“Soy Wado, de Mercedes”. Así, dentro de la comitiva que acompañó a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner al Vaticano, se presentó Eduardo “Wado” de Pedro ante el Papa Francisco.
Era en septiembre de 2014, el primer encuentro entre Jorge Bergoglio desde que se había convertido en el Papa Francisco con Cristina. En las presentaciones de rigor ya habían pasado, entre otros, el canciller Héctor Timerman, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini y el secretario general Oscar Parrilli. Y entre Francisco y Wado, entonces diputado, hubo un chispazo inmediato de complicidad. Sobre todo luego de que el mercedino le dijera: “Le traje salames”.
“Eso dámelo después a mí solo”, le respondió el Papa con su habitual humor. Wado sabía por amigos en común que a Francisco le encantaban los embutidos mercedinos.
«Se lo vio feliz con el gesto, mandó saludos para todos los mercedinos, le gustó que le haya llevado salames porque yo sabía por amigos en común que a él le gustan mucho», recordó de pedro por entonces.
Días después, analizando su encuentro en el Vaticano, De Pedro –hoy senador nacional y justamente embajador de la Fiesta Nacional del Salame Quintero–, contó: “Fue una experiencia muy buena, muy gratificante en lo personal, ver su felicidad y tranquilidad y su compromiso peleando por la paz en el mundo. Está predicando mucho que el hombre tiene que volver a ser el centro de la escena”.
“Le mandé saludos de todos los mercedinos (…) Por supuesto le llevé salames de Mercedes. Se lo vio feliz con el gesto, mandó saludos para todos los mercedinos, le gustó que le haya llevado salames porque yo sabía por amigos en común que a él le gustan mucho. Así que llevé el mejor salame de la Argentina y generó un boom”.
Así, en un encuentro inolvidable y a través de uno de los productos que mejor nos representan, Wado había generado un vínculo irrompible entre el Papa y nuestra ciudad.