Inicio Cultura Facundo Arana y Soledad Silveyra emocionaron con sus «Cartas de amor»

Facundo Arana y Soledad Silveyra emocionaron con sus «Cartas de amor»

La celebrada pieza de Gurney, fue presentada el sábado 12 de enero, como parte del espectáculo del programa AcercArte, que organiza el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, ante un público numeroso

Por Susana Spano

Andy.- “Estoy contestando tu carta ¿Sabes por qué te compré ese libro? Porque cuando entraste el primer día de clase de la mano de esa niñera fea y almidonada, parecías la princesa perdida y desesperada”.

Así comienza “Cartas de Amor”, una relación íntima que refleja la vida de dos personajes – Andy Ladd III y Melissa Gardner – a través de la correspondencia sincera, fresca y espontánea, de dos niños, que se prolongará a través del tiempo.

En un principio, ambos comparten el secreto de un noviazgo infantil inocente, como sus mismas escrituras:

Melissa.-  Andy, voy a tratar de hacer mis eles más altas que las des. Voy a cerrar bien mis a y mis o (…)

Andy.-  Hoy es el día de los enamorados. ¿Quieres ser mi novia?

Melissa.- Sí, quiero ser tu novia. Eso sí, no quiero darte besos.

Las Cartas transmiten las emociones que se forjan a lo largo del tiempo, experiencias de vida, encuentros, desencuentros y la melancolía que se deja sentir entre una pareja que está predestinada a amarse a la distancia.

El amor fraternal, erótico y espiritual, se entrelaza, mostrándonos sus primeros pasos y “Cartas de Amor” nos transporta al suspiro de la inocencia, el calor de un recuerdo y la certeza de que el amor es la única verdad que nos aproxima a lo eterno.

La historia comienza en 1937, cuando Melissa y Andy están en segundo grado; y se extiende por casi 50 años. Escuchamos su historia a medida que los personajes leen cartas y notas que se han enviado. Algunas veces, leen extractos de cartas reales, otras, notas que intercambiaron mientras estaban en clase, en ocasiones postales o tarjetas de felicitación.

Durante 90 minutos, escuchamos las comunicaciones entre dos personas que se cuidan muy profundamente, pero nunca tienen la oportunidad de permitir que una relación normal florezca.

Desde el inicio, detectamos diferencias entre los personajes. Melissa se sienta en una silla de la sala, dobla las piernas debajo de ella. Andy, en cambio, asume una postura de escritura más formal; usa oraciones completas que contrastan con el estilo relajado de la joven y, en ocasiones, inserta algún dibujo. En la época de la adolescencia y juventud Melissa expresa desdén por escribir cartas, como un medio de comunicación, para ella el teléfono ha triunfado sobre la palabra escrita. Andy, por el contrario, pondera la escritura, al tiempo que afirma: «Me siento más vivo mientras escribo… cualquier cosa donde tenga que escribir palabras”… Melissa es un espíritu libre. Ella toma más riesgos y sufre más consecuencias. Sin embargo sus reacciones se tornarán más complejas en la medida en que llegan noticias relacionadas con  el romance de Andy que terminará en casamiento. Es el clic que parece despertarla, advirtiéndole de sus verdaderos sentimientos hacia su amigo, auque no lo reconocerá.

Ella no sabe exactamente qué quiere. Se gradúa a la fuerza, estudia arte sin mucha suerte y sus exposiciones de pintura no tienen fortuna. Su matrimonio es fugaz; tiene problemas de alcoholismo y pierde la custodia de sus hijos.

Pero siempre, en la soledad, encuentra una postal que leer o un papel en que escribir. Al fin y al cabo, las cartas los mantienen vivos.

A pesar de los rumbos contrarios y la distancia, son las mismas cartas que en una época los separaron las que se encargan de unirlos físicamente. Entonces, vuelven a ser tan sinceros el uno con el otro como en la infancia. Pero también en el reencuentro entienden que los dos pertenecen a mundos diferentes.

Las cartas tan despreciadas, son ahora fundamentales para Melissa porque, aunque tarde, entiende que Andy era el amor verdadero, tantas veces postergado, el que la transformaba y la hacía mejor.

Soledad Silveyra realizó un trabajo minucioso y rico en matices, al revelar hasta el más íntimo sentimiento de esta rica, malcriada y caprichosa Melissa. Su capacidad actoral, que tantas veces ha mostrado en escena, queda otra vez en evidencia al descubrir cada pliegue de la personalidad de esta compleja mujer, coronando su trabajo con el emotivo final, donde  su estirpe de gran actriz se mostró en plenitud.

Facundo Arana fue convincente al transmitir un Andy, formal y obediente. Graduado con honores, que llega al Senado con méritos y tiene, además, una familia aparentemente feliz.

Su trabajo fue sólido en el momento en que asume que no todo era tan perfecto  y expresivo en el quiebre final, al confesar su amor por quien fuera su confidente, durante  más de 50 años.

Quienes crean que  “Cartas de Amor” es solo la recreación de un intercambio epistolar de dos amigos, a lo largo de los años, donde se cuentan  sus vivencias, incurrirán en un error.

La obra de Gurney es mucho más profunda e intrincada, muestra un juego astuto, por momentos doloroso, una aguda conciencia de lo realmente difícil que es el auto-conocimiento y nos remite a las palabras de Carl Jung: «Tu visión se volverá más clara solo cuando puedas ver dentro de tu corazón».