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Mudanza familiar sin drama: cómo proteger a tus hijos (y tu cordura) durante el traslado

¿Estás pensando mudarte y tenés hijos? Ésta puede ser una de las experiencias más desafiantes para cualquier familia. Entre las cajas, el desorden, los tiempos y las mil preguntas de los chicos, es fácil que lo que debería ser emocionante se convierta en una odisea.

Pero esto no debería ser así. Con la estrategia correcta, una mudanza familiar puede ser mucho más llevadera de lo que imaginás.

¿Por qué los chicos sufren más durante las mudanzas?

Los adultos vemos una mudanza como un proceso logístico. Los chicos la viven como un cambio totalmente brusco en sus vidas.

Dejar su cuarto, despedirse de amigos, no entender por qué todo está en cajas… para ellos es genuinamente traumático. Y eso puede traducirse en berrinches, regresiones, problemas para dormir y esa sensación de que «algo está mal».

Esta es la parte que muchos padres no consideran: el estrés de los chicos se multiplica cuando ven a sus padres abrumados, discutiendo por la logística o corriendo de un lado a otro sin explicarles qué está pasando.

Estrategias que realmente funcionan con los más pequeños

Para bebés y niños hasta 3 años:

Mantené sus rutinas intactas hasta el último momento. Empacá sus cosas preferidas al final y desempacalas primero en la nueva casa. Y algo clave: tené a alguien de confianza que se ocupe de ellos durante el día de la mudanza mientras vos te concentrás en la logística.

Para niños de 4 a 10 años:

Involucralos en el proceso de manera positiva. Dejá que elijan qué juguetes van en «su caja especial», mostrales fotos de la nueva casa, explicales por qué se mudan en términos que puedan entender.

También podés convertirlo en un juego: que ayuden a etiquetar cajas con stickers de colores o que «supervisen» cómo se embalan sus cosas.

Para preadolescentes y adolescentes:

Con ellos la cosa cambia. Respetá sus sentimientos sobre dejar amigos y lugares conocidos. Involucralos en decisiones sobre su nuevo cuarto y asegurate de que tengan forma de mantener contacto con sus amigos durante el proceso.

El día D: cómo sobrevivir a la mudanza con chicos

Coordinar una mudanza mientras cuidás niños es muy difícil de llevar a cabo. Por eso, cada vez más familias optan por soluciones que les permitan concentrarse en contener emocionalmente a sus hijos mientras otros se ocupan de la organización.

La diferencia de tener ayuda profesional:

Mientras una empresa como Transportes Argentinos se ocupa del embalaje, desmontaje, traslado e incluye una limpieza en mudanza, vos podés dedicarte exclusivamente a acompañar a tus hijos en este momento de cambio. Ellos ofrecen mudanzas profesionales completas que incluyen materiales, mano de obra especializada y hasta servicios de limpieza.

Básicamente, llegás a tu nueva casa con los chicos y encontrás todo listo: sus cuartos armados, sus juguetes en su lugar, y podés concentrarte en que se adapten al nuevo espacio.

Los primeros días en la nueva casa

Por suerte, los chicos son más adaptables de lo que creemos. Pero hay cosas que podés hacer para acelerar el proceso:

Armá primero sus cuartos, mantené las rutinas familiares (hora de comer, de baño, de dormir), explorá el barrio juntos para que se familiaricen con el entorno.

Y algo fundamental: sé paciente con las regresiones temporales. Es normal que un chico que ya no usaba pañales vuelva a pedirlos, o que uno independiente quiera dormir con vos las primeras noches. Se tratará sólo de una etapa.

El secreto: cuidar también la cordura de los padres

Acá viene lo que muchos pasan por alto: si vos estás estresado, ellos lo van a estar peor. Una mudanza familiar exitosa empieza por cuidar tu propio bienestar durante el proceso.

Por eso vale la pena considerar servicios que te quiten la carga logística de encima. Cuando no tenés que preocuparte por si las cajas están bien cerradas o si el sillón va a entrar por la puerta, podés dedicar tu energía a lo que realmente importa: que tus hijos vivan este cambio de la forma más positiva posible.

Al final del día, mudarse en familia no tiene por qué ser una experiencia traumática. Con la planificación adecuada y la ayuda correcta, puede ser el comienzo de una nueva aventura que toda la familia recuerde con cariño.

Después de todo, lo que importa no es la mudanza en sí, sino cómo la familia la atraviesa junta.

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