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La vida familiar en la época de la Colonia

Cuando hablamos de cosas de la Colonia, de actividades que se daban tanto en las ciudades nacientes como en las zonas rurales, las vivencias eran semejantes, no estaban divorciadas de lo que acontecía en la metrópoli, en España. Lo que sucedía en España o en Francia, con algunos meses de retraso llegaba a estas tierras y luego se hacía propio.

Eso acontecía en todos los órdenes, porque no es que la gente como en la actualidad vivía disociada. Aquella época tenía como lugares de concentración de comunidades de gente a las parroquias, que tenían vidas propias. Recordemos que no existían otros lugares de sociabilización, entonces las parroquias cumplían una función muy importante y todos los horarios giraban en torno de las misas y a partir de lo que se tenía a mano, no existía la electricidad en templos y casas por lo que era imposible que el culto fuera en horario vespertino y de allí que las celebraciones fueran desde siempre muy temprano y se podían extender a lo sumo al mediodía, dejando otras actividades para las hoiras vespertinas. A las 18 horas no existía vida litúrgica ni vida parroquial. Esto conlleva a que se alimente una vida y una piedad popular. Hay que recordar que el culto era en Latín, propio del Clero, y la vida litúrgica familiar cobraba mucha importancia, y de esa época vienen las novenas y la piedad popular, de ese entonces viene esa devoción especial a los difuntos, en los que durante 9 días la ex casa del difunto era visitada y se rezaba el Rosario, en el novenario, culminando con la misa de 8 horas en la iglesia más cercana.

También estaba la observancia al luto, que era sumamente estricta. Las misas en horario vespertino junto con tantos otros cambios van a llegar en la modernidad, cuando comienzan a existir otro tipo de movimientos con tinte más social y las misas serán recién por la tarde en la década del 60 junto con el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Pero quiero que rescatemos de esta época de la Colonia la vida familiar y todos los valores que se implicaban en la familia. Allí se enseñaban las primeras letras y la fe. Era en la familia donde se velaban a los muertos, ya que las casas velatorias son más modernas. Todo lo que sucedía en torno a la fe acontecía en la casa. Y en estas tertulias de los novenarios de difuntos, en las épocas del 25 de mayo, habrán estado los apartes para que los hombres de la casa intercambiando alguna bebida espirituosa, intercambiaran algún que otro comentario picante de la política que estaba corriendo a lo largo y ancho de la Patria.

Costumbres de antaño, de antes del 25 de mayo. Algo que se vivía en las ciudades y se replicaba en los poblados del interior del extenso Virreinato del Río de La Plata.

Que la Virgen Santísima de Luján los bendiga.