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De Pedro subrayó la importancia de motorizar un masterplan de manejo del agua ligado al potencial productivo

El ministro del Interior, Wado de Pedro, expuso hoy en el Congreso Judío Latinoamericano, donde hizo hincapié en la necesidad de llevar adelante en Argentina “un masterplan que nos permita cuidar un recurso tan estratégico y necesario como es el agua”, ligado además a impulsar “el potencial productivo de todo el territorio argentino”, en un encuentro ante las autoridades de las principales entidades judías, del que también participaron el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela; y el exministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez. Ambos temas fueron centrales durante la misión que el titular de la cartera encabezó -junto a gobernadores y representantes de 10 provincias de todo el país- a Israel, en abril pasado.

El funcionario del Ejecutivo recordó que “cuando comenzó la pandemia, junto a Julián Domínguez y otros ministros le propusimos al presidente Alberto Fernández confeccionar un plan de desarrollo federal; debíamos aprovechar el tiempo de pandemia para analizar cuál era el perfil productivo de cada una de las provincias, y cuáles eran las obras que hacían falta para potenciar el perfil productivo de cada región”.

“Así fue como, junto al resto de las carteras ministeriales y los gobernadores y gobernadoras del país, se realizó un relevamiento de todas las obras de infraestructura que se necesitaban en cada rincón de Argentina, ligadas directamente al desarrollo del sistema productivo, y a la posibilidad de potenciar y diversificar la matriz productiva de cada una de las regiones”, prosiguió Wado de Pedro durante la disertación, de la que también participaron el director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano, Claudio Epelman; el presidente de la AMIA; Amos Linetzky; y de la DAIA, Jorge Knoblovits. Además de autoridades de la Organización Sionista Argentina, el Museo de la Shoá, las comunidades Amijai, Sefaradí, Bet Hilel, el Seminario Rabínico Latinoamericano, las Escuelas Scholem Aleijem, Tarbut y Martín Buber, el Club Cissab, Hebraica, Macabi, la ORT, los Juegos Macabeos, Fundación Tzedaká, FACCMA y Hacoaj, entre otras.

Y añadió que en esos encuentros se incorporó a los sectores empresarios y productivos, “quienes nos dieron a conocer sus necesidades para poder generar más empleo, y más inversión; y nos informaron cuáles eran los problemas estructurales, de logística, de gas, de producción de energía; así como necesidades de rutas, ferrocarriles y mayor conectividad”.

Así surgió por consenso la necesidad de encarar un plan de desarrollo federal. “En función de ese plan, observamos que el 30% de las obras solicitadas estaban ligadas a la gestión del agua”, apuntó.

“El potencial de la Argentina radica en cultivar superficies productivas que, por déficit hídrico o por alguna coyuntura de falta de tecnología, no se puede producir. Comenzamos entonces a analizar un plan estratégico que había confeccionado Julián Domínguez, denominado ´Plan de Agricultura, Ganadería y Pesca 2010/2020´, donde encontramos que Argentina tiene bajo riego dos millones de hectáreas, y que podía hacer crecer y hasta triplicar esa superficie.”

“Junto a otros ministros nos preguntamos: ´¿Cuál es el país que más multiplicó su producción, a raíz del correcto uso de tecnología y de gestión del agua?´. Y nos respondimos: ´Israel´. Y así comenzamos a planificar la visita a ese país.”

El funcionario del Ejecutivo recordó una frase que en aquel momento pronunció el presidente de Israel, Isaac Herzog: “Entre el potencial que tiene Argentina y la tecnología que caracteriza a Israel, podemos alimentar al mundo”.

En ese sentido, concluyó: “Vivimos en un mundo cada día más caótico y con mucha incertidumbre. La certidumbre (por lo menos en mi forma de pensar) se construye con planificación, con objetivos claros, con consensos sobre hacia dónde vamos. Es necesario pensar un proceso productivo consensuado con todas las fuerzas políticas, y que después la tensión acerca de quién gobierna y cómo gobierna se produzca a partir de ese piso. No podemos rediscutir cada cuatro u ocho años un modelo productivo”.

El titular de Interior resaltó además el rol de la exembajadora de Israel en Argentina, Galit Ronen, no sólo en lo relativo a la organización de la gira a ese país, sino también en la recomposición de lazos entre ambas naciones: “Estamos, en términos políticos y diplomáticos, en una etapa muy buena de relación país-país, con lo cual ésa fue una misión cumplida”, aseguró.

“Luego de muchísimos años de interferencia por parte de intermediarios que viven en la división”, el titular de Interior destacó la importancia “de volver a tender puentes ligados al encuentro sincero y fraternal, que me parece lo más destacable, a partir de ese amor que sentimos por Argentina”.

En el actual contexto mundial, el titular de Interior hizo hincapié asimismo en la necesidad de que “muchas dirigencias de todos los sectores de Argentina, cualquiera sea su color político”, comiencen a motorizar “la voluntad de reflexionar qué vuelta le damos a nuestro querido país para que comience a funcionar en serio, por mucho tiempo, y en beneficio de toda la sociedad”.

“Y fundamentalmente, de cara a los que menos tienen, que es el objetivo de nuestra filosofía peronista: tratar de atender a los que menos tienen para que se suban a esa gran clase media argentina, como sucedió en otros tiempos”, prosiguió Wado de Pedro.

Por su parte, Julián Domínguez destacó que el actual contexto permite que nuestro país tenga “mucho para trabajar, de modo de dar respuestas a las demandas del mundo”. “También es necesario trabajar en políticas agrobioalimentarias”, añadió, para luego concluir que lo que más le impactó del viaje a Israel fue “ese sentido del pueblo judío de aferrarse a la tradición, a la historia, y a lo religioso, en convivencia con un cambio tecnológico sin precedentes. Me parece que ése es el desafío: volver a nuestra tradición y nuestros orígenes”.

Mientras que Eyal Sela subrayó la “amistad entre Argentina e Israel”, ya que “fuimos, somos y seremos amigos, sea quien sea quien gobierne a Argentina o a Israel”. Al tiempo que valoró los acuerdos generados entre Mekorot y las provincias de San Juan, Mendoza, Catamarca, La Rioja y Río Negro en torno al correcto manejo del agua.

Durante la gira por Israel -realizada del 22 al 28 de abril-, la comitiva encabezada por Wado de Pedro visitó la planta de filtración de agua de Eshkol, una planta de bombeo de la compañía nacional de agua de Israel -Mekorot-, y recorrió el llamado Proyecto “Menashe”, con el objetivo de conocer de primera mano políticas y acciones en el manejo del agua.

El ministro del Interior mantuvo además una agenda amplia, vinculada tanto con el desarrollo productivo y humano de las provincias, como con el intercambio de documentación histórica, con el fin de preservar la memoria de las víctimas del Holocausto. En Israel, visitó el Museo de la Shoá, Yad Vashem, con cuyas autoridades firmó un convenio, dos meses después y ya en Buenos Aires, para la articulación de dicha institución con el Archivo General de la Nación.

Además, en Israel se reunió con el presidente Isaac Herzog; el ministro de Relaciones Exteriores de Israel y actual primer ministro, Yair Lapid; con la ministra del Interior, Ayelet Shaked; y con el viceprimer ministro y titular de la cartera de Justicia, Gideon Sa’ar.

A su vez, en Israel estableció relaciones con la empresa estatal israelí Mekorot, una compañía líder en la investigación e implementación de herramientas para la gestión eficiente de los recursos hídricos, para contar con la experiencia y asistencia técnica de esa firma en la elaboración de proyectos en diversas provincias de nuestro país. A raíz de dicho vínculo, ya propició la firma de convenios entre Mekorot y las provincias de Mendoza, Río Negro, San Juan, Catamarca y La Rioja, realizadas en los últimos meses en Buenos Aires con la participación del Consejo Federal de Inversiones (CFI).

Integrado por organizaciones de 18 países de la región, el Congreso Judío Latinoamericano reúne y representa a las comunidades judías de América Latina. Forma parte además del Congreso Judío Mundial, que nuclea a más de 100 comunidades alrededor del mundo.

Se estima que, con más de 200 mil miembros, la comunidad judía argentina es la séptima en tamaño en todo el mundo, luego de Israel, Estados Unidos, Francia, Canadá, Reino Unido y Rusia.

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