Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los propietarios de tierras agrícolas es la deforestación. Suele producirse por el uso intensivo de los recursos y la falta de concienciación a la hora de reponerlos, por ejemplo, mediante reforestación o por la expansión de las tierras agrícolas. Aunque no tan conocido como el Amazonas, el bosque indígena del Gran Chaco, situado entre Argentina, Paraguay y Bolivia, sufre este mismo problema.
Los grandes agricultores de soja y girasol, que cultivan de forma extensiva, fomentan la tala de grandes zonas de bosque para mantener su nivel de producción cuando las tierras originales no son fértiles debido al agotamiento total de los nutrientes del suelo. Esto causa un daño incalculable en la flora y la fauna local, cuya biodiversidad se ve seriamente afectada.
Para conseguir revertir la situación en el Gran Chaco y otros bosques del planeta, es necesaria una regulación de la deforestación. En esta región, por desgracia, esta regulación se ha visto obstaculizada por una serie de factores, como la importancia económica del sector agrícola, unas reservas de carbono relativamente bajas y la prevalencia de la tenencia privada de la tierra.
Teledetección para monitorizar los bosques
Gracias a los avances tecnológicos, las nuevas herramientas y métodos permiten tener un mayor control sobre el bosque, lo que también se traduce en una mejor gestión forestal. Por norma general, los bosques tienen una extensión enorme, con zonas remotas y/o de difícil acceso, por lo que conocer las condiciones de cada hectárea de bosque es una tarea casi imposible de hacer sobre el terreno o con métodos tradicionales. La gran ventaja de la teledetección radica en sus imágenes de satélite alta resolución, con las que se puede monitorizar el bosque entero y, en base a las distintas longitudes de onda que captan los sensores y los programas informáticos dedicados con mejoras en inteligencia artificial o aprendizaje profundo, ofrecer información adicional sobre la salud de los árboles, las condiciones del suelo y, en general, el estado del bosque.
La teledetección también sirve como base para cartografiar un bosque en 3D. Esto tiene una amplia gama de usos, desde conocer cómo de accidentado es el terreno hasta la monitorización de cambios en la cubierta vegetal del bosque, pasando por el mapeo de la extensión de una especie invasora. El último descubrimiento de las imágenes espectrales es sorprendente, pues su enfoque es algo totalmente novedoso para el estudio de los bosques a distancia: química foliar. Las estimaciones de la química foliar de las copas permiten comprender mejor el funcionamiento de los ecosistemas forestales, ya que muchos procesos bioquímicos, como la fotosíntesis, la respiración y la descomposición de la hojarasca, están relacionados con ella. Gracias a los datos de alta resolución espectral ha permitido estudiar muchos observables relevantes para la salud forestal, como la concentración de nitrógeno, carbono y pigmentos foliares.
El futuro de la teledetección en la protección forestal
El principal avance de la teledetección en los últimos años ha sido el de una mayor disponibilidad de datos de alta resolución espaciales y espectrales, gracias al significativo aumento de la cantidad de satélites y mini satélites que orbitan el planeta. Entre los futuros avances más esperados en este campo se encuentran las imágenes hiperespectrales, que prometen ofrecer una mejor distinción de la cubierta forestal respecto a otros atributos fisiológicos; mejoras en el LIDAR, que podrá proporcionar estimaciones de la biomasa forestal, la altura y la distribución vertical de la estructura del bosque con gran precisión; o aplicaciones de radar que penetren el dosel del bosque para poder controlar mejor las características del suelo forestal.
A su vez, el empleo de métodos avanzados de análisis digital basado en imágenes de satélite de alta resolución dará información detallada sobre la estructura y los procesos ecosistémicos de los bosques. A medida que aumente la disponibilidad de imágenes multi resolución y de múltiples fuentes, los mapas que se generarán serán de mayor calidad. Todas estas mejoras combinadas facilitarán la adopción de las mejores prácticas forestales sostenibles y una gestión forestal más eficiente.