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Semana Santa: los sacerdotes renovaron sus promesas en la Misa Crismal

La Misa Crismal de este miércoles de Semana Santa, por la mañana en Catedral estuvo presidida por el Padre Obispo Jorge Eduardo Scheinig. Asistieron a la Eucaristía los presbíteros, junto a ellos celebramos la vida nueva de Cristo.

Participaron de la Misa los diáconos permanentes, religiosas, religiosos, seminaristas y fieles de las comunidades comprometidos en distintas áreas y servicios pastorales.

En su homilía Jorge Eduardo habló ante los sacerdotes y los conminó a verse “reflejados” en los ojos de Jesús. “¡Cuánto necesitamos sentir que nuestro corazón enamorado se acelera porque Él y todo lo suyo nos atrae! ¡Cuánto necesitamos mirarlo y que nos mire a cada uno! Simplemente eso, cruzar la mirada y confiar que todo lo demás se irá dando en el día a día”, dijo.

Y deseó que al renovar sus promesas sacerdotales “el mismo Señor Jesús les regale a ustedes queridos sacerdotes, el fuego sagrado del Espíritu y del amor a Él y a todo lo suyo”.

“Les agradezco de todo corazón por la entrega generosa y cotidiana de pastorear a las comunidades y en ellas a toda la Iglesia de Mercedes-Luján. ¡Gracias!”, indicó Scheinig.

Más adelante, y también dirigiéndose a los sacerdotes, se preguntó: “¿Cómo hacer la misión de Jesús en estos tiempos difíciles, llenos de desánimo, cansancio, fatiga y de un profundo individualismo? ¿Cómo hacerla cuando sentimos al mismo tiempo el grito desgarrador de los pobres y de la tierra? ¿Cómo hacerla cuando muchas veces el internismo de la Iglesia nos confunde y paraliza?”.

“Les agradezco de todo corazón por la entrega generosa y cotidiana de pastorear a las comunidades y en ellas a toda la Iglesia de Mercedes-Luján. ¡Gracias!”

E indicó: “Necesitamos renovar nuestra opción fundamental por la misión, que requiere de nuestra total y generosa entrega. No caigamos en la tentación de empequeñecer, empobrecer y rebajar la misión del Señor, convirtiéndola en una mera acción de mantenimiento pastoral, o de un reordenamiento de las estructuras que tenemos. Eso a la larga y a la corta genera más desánimo. Arrojémonos con fuerza y confianza a consolar, liberar y ungir a nuestras hermanas y hermanos, empezando por los más pobres y sufrientes. Somos Ungidos para asumir la misión de estar con el pueblo que sufre y sufre mucho, y hacerlo al modo de Jesús. Y aunque muchos no valoren nuestro sacerdocio, tiene enorme sentido entregar totalmente la vida para aliviar y liberar la carga pesada de los otros. No al modo de superhombres, sino al modo de Jesús que se entregó poniendo toda su vida en las manos del Padre y confiando infinitamente en Él”.

Además sobre estos tiempos sinodales dijo que confía “que el Sínodo nos ayudará no sólo a encontrar nuevas maneras de evangelización y catequesis hoy, sino y fundamentalmente, nos ayudará a convertir nuestro ánimo y nuestras actitudes, especialmente aquellas que dificultan e impiden vivir llevados por el Espíritu del Señor que nos unge y envía”.

“Estamos invitados una vez más como María, a decirle que sí al Señor. Está muy bien que desde lo profundo de nuestro ser volvamos a hacer esta opción fundamental por Jesús y su misión y renovar el deseo de dejarlo todo, incluso nuestra propia vida si fuese necesario. Sabemos que aunque muchas veces, nosotros como sacerdotes, fallamos, tropezamos y caemos, Ella sostiene admirablemente la fe de nuestro Pueblo. ¡Cuánto tenemos que agradecerle! ¡Cuánto tenemos que seguir aprendiendo de Ella! Qué consuelo es saber que María, Madre de todos nosotros, también sostiene nuestro sí para que “hagamos todo lo que Él nos diga”. Que María este presente ahora entre nosotros, como en aquel primer Cenáculo, cuando el Espíritu se manifestó con fuerza y contundencia, para que la renovación de las promesas sacerdotales nos llene de alegría y podamos durante todo este año ungir a muchos, y puedan así compartir también esta misma alegría del Señor”, completó Scheinig.

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