Al término de la 124ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, celebrada en la casa de retiros «El Cenáculo», en la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires, los obispos de todo el país, entre ellos Jorge Eduardo Scheinig de Mercedes – Luján, ofrecieron un mensaje al Pueblo de Dios.
«En tiempos difíciles, amar a los demás y alegrar sus vidas», expresaron los obispos, destacando «la esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón».
Sin embargo, durante su comunicado, los obispos también señalaron los desafíos sociales que enfrenta el país. «La pandemia silenciosa del narcotráfico» y la difícil situación de los abuelos y abuelas que se ven obligados a «elegir entre comer o comprar medicamentos debido a que sus jubilaciones no son suficientes», fueron temas abordados durante la asamblea.
Obispos de todo el país, entre ellos Jorge Eduardo Scheinig de Mercedes – Luján, ofrecieron un mensaje al Pueblo de Dios.
La Asamblea Plenaria es un encuentro que los obispos de la Argentina llevan adelante dos veces al año, en el mes de abril y en noviembre. En esta ocasión, se reunieron desde el lunes 15 al viernes 19 de abril, con el objetivo de reflexionar sobre la situación del país y buscar caminos de acción para afrontar los desafíos presentes.
El mensaje
Parte del mensaje textual de los obispos es el siguiente:
«Desde hace décadas vivimos tiempos difíciles en nuestra querida Argentina. Hay muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana, como, por ejemplo: avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial; a muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día; se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación; asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria».
«Son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas».