La UBA representa muchas cosas para la vida de muchos argentinos, entre ellas, la oportunidad de cambiar su vida. ¿Por qué esto se vuelve invisible para el Estado? ¿Qué perdería la Argentina si se paraliza su mejor universidad?
Bajo el lema “Cuidemos lo que funciona. #SomosUBA”, la Universidad de Buenos Aires inició una acción para esclarecer los hechos sobre la difícil situación económica que está atravesando y llama a la ciudadanía a manifestarse en contra del congelamiento presupuestario, mediante una campaña de recolección de firmas.
El problema presupuestario de la institución nace a raíz de la decisión del Gobierno Nacional de prorrogar el mismo presupuesto del año 2023 al 2024, registrándose como el más bajo en décadas. A esto se le suma un marco de inflación interanual del 276%, es decir que en menos de un año todo es impagable. Esto produce que la UBA entre en serio riesgo de desfinanciación durante los próximos meses.
El congelamiento presupuestario redundará en menos clases, menos calidad académica, menos edificios, menos becas, menos servicios en los centros de salud, menos investigación científica y menos seguridad en las facultades.
Hace unos días se anunció desde fuentes oficiales un 70% de incremento para “gastos de funcionamiento de las universidades nacionales”. Sin embargo, no se explica que estos costos operativos a los que apunta la medida, alcanzan solo al 10% de los gastos que debe afrontar la Universidad para su normal funcionamiento. Esta situación se agrava si pensamos que la UBA, además, tiene a su cargo más de 71 institutos de investigación y 6 centros hospitalarios que atienden a más de medio millón de pacientes por año.
Esto desemboca, justamente, en que el congelamiento presupuestario redundará en menos clases, menos calidad académica, menos edificios, menos becas, menos servicios en los centros de salud, menos investigación científica y menos seguridad en las facultades.
La plata alcanza hasta mayo, ni un día más. Relevan las autoridades y la comunidad UBA.
Ahora, pensemos juntos algo muy sencillo: IGUALDAD.
En nuestro país ocho de cada diez estudiantes elige formarse en instituciones públicas, las más elegida es (sin dudas) la UBA. La mayor universidad de Argentina y está considerada uno de los centros de estudios más prestigiosos de América y del mundo. Ninguna otra le llega ni a los talones.
En medio de la polémica por el congelamiento de su presupuesto, la Universidad de Buenos Aires logró rankear en las 5 áreas temáticas generales evaluadas por el prestigioso estudio y en una entró en el top 50 a nivel global. Nuevamente obtuvo el primer puesto nacional, poniéndose al frente de las universidades argentinas.
Hablamos de una universidad que sube de posiciones en el ranking QS temático 2024. (El ranking QS evalúa instituciones a nivel mundial.)
El estudio vuelve a posicionar a la UBA en la élite mundial de instituciones de educación superior, destacándola por su excelente desempeño en casi la totalidad de sus áreas de aprendizaje, los procesos de formación docente y la incorporación de nuevas tecnologías en el proceso enseñanza-aprendizaje. Todo esto, complementado con una fuerte política de internacionalización que se traduce en alcanzar los más altos estándares de evaluación mundial.
El Ranking QS anual por temática evalúa 5 áreas generales y 53 específicas y en él participan más de 1500 universidades de todo el mundo. Los resultados conocidos hoy de este importante estudio realizado por la consultora británica Quacquarelli Symonds, arrojaron que la UBA se ubica este año en el top 50 en 1 temática general (Artes y Humanidades) y 6 específicas, mientras que en 9 pertenece al Top 100 y en 32 al Top 200 global. Subió de posiciones en todas las temáticas específicas del Top 50 exceptuando Lenguajes Modernos que mantuvo su puesto (21). Las temáticas específicas en las que subió de posición son: Antropología (24), Derecho (26), Ingeniería del Petróleo (26), Sociología (40) y Diseño (46). En el 2024 se destaca de la UBA el aumento de posicionamiento del área temática Ciencias de la Vida y Medicina, pasando del puesto 155 en 2023 al 147 en 2024.
Cuidar lo que funciona y es reconocido es una tarea de todos.
Volvamos al eje de igualdad. Hace días escucho una frase que resuena en mi cabeza y en la de tantos otros jóvenes que nos mantiene en alerta “NO TODOS PODEMOS PAGAR UNA UNIVERSIDAD PRIVADA”.
Peligra así nuestro derecho fundamental, básico e inalienable: El derecho a la educación consagrado en el art. 14 y art. 75 inc. 19 de nuestra carta magna.
“En mi casa decidimos que yo iba a ir la UBA porque tiene re buena reputación y salida laboral. Y además, no todos podemos pagar una privada”. “Me da miedo quedarme sin la opción que elegí para mi educación, que de verdad no pueda haber segundo cuatrimestre, porque es lo que mi familia puede pero sobre todo es lo que decidí para mí”. Son algunos testimonios de estudiantes, no es “el que puede pagar, que lo haga”
Si nos importa la democracia, esto se debe, ante todo, a que le asignamos un lugar importante a la idea de igualdad. Cada persona tiene derecho y merece participar de la educación con un pie de igualdad fundamental como lo es la universidad pública, gratuita y de calidad.
Queremos preservar un derecho fundamental que permite a muchos jóvenes llevar adelante una nueva calidad de vida.
Tratar a cada persona como un igual conlleva asegurar que la vida de cada individuo dependa de las elecciones que realiza y no de las meras circunstancias en la que le toca nacer. No podemos dejar que el sistema institucional permita que algunos pocos puedan y otros NO.
Por ello la debida preocupación que nos convoca (o me convoca) por la igual dignidad de cada uno. Una preocupación que debe ser constitutiva de todo un sistema institucional equitativo que resulta entonces violado cuando el Estado legitima o refuerza en vez de confrontar estas injusticias. El objeto final de la acción pública debe ser, entonces, el de asegurar que nadie tenga acceso a un peor sistema educativo, o a un peor proceso educacional por razones ajenas a su control.
“Tenemos una democracia renga porque hemos logrado la libertad, pero no hemos logrado todavía la igualdad, que es fundamental, que es esencial en cualquier concepción democrática” – Raúl Alfonsín
Juliana Marchetti (19). Es mercedina. Estudiante de Derecho en la UBA.