4 aniversario de NOTICIASMERCEDINAS.COM

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No te enteres por otro
Por Juan Guinot


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Antes de que te llegue por otro lado, te quería contar que el esteróptico de la Unión Europea está sobre los habitantes de Mercedes y mucho tuvo que ver noticiasmercedinas.com. Omitiré mención alguna de nombres y apellidos, no porque tenga compromisos con las partes involucradas, simplemente porque poner algún nombre y apellido en alemán te perdería de la esencia de mi crónica.

Bien, vuelvo al principio. Estaba en una reunión en Saarland, Estado de Saarbrüken, al sur de Alemania. Se trataba de un encuentro literario y el Secretario de Cultura había tomado la palabra hacia un buen rato. Mi des-manejo del idioma alemán hizo que buscara alguna distracción: jugar a encontrar las diferencias entre los miembros de la Sociedad de Poetas sentados a la mesa. Este juego resultó opiáceo, los tipos eran iguales, parecían réplicas de acero.

Teniendo al alcance de los dedos una computadora, que muy gentilmente me había acercado el Secretario de Cultura para que descargara unos cuentos de mi autoría (que dijo traduciría en voz alta, y a modo de homenaje, al cierre de la reunión), sucumbí a la tentación de recorrer páginas de Internet para sopesar el plastrón en el que me encontraba atrapado. Así fue que pasé algunos diarios digitales y me metí en noticiasmercedinas.com.

El portal del amigo Fala está entre mis predilectos, pero básicamente por un tema: la ecología. Noticias de las últimas horas daban cuenta de una bicicleteada desde la descarga cloacal del municipio en el río Luján al Parque. Eso me llevó a recorrer el histórico de notas del portal sobre la contaminación del río Luján. Pasaba las notas y me ponía cada vez más loco. Sabés, el río me puede, me saca lo peor, es algo horrible que arrastro. El río fue la primera de mis derrotas. Te preguntarás por qué. Muy simple. En el ´74 o por ahí, fui a la inauguración del balneario. Toda la ciudad chapoteaba debajo de la pasarela, eso era alegría en estado puro: sanguche de mortadela, botella de crush y pelota pulpito. Había tocado el cielo con las manos. Ponele que fui dos veces más a nadar y, a la tercera, la ilusión se me acabó de golpe: un cartel avisaba de la prohibición de bañarse. La razón: un pibe casi se murió por tragar agua del río. Se supo entonces (extraoficialmente) que el cauce traía consigo las porquerías de curtiembres, mataderos, cloacas y Ducilo. Pasé del cielo al infierno sin paradas intermedias. Y todo siguió así, no da este momento para que te lo cuente, pero mi familia y amigos ahí empezamos a luchar por el río, yo era un chiquilín. Mirá, hasta tuvimos que bancarnos la extorsión de Ducilo. Sabés que los tipos nos sacaron el trabajo que mandaban a nuestra fotocopiadora después de que mis padres suscribieron una denuncia por contaminación del río. Fue horrible, digo, lo del río: de un día para el otro, aparecieron miles de peces muertos (flotaban con las panzotas infladas de veneno) en la parte del río que cruza el Parque; para ser más preciso, desde la desembocadura de la zanja que nacía en Ducilo (esa que está al lado del puente de la Trocha). Bueno, por ahí con esto entendés algo de la génesis de mi enojo y mi manía con leer del Portal qué carajo pasa con el río Luján. El portal del Fala es consecuente con el tema, el tipo como buen ariano mete topetazo y no lo pueden parar, por eso lo sigo.

Esa mañana, en la reunión con el Secretario de Cultura de Saarland, no fue la excepción. Me empecé a rascar la cabeza, morderme el labio, bufar. Y yo me transformo con el tema de la contaminación, me saca, muto a increíble Hulk. Imaginate la cara de loco que tendría que el Secretario de Cultura dejó de hablar y, por primera vez en dos horas, los doce alemanes movieron los globos oculares para enfocarme con sus miradas y dibujaron un rictus oxidado ¿Podés entender el grado de drama en el que me encontraba? El Secretario, en un español aprendido en sus estadías estivales en las playas de Castelldefells, cerquita de Barcelona, se me acercó diciendo que leería uno de mis escritos, que no debía ponerme así. Yo ni tronco de bola, seguía ahí metido en las notas del río y, para cuando el Secretario de Cultura se me acercó y visualizó la noticia del portal ardió Troya. Uno de los poetas que tenía a mi derecha y chivaba chucrut no dudó en ceder su sitial, el Secretario se acomodó a mi lado y tradujo a vivo voz alemana aquello que leía desde el portal. Yo no entendía un pomo, pero ponerle al cuadro la musicalidad de la lengua alemana era lo que faltaba para la pintura del terror. Fue hora, hora y media, el tiempo en que ellos me preguntaron y yo respondí. No escatimé en detalles, me despaché, más bien me desangré a través de las heridas que me inflingió el maltrato del río a lo largo de mi vida. Ellos decían que no podían creer que toda una ciudad viva de espaldas al río. El Secretario de Cultura sacó de un bolsillo interior del saco el celular, habló con alguien y me dijo que aguardáramos un instante. Para entonces, los doce poetas ya estaban arracimados sobre mis hombros, atentos a la pantalla que yo les actualizaba a cada instante. El celular del Secretario sonó, no habló, colgó y ahí me dijo lo del esteróptico. A ver, eso entendí yo. Él lo dijo en alemán mezclado con catalán. Se trata de un aparato de la Unión Europea. Ese bicho anda orbitando el espacio, metido dentro de un satélite y ausculta a la gente. Nada complicado. Los auscultados casi no se dan cuenta y solo les da un picor en el cuero cabelludo muy similar a los pinchacitos de los piojos. No te doy más vueltas, el tema es que el esteróptico miró la mente de algunos niños mercedinos menores a nueve años y comprobó que ni siquiera saben de la existencia del río Luján. Ante tal hallazgo, ampliaron la muestra a hasta los veinte años y lo mismo. Viste, estos no corren, vuelan y si algo tienen, es que son expeditivos. Bien, avanzaron con la muestra a todas las edades y en el 97,59% de los esteropticados desconocen al río Luján y, para peor, si se los pusiera delante del río tan siquiera lo verían. Te podrás imaginar si para ese entonces sangraba por la herida, con esto era un océano de sangre. Tanto despotricar por el maltrato de un río y la gente ni la más pálida idea de lo que se habla. Con esto entiendo por qué nuestros vecinos nos creían locos al escucharnos hablar del río. El Secretario de Cultura intentó calmarme, me dijo que el daño es reparable, se trata de algo que se puede trabajar. Primero deben mirar con el esteróptico todas las mentes mercedinas para descubrir primero donde hay que tocar. Luego desbloquear el pedacito de la función de la vista que no les deja ver el río. Al final, eso es lo más difícil, descubrir a los culpables. Mencionó algo del reclamo que harán a nuestro Gobierno en la próxima reunión de G-20, al Tribunal de La Haya, de la salida de un Canciller Argentino. Me prometió que pronto irán a Mercedes y beberían de ese río con sus pajitas. Esto por ahí te resulte raro, pero tiene que ver con una costumbre ancestral, que ese mismo día hicimos al concluir esta reunión. Antes de dar por finalizada cada jornada laboral todos los funcionarios públicos deben tomar con una pajilla del río Saar (es el curso cristalino que recorre Saarbrüken). Estábamos ahí, a al vera del río Saar y cada uno sacó su sorbete del bolsillito del saco (comparten espacio con lapiceras). Se arrodillaron, reclinaron el torso, metieron la pajita entre sus labios, introdujeron el otro extremo en el cauce y bebieron. No una gota, saciaron la sed de un mamut. Fue impresionante. Eso dice que harán en el Parque, junto a los funcionarios municipales y todo vecino que quiera sumarse. Creeme no veo la hora de pasar por las noticias del portal y ver esa foto. Será un lujo. Si el esteróptico funciona, quién te dice, por ahí hoy mismo empieza una procesión de bebedores del río Luján y mirá si vuelven los sanguches de mortadela, la crush y la pelota pulpito, eso sería tocar de nuevo el cielo con las manos, salir del infierno.

Mirá, si te parece, para no ilusionarme al cuete, porque no va a ser la primera vez que algo hecho en Alemania no nos funcione (nunca olvidaré la televisión Telefunken a colores que compramos para el Mundial ´78 y nos mostró todos los partidos de color púrpura), andá mirando si los mercedinos se rascan mucho la cabeza, fijate bien, va a ser una especie de ataque masivo de piojos. Fijate y contame, así me quedo tranquilo que ese esteróptico funciona.

 


Juan Guinot fue columnista de diario, guionista y locutor. Se licenció en Administración, Psicólogo Social, Master en Dirección de Empresas y Clown. Es profesor universitario de marketing y creatividad. Participa del taller del escritor Alberto Laiseca. Escribió cuatro novelas y una nouvelle (no editadas) y más de cincuenta relatos.