Los cráneos hallados tienen 30 mil años de antigüedad y permitieron descubrir que los Smilodon populator, más conocidos como tigres dientes de sable, batallaban entre sí. Asimismo, demuestran que estos largos colmillos eran capaces de atravesar huesos.
El doctor Federico Agnolin, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), Fundación Félix de Azara y del CONICET, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM: “Este descubrimiento y estudio excepcional se realizó a partir del hallazgo de dos cráneos de Smilodon, cada uno de los cuales tenía un gran agujero en la parte dorsal, cuyos contornos corresponden exactamente con un canino de tigre dientes de sable”.
“Previamente, había estudios que suponían que estos grandes caninos eran frágiles y no eran usados por los tigres dientes de sable para cazar, sino para exhibirlos ante las hembras, o que solo servirían para atacar en zonas blandas, como por ejemplo el cuello o el estómago de sus víctimas”, comentó el paleontólogo.
“En tanto, estos dos cráneos demuestran que los tigres dientes de sable también podían atacar partes duras y perforar los huesos”, indicó Agnolin, uno de los autores del estudio publicado en la revista de la Academia de Ciencias Francesa Comptes rendus Palevol.
Esta investigación estuvo a cargo de los especialistas Nicolás Chimento del MACN y del CONICET, Leopoldo Soibelzon del Museo de La Plata y CONICET, Javier Ochoa del Museo Regional Florentino Ameghino de Río Tercero, Viviana Buide del Museo Municipal de Ciencias Naturales de Mercedes y el mencionado Federico Agnolin.
Estas grandes perforaciones ocasionaron la muerte de cada uno de los individuos hallados. El paleontólogo Agnolin contó: “Este descubrimiento demuestra que los Smilodon usaban de manera activa sus grandes caninos y también indica que luchaban contra individuos de su misma especie”.
El investigador del MACN destacó que “este es uno de los pocos casos en que podemos sacar datos de la paleontología que nos dan certeza acerca de ciertas prácticas de una especie que se extinguió hace miles de años”.
Respecto a las causas de dichos enfrentamientos, Agnolin interpretó que “posiblemente, conformaban manadas o se juntaban en las épocas de apareamiento y luchaban por las hembras o por el territorio”.
Los tigres dientes de sable están representados por el personaje de Diego en las películas de La Era de Hielo. Durante la trama, aquellos animales deben enfrentarse a cambios climáticos, los cuales, en verdad, tuvieron injerencia en la extinción de todos los grandes megamamíferos, entre los cuales estaban los perezosos gigantes, los gliptodontes, los mastodontes, las macrauquenias y los toxodontes.
Además del cambio climático, se estima que los humanos influyeron para que mermara toda esa megafauna compuesta por animales herbívoros gigantescos de los cuales se alimentaban los Smilodon.
Un nuevo dato sobre los famosos tigres dientes de sable
Los tigres dientes de sable son predadores espectaculares por su apariencia, al tener colmillos que alcanzaban los 30 centímetros de longitud. Se sabía que eran animales robustos, de patas cortas y fuertes. Su peso rondaba los 300 kilos y tenían una cola muy corta, a diferencia de los felinos de proporciones esbeltas, delgados, que poseen cola larga y bastante móvil.
El doctor Agnolin contó a la Agencia CTyS-UNLaM que “por los huesos de la garganta, también se estima que los Smilodon podían rugir como un león”. En tanto, al conocer solamente sus huesos, es mucho más difícil saber cómo cazaban, cómo se reproducían o cómo se relacionaban con otros animales
Este nuevo estudio, por primera vez, registra una historia de conflicto entre aquellos predadores de apariencia tan llamativa. En tanto, derriba la suposición de que los caninos de los smilodon solo fueran usados para lastimar en zonas blandas, como el cuello o el estómago.
Uno de los cráneos que permitió esta nueva investigación fue encontrado a la vera del Río Luján en 1992 por Javier Moleres (ver foto). En tanto, el otro ejemplar fue hallado en Río Tercero por Javier Ochoa durante a comienzos de la década del 2000.
Debido a sus grandes colmillos, se calcula que el Smilodon populator debía abrir la boca en un ángulo mayor a los 120° para poder morder a sus presas o, como ahora se sabe, a los miembros de su propia especie.