El Arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, ha compartido una reflexión en vísperas de la Navidad, instando a la comunidad arquidiocesana a seguir el ejemplo del Niño Dios y recordar a los más desfavorecidos en estas fiestas.
En un artículo publicado en el diario La Verdad de Junín, el arzobispo expresó que la Navidad es un recordatorio de que «Dios se hizo uno de nosotros para que jamás nos sintamos ni solos, ni lejos de Él». Destacó la humildad divina al nacer entre animales y ser acostado en un pesebre porque no había lugar para ellos, subrayando así que «Dios ocupa el último lugar para estar cerca de los últimos».
«El amor concreto y solidario por nuestras hermanas y hermanos que están en el último lugar nos ayudará a que todos estemos en el lugar que debemos estar, y eso nos dará motivos ciertos para encontrar una esperanza social, una esperanza de todos»
Monseñor Scheinig enfatizó que el mensaje del pesebre no es solo una escena romántica, sino una «Buena Noticia para toda la humanidad», que revela que ninguna persona es desechable para Dios. «Todos estamos invitados a ocupar un lugar, todos tenemos una misión en la vida», afirmó.
En su mensaje, el arzobispo también abordó la necesidad de transformaciones profundas en la sociedad, pero advirtió que en ese proceso, no se deben olvidar a «los últimos», quienes son personas concretas y no solo estadísticas.
«En nuestro camino necesario, no podemos, ni debemos olvidarnos de los últimos, de todos los últimos, que siempre son personas concretas y no números estadísticos», destacó Monseñor Scheinig.
Scheinig subrayó que la esperanza, como un sentimiento fuerte, puede movilizar a construir un futuro mejor para todos, pero solo si se incluye a los últimos en la mesa de la vida.
El llamado a la acción del arzobispo no solo se limita a la reflexión, sino que también insta «a la inclusión y solidaridad» con aquellos que se encuentran en situaciones desfavorecidas. Subrayó que la esperanza, como un sentimiento fuerte, puede movilizar a construir un futuro mejor para todos, pero solo si se incluye a los últimos en la mesa de la vida.
«El amor concreto y solidario por nuestras hermanas y hermanos que están en el último lugar nos ayudará a que todos estemos en el lugar que debemos estar, y eso nos dará motivos ciertos para encontrar una esperanza social, una esperanza de todos», afirmó el arquidiocesano.
Monseñor Scheinig concluyó su mensaje deseando que en esta Navidad, siguiendo el ejemplo del Niño Dios, nadie olvide a los últimos y que, en el proyecto de Nación, aquellos que están pasando por momentos difíciles estén incluidos e integrados.