Teatro residual, por Fabián Morales - Noticias Mercedinas

"Detrás de toda verdad única se perpetúa un crimen. Quizás, la única verdad es sospechar que exista" Vicente Zito Lema.

La defensa contra la angustia es crear, pensemos entonces alternativas que nos permitan superar la angustia que nos produce un modelo que crea residuos humanos.

La globalización se ha convertido en la muy prolífica cadena de montaje de residuos de seres humanos o seres residuales, poblaciones superfluas, todo el conjunto de los excluidos del sistema transformados en seres humanos residuales.

El residuo humano, es el secreto oscuro de toda producción. No hay producción que no fabrique desechos.

Intentar mantener una actividad continua durante todo el año es un acto que transita entre la locura y el heroísmo

Vuelvo al acto en sí, a la creación como una manera de sofocar el piélago de orfandad al que hemos sido confinados por un sistema que se nutre de nuestra vitalidad. Por eso la redención en el deseo: el deseo de recuperar la alegría de crearnos una vida que nos devuelva a la vida al sentirnos amalgamados en la existencia de otros que sufren y gozan.

Abrir un teatro independiente en una ciudad del interior, en un galpón, en una casa vieja es vibrar al compás de los sueños aún no realizados y de los frustrados también.

Montar una obra es casi un acto suicida pero también de un profundo optimismo, meses de ensayos, dinero invertido y luego con muchísima suerte cumplir con 8 funciones con una media de 25 espectadores. Público conformado en su mayoría por familiares de los actores, cuantos más actores más familiares y cuantos más chicos, más familiares vivos.

Intentar mantener una actividad continua durante todo el año es un acto que transita entre la locura y el heroísmo aunque vivimos en un tiempo donde ya nadie quiere ser héroe porque como en toda tragedia el héroe muere y encima muere humillado.

Pero hay que aceptar lo que la realidad nos trae. Se le exige al pueblo participación y mayor compromiso. En el caso que le compete al teatro, se le estaría pidiendo que concurra para integrar un elenco o formar parte del público. Mientras que durante todo el día sé los estupidiza y se los adormece. A un pueblo donde se les aumentan las horas de trabajo, el mismo que para poder pasar la línea de pobreza tiene que llevar su jornada laboral entre 16 y 20 horas de yugo diario, contando sábados y domingos, no se puede ser tan hipócrita de pedirles participación y compromiso. Es un sector que se debate entre hacer el amor o dormir.

Al sector del pueblo donde no se les aumenta las horas de trabajo, porque carecen del mismo, el teatro no es una prioridad mucho menos una necesidad.

Pero existe una porción minoritaria de la población que si va al teatro, es el que necesita de un teatro contemplativo, catártico y conmovedor, un teatro imitativo no peligroso no un teatro de acción sino un teatro de representación ya que lo bueno y lo bello esta ligado a la riqueza de esa aristocracia conformada más por las necesidades ajenas que por los valores que poseen.

El teatro independiente o el teatro vocacional puede ser responsable de esta situación y buscar incluso ser aprobado por esta minoría y pertenecer con él titulo de artista a esta elite. Dudo entonces que cumplan con la esencia, que es buscar verdad. Sospecho que sean artistas, ya que este nunca es esclavo, todo esclavo necesita un amo. El arte tiene el poder de barrer al amo. Esto entraría dentro de una estética que podríamos llamar residual

El estado juega en todo esto el papel cómplice del verdugo y crea a su alrededor las estructuras para que la sociedad contemple, necesita de un ojo que contemple, necesita consumidores no ciudadanos. El capitalismo es un enemigo del arte porque para él es una cuestión de uso y el mismo toma valor de cambio. Pero el teatro tiene una continua ambición de cambio, no se conforma de la vida por la muerte, el teatro como el arte es la exaltación de la vida por la vida.

El capitalismo es un enemigo del arte porque para él es una cuestión de uso y el mismo toma valor de cambio.

El estado es cómplice cuando invierte una cifra irrisoria de 0,12 % del presupuesto para toda la actividad cultural. Con una circunstancia agravante, este presupuesto es compartido con educación o sea que quedaría un 0,06 % este porcentaje representa menos de un sexto de lo que se invierte en propaganda. ¿Qué recuerda esto?.

El estado es cómplice cuando no clarifica ni especifica donde invierte esa burla de presupuesto, ya que no existen ni programas ni proyectos en ningunas de las áreas. También en la actividad cultural existe el clientelismo político.

El estado es cómplice cuando subsidia empresarios que traen espectáculos a 35 pesos, otro aporte a la estética residual el 20 % de lo que gana un plan jefe que trabaja 80 horas al mes. Son representaciones para esa clase hegemónica, los excluidos y los que tienen que trabajar 20 horas diarias son los que aportan, a ese subsidio encubierto pero totalmente a la vista, la luz, la boletería, las horas extras de los empleados, los técnicos, la limpieza, las butacas vacías, etc. El 95 % de la recaudación la embolsan los mercaderes, en algunos de los casos, en otros y más graves aun, no solo se llevan todo el dinero si no que además se les pagan otros menesteres.

El estado debería saber que la cultura es a lo público tanto como lo es la educación. Que la defensa contra la angustia, en la cual esta inmersa este pueblo, es crear. Que el arte intenta soldar la razón con los sentimientos, la lógica formal con la dialéctica, la razón con la locura. Que es la gran excusa para la reflexión y para la vida.

Abrir un teatro, montar una obra, mantener una continuidad es tener conciencia de la finitud. Si la vida pierde sentido, en nuestro teatro, en las obras, en esa continuidad se encuentra el sentido.