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Múltiple apertura y destino a África: Camilo Guinot, en un mes de efervescencia creativa

El artista visual Camilo Guinot vive uno de sus meses más intensos y cruciales, que marca la culminación de un ciclo y el inicio de otro.

Este viernes, el mercedino, que reside fuera de su ciudad natal desde el particular año 2001, celebró la doble apertura de su obra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA): por un lado, inauguró su muestra en formato «Open Studio» en la Fundación Hito Cultural en Parque Patricios, como cierre de su programa de residencia anual, y por otro, una de sus creaciones más recientes se expuso en el prestigioso Salón UADE (Universidad Argentina de la Empresa).

Por otra parte y en diálogo con este medio, Guinot comentó en primicia el hito que marcará su agenda para la próxima semana, convirtiéndose en el broche de oro de su año: su viaje a Dakar, Senegal, para realizar una residencia artística de un mes.

La muestra en Fundación Hito, un «galpón recuperado» que forma parte de un programa anual para once artistas, permitió a los visitantes ser testigos de sus procesos creativos en un formato más íntimo que una exhibición formal, como explicó el artista: «Hoy es el Open Studio, una fecha en la que se abren los estudios al público y se van mostrando los procesos o resultados o lo que cada uno de los artistas está haciendo.»

Allí, Guinot presentó su principal línea de trabajo: una instalación de gran escala con ramas de poda, que busca la integración entre arquitectura, naturaleza y técnica, desafiando la percepción. Al ver de cerca la estructura, el artista reflexionó sobre la dualidad que convive en ella: «Son ramas que si vos ves es como algo orgánico y rústico, pero cuando hacés un foco, son triángulos, es más geométrico, entonces conviven. A mí me interesa la idea de la integración. La naturaleza con técnica», cuenta.

En esta obra, que había tenido una instalación similar en Uruguay, es muy notorio como la pared puede no ser una pared, ya que es atravesada por las ramas en la estructura. «Eso para mí es como una clave también, pensar la integración de cosas que parecen estar sueltas, incluso las ramas. Y sobre todo el exterior con el interior.»

La obra, que aún no tiene nombre, se configura como una «especie de atractor», recogiendo ramas de distintos lugares y utilizando un principio estable similar al de las «vigas de las antenas», lo que también le otorga «una conexión con la tecnología». Además, señaló que esta instalación podría considerarse la evolución de trabajos anteriores: «Los dibujos que hice en mi primer libro podrían ser los protobocetos de estas instalaciones,» comparándola con patrones rectangulares del libro de ilustraciones a mano alzada que publicara hace muchos años atrás.

El diálogo con el objeto cotidiano

Además de las ramas, Guinot exhibió una pieza icónica que forma parte de su búsqueda de resignificación de lo cotidiano.

Se trata de una escoba transformada en una gran escultura, «un erizo, un paraguas, lo que quieras ver,» según define.

Y por otro lado, una super estrucitura circular en tres dimensiones también con escobas en la que anula su función práctica. «Lo interesante es que sería como una máquina de barrer inútil,» señaló el artista. «En la forma se le anula la función a la escoba», dijo. Pero viéndolas de cerca hasta le llega a la percepción nuevamente el ruido de las cerdas de paja contra el suelo de un recuerdo de barrida familiar.

La obra, restaurada para la ocasión y montada pieza por pieza debido a su gran tamaño, genera una tensión entre lo doméstico y lo abstracto.

Por otra parte –en muestra de que conviven trabajos anteriores– también están los conos gigantes construidos con fósforos quemados y hay ilustraciones nuevas en cuadros.

De Buenos Aires a Dakar

La jornada doble de inauguraciones en CABA –la de Fundación Hito y la de la Universidad UADE– marca el cierre de un noviembre frenético. Sin embargo, el gran anuncio fue su próximo destino: «Ya casi me estoy yendo a Dakar. A una residencia. En Senegal. La semana que viene estaré allí y será por un mes», enfatizó.

Consultado sobre esta nueva experiencia internacional y el contexto global, Guinot compartió su visión filosófica sobre la coexistencia de opuestos, que resuena también en su obra: «Como decía Sioran, uno ve la superficie del océano como algo calmo, uniforme, y debajo hay todas las batallas. Todo el tiempo se convive con la paz y la guerra. Estamos siempre en esa danza de paz y guerra por más que no estemos a los tiros. Y por ahí engancho esto con la obra. Que para mí es importante eso, como integrar esta situación. El todo.»

Finalmente, al pedirle que compartiera los valores que busca transmitir con su arte, el artista concluyó con una profunda reflexión sobre el rol de la libertad y el desafío personal: «Que cada uno haga lo que tenga ganas. Que se anime a dar ese paso y a afrontar desafíos. Porque el arte lo que tiene, una de las cosas más importantes, es la capacidad de libertad. Pero la verdadera libertad para repensarse. Y para vivir. Y para tener una vida configurada a tu gusto. Y a tus creencias. Y a tu visión.»

Guinot, que además presentará dibujos en el Salón Nacional de Artes Visuales la próxima semana, cerrará así un «cuarto de siglo» viviendo fuera de Mercedes con una agenda que lo confirma como un artista en constante ebullición creativa, siempre en búsqueda de la integración de opuestos, tanto en la materia como en la vida.

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