“En la Iglesia resuenan en este tiempo los dolores y los gritos de nuestra sociedad”, afirmó monseñor Jorge Eduardo Scheinig, obispo auxiliar de Mercedes-Luján, al referirse al reciente pedido emitido por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, para que se declare en el país la emergencia alimentaria y nutricional.
El obispo auxiliar de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, compartió sus reflexiones a partir del pedido que la Comisión Episcopal de Pastoral Social hizo al gobierno, para que se declare en la Argentina la emergencia alimentaria y nutricional.
“En la Iglesia resuenan en este tiempo los dolores y los gritos de nuestra sociedad”, afirmó el prelado, y reconoció que “en distintos espacios de Caritas y de las obras de asistencia eclesial notamos que en los últimos meses se ha agravado muchísimo la situación alimentaria de los más pobres. Se acercan a nuestras comunidades muchas más personas que las que lo hacían el año pasado. Esto es un deterioro social que se va acrecentando”.
“Me contaba un carnicero de Mercedes que le está pasando algo que antes nunca había ocurrido: hay clientes que no le piden por gramos o kilogramos de carne sino que lo hacen por una cantidad determinada de dinero, un mínimo, que es lo que pueden pagar. Evidentemente el poder adquisitivo de la gente es escaso. Y por eso nos hemos expresado con la mirada maternal que tiene la Iglesia para con los más vulnerables de nuestra sociedad”, dijo el obispo, que integra la Pastoral Social nacional.
Monseñor Scheinig destacó que desde 2002 en adelante “en nuestro país se dictaron distintas leyes que tienen que ver con programas de nutrición y alimentación, pero vemos con preocupación que algunos de estos programas han tenido recortes en sus presupuestos. Por eso pedimos que no falte el alimento en la Argentina, especialmente en la temprana edad”.
La Comisión Episcopal de Pastoral Social le solicitó la semana pasada al Estado Nacional que disponga las medidas necesarias para declarar la emergencia alimentaria y nutricional, al advertir que se está frente a esta situación que afecta “esencialmente a los más vulnerables, en especial a los pequeños”.
El organismo episcopal que preside monseñor Jorge Lugones consideró necesario instrumentar en forma urgente “una canasta básica de primera infancia con productos esenciales que puedan ser distribuidos gratuitamente o a costo subsidiado para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, la salud, y los cuidados de calidad de niñas y niños”.
En este sentido, pidió incluir “medicamentos, vitaminas, leche líquida y en polvo fortificada, y otros productos lácteos, carnes, pescados, frutas, verduras, huevos, legumbres, otros nutrientes y pañales, entre otros productos esenciales”.
Asimismo, estimó urgente “aumentar el presupuesto destinado a los comedores y a las huertas escolares, comunitarias y familiares, y a emprendimientos de la agricultura familiar y social, garantizando la equidad y la calidad federal de los servicios de asistencia alimentaria y nutricional”.