad de cine.

Una semana después de la inauguración del ciclo sucedió un hecho repudiable, el “Teatro del Picadero” fue incendiado, de manera intencional, al ver la convocatoria de público que había logrado.

Lejos de intimidarse los artistas consiguieron innumerables colaboraciones de intelectuales, y artistas del país e incluso, productores teatrales que ofrecieron sus salas. Después de analizar la situación, se decidió que sería en el Teatro Tabarís, la más comercial de todas las salas de la calle Corrientes y con el doble de capacidad que el “Teatro del Picadero”.

En la nueva sala se estrenó, en 1981, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza bajo la dirección de Alfredo Zemma, con las actuaciones de Carlos Carella en el papel de Tuco y Ulises Dumont en el de Sebastián.

Pasaron 41 años y el sábado 5 de noviembre nos encontramos una vez más con Tuco, ensayando “Viejo Smoking”, el antológico tango de Gardel; solo que en esta oportunidad estamos en el Teatro Talía y la magia fluye.

Ricardo Boffi nos acerca a Tuco y lo viste con el ropaje maravilloso de un texto inefable que muestra a un soñador que ha decidido ir en pos de su quimera. Cada gesto, cada inflexión de voz, el manejo del espacio, son abordados con talento por este gran actor que se encarga de interpelar con maestría los silencios, las miradas y los guiños del personaje.

Darío Brenna, compone con justeza a Sebastián, el amigo de siempre que viene a poner orden en el delirio e intenta, sin suerte, que Tuco reflexione tratando de llevarlo hacia la realidad. Su parlamento, sujeto al de su compañero de juventud,  debe ser medido, cauto,  y  Brenna así lo transmite al espectador.

La acción progresa y el diálogo, por momentos se tensa, todo parece terminar entonces, pero sobreviene una tregua que permite apreciar la destreza de estos actores que elevan el tono en su justa medida y vuelven al reposo a través de la química que han sabido construir en el escenario.

Boffi  (Tuco) y Brenna (Sebastián), en un trabajo actoral de excelencia hacen de sus criaturas dos seres dúctiles que bordean la ternura, el enojo, la nostalgia y la lealtad de manera expresiva y conmovedora.

“Teatro Abierto” nació como un teatro de la resistencia pero sus autores no fueron panfletarios ni obvios, nos regalaron hermosas obras que hoy forman parte de la historia grande del teatro argentino contemporáneo.

El texto de “El Acompañamiento” sigue intacto, no ha perdido vigencia porque trata de un tema que es inherente a la condición humana: la Libertad

Ricardo Boffi da una verdadera clase de teatro al dar vida a Tuco y Darío Brenna lo acompaña, con gran solvencia, en su composición de Sebastián

El próximo 10 de noviembre, en el Teatro Talía, a partir de las 20:00, volverán a subir a escena esta obra maravillosa. Mi consejo es que no dejen de verla porque siempre es bueno recordar las palabras de Tuco…”La Libertad no se paga con nada”.

Reservas: 11- 3877-6214 /  4420-9663

10 de noviembre: última función

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