La cantante Virginia Altube regresa a Mercedes para realizar dos presentaciones que prometen cautivar al público local.
Este viernes estará en el movimiento cultural El Limonero, y el sábado participará en una actividad artística en la estación de Altamira.
Tras su reciente llegada a la ciudad, conversó con este medio sobre su relación con Mercedes, su conexión con la naturaleza y su vida en Capilla del Monte, donde se dedica por completo a la música.
—Virginia, hace algunos días que estás en Mercedes. Vivís en Capilla del Monte, un lugar rodeado de naturaleza y tranquilidad. ¿Qué te trae de vuelta a la ciudad?
—Siempre vuelvo a Mercedes por varias razones. Primero, está parte de mi familia: uno de mis hijos Sebastián, su compañera, sus tres hijitos, mi hermano, y muchos afectos.
Además, me encanta reencontrarme con el pueblo, aunque debo decir que Mercedes ya no es tan tranquilo como antes. Está creciendo mucho y hay más bullicio. Por otro lado, siempre hay motivos musicales. En este caso, se dieron dos oportunidades consecutivas este fin de semana.
—Contanos sobre estas presentaciones.
—El viernes voy a estar en El Limonero, un lugar que amo profundamente. Ese recital lo organizamos con Rulo Godar. Lo planificamos con tiempo; incluso Rulo estuvo en Córdoba el año pasado y gustó mucho lo que hizo allá. El concierto será a las 21 horas, y recomiendo que la gente reserve mesa porque la capacidad es limitada. Esa noche voy a compartir escenario con Fran Ramírez, un músico excelente, y también con Rulo. Vamos a hacer un recorrido que comienza con un repertorio folklórico y culmina con temas propios. Es un formato que me encanta porque fluimos entre todos los artistas.
—¿Y el sábado en Altamira?
—En Altamira participaré en una actividad cultural en La Payró, un espacio recuperado frente a la estación de tren. Gabriela Lorusso me invitó generosamente a abrir el ciclo de este año, y me encantó la idea. Es un lugar hermoso, con una pasión enorme puesta en su recuperación. Habrá una muestra fotográfica sobre Altamira, y Fran Ramírez me acompañará nuevamente, junto a Jo Marcel en el bombo. Va a ser algo más temático, con canciones y relatos que se entrelazan con el espacio y su historia.
«La música es lo que me mueve, lo que me conecta con los demás y conmigo misma. Cada canción, cada escenario, cada encuentro con otros músicos es una forma de seguir creciendo y compartiendo»
—Volviendo a Mercedes, mencionaste que la ciudad está cambiando mucho. ¿Cómo te afecta esa transformación?
—Mercedes es mi raíz, y eso no cambia. Sin embargo, cada vez la veo más crecida y bulliciosa. Hay una gran cantidad de bares y restaurantes que están llenos al atardecer. También creo que ha llegado mucha gente de afuera, lo cual transforma el espíritu del lugar. Para mí, sigue siendo hermoso, pero también lo siento muy distinto al Mercedes tranquilo de mi infancia.
—Vivís en Capilla del Monte desde hace un tiempo. ¿Qué te llevó a elegir ese lugar como tu hogar?
—Capilla es donde establecí mi nido, como digo yo. Es un lugar rodeado de naturaleza y silencio, lo que me hace mucho bien en este momento de mi vida. Allí puedo escuchar los pájaros y encontrar un espacio para mirar hacia adentro. Esa tranquilidad me ayuda a ser más comprensiva y compasiva con las personas y sus formas de vida, algo que creo que todos necesitamos.
«En Capilla del Monte puedo escuchar los pájaros y encontrar un espacio para mirar hacia adentro. Esa tranquilidad me ayuda a ser más comprensiva y compasiva con las personas y sus formas de vida, algo que creo que todos necesitamos»
—Capilla del Monte es conocido por su misticismo y energías particulares. ¿Tuviste alguna experiencia relacionada con eso?
—No personalmente, pero respeto mucho las creencias y estudios sobre el tema. Hay gente que investiga estas energías desde hace años, y creo que es importante escuchar y no emitir juicios. Capilla tiene una diversidad de personas y estilos de vida que enseñan mucho. Además, hay una historia muy rica en toda la zona, como la ciudad de piedra de Ongamira, que tiene una energía muy especial.
—Volviendo a la música, estarás en un lugar muy especial como El Limonero que este año cumple sus 25 años…
—Es increíble pensar que ya son 25 años. Y sé que Pablo Russo ya ha comenzado a planificar una gran fiesta para conmemorar este aniversario. Mi paso por El Limonero ha sido un camino lleno de momentos hermosos, desde ciclos de peñas en Mercedes hasta recitales en distintas épocas y lugares. Y yo estoy muy agradecida por todas las experiencias que la música me ha regalado.
—Por último, ¿qué significa la música en tu vida hoy?
—Ser cantora, cómo actividad , es el eje central de mi vida, sin dudas. Durante un tiempo lo combiné con la docencia, pero ahora me dedico completamente a la música. Es lo que me mueve, lo que me conecta con los demás y conmigo misma. Cada canción, cada escenario, cada encuentro con otros músicos es una forma de seguir creciendo y compartiendo. Y volver a Mercedes siempre tiene un sabor especial, porque es volver a mis orígenes.
