Por Marcelo Merlino
Con sorpresa, y hasta con un dejo de incredulidad, con fecha jueves 19 del corriente mes, recibí la información viralizada, bajo el título de “Recuperamos el Tren San Martín”, por la cual, se anuncia un presunto restablecimiento del servicio pasajeros en nuestra ciudad, por las vías del Ferrocarril General San Martín, el cual, a mi juicio, y en aras de la objetividad, y mínima seriedad, requiere de algunas precisiones.
En primer término, es absolutamente incorrecto e induce a confusión al lector, referirse al servicio ferroviario como “Tren San Martín”, Tren Sarmiento”, “Tren Roca”, “Tren Urquiza”, Tren Belgrano”, ó “Tren Mitre”, ó de la línea que sea, pues técnica y operativamente el tren es una formación integrada por una ó varias locomotoras, coches de pasajeros ó vagones de carga, o sea, es un elemento más y muy importante de la infraestructura ferroviaria, como lo puede ser la vía, las señales, sus comunicaciones, sus aparatos de vías, sus talleres, estaciones, institutos de formación técnica, inmuebles, y demás elementos inherentes a la prestación del servicio ferroviario, y por ello, tampoco se ajusta a la verdad desde el punto de vista semántico. Lo correcto es hablar de “Ferrocarril San Martín”, o de la línea que sea, pues tal acepción comprende gramática y legalmente a la empresa prestadora de ese servicio ferroviario, la cual, es de imaginar, no tiene solo un tren, sino cientos de convoyes en operaciones, y en circulación en un momento determinado en su línea.
En segundo, la pomposa expresión de “Recuperamos”, tampoco se ajusta a la verdad pues induce falsamente a la ilusoria creencia de que se ha agregado un nuevo servicio, lo cual no es así, por lo que en aras de ser serios y objetivos, no solo no se ha recuperado ningún servicio anulado ó cancelado en el pasado inmediato ni mediato, sino que todo se reduce, a un mero cambio operativo de un servicio ya preexistente y notoriamente disminuido, consistente en que algún encumbrado funcionario de la empresa “Ferrocarriles Argentinos”, (SOFSE), resolvió recientemente ordenar que el tren de pasajeros número de ruta 563, que presta y prestó durante décadas el servicio en el corredor Retiro-Junín del Ferrocarril San Martín, observe nuevamente parada en la estación “Mercedes P.”, a partir del viernes 20 de septiembre del corriente año.
El Ferrocarril es y ha sido un invalorable patrimonio de todos los argentinos, fue uno de los factores que coadyuvaron al crecimiento del país durante fines del siglo XIX, y casi todo el siglo XX, cuya red ostenta el privilegio de figurar entre las diez primeras del planeta, por su extensión y la calidad de su diseño, que sirvió no sólo para transportar las riquezas del suelo Argentino al mundo, sino también para la estructuración territorial, estableciendo las primeras telecomunicaciones, las primeras industrias pesadas, las primeras escuelas de formación técnica, y la prestación de un servicio insustituible hasta la fecha para la movilidad social. Empero, a partir del 10 de Julio de 1992, en virtud del fatídico decreto N° 1.168/1992, firmado por el ex Presidente Carlos S. Menem, y refrendado por su entonces Ministro de Economía, Domingo F. Cavallo, ambos de triste y nefasta memoria, se cancelaron todos los servicios interurbanos de larga distancia de pasajeros al interior del país, y se concesionó el transporte de cargas, lo cual ocasionó un daño inmenso que aún hoy persiste, consistente en la fragmentación de la maravillosa red ferroviaria nacional, la cual se redujo drásticamente, se cerraron estaciones, se clausuraron muchísimos ramales, y desaparecieron unas 600 poblaciones del interior del país, todo lo cual fue acompañado por una ola de miles de despidos de empleados de carrera del ferrocarril. Dicho plan de gobierno, prosiguió con un sistemático y criminal proceso de desindustrialización del país, venta y cierre de empresas, privatización de otras, que coadyuvó a una gran desocupación y a una ola de miseria extendida por todo el país, aterrador panorama que aún persiste, y se ha profundizado.
En ese contexto, el entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Eduardo Duhalde, en un vano intento de mitigar la barbarie Menemista, resolvió crear la empresa ferroviaria Provincial “Ferrobaires”, por la cual se hizo cargo de la prestación de algunos corredores ferroviarios dentro del territorio provincial, de lo que fue la extinta empresa nacional “Ferrocarriles Argentinos”, -la cual fue disuelta y liquidada-, entre ellos, algunos servicios del Ferrocarril Roca, dos trenes rápidos del Ferrocarril Sarmiento en su trayecto Bragado-Once, y en el San Martín, el corredor Retiro-Junín, mediante el tren N° 563, conocido en la jerga ferroviaria como “El Martita”, que aquí nos ocupa.
Mas allá de la cuestionable calidad de los servicios prestados por la empresa provincial “Ferrobaires”, lo cierto es que los trenes corrían, ocupaban personal de carrera, el servicio se mantenía, se cumplía horario, y en la línea San Martín, “El Martita”, cubría el trayecto Retiro-Junín, y Junín-Retiro, todos los días, con un servicio a la noche, y otro a la mañana temprano, reitero, todos los días. Esos trenes iban y venían llenos, en su mayoría por gente de bajos recursos económicos, que cubrían las necesidades de este corredor, hasta que en junio de 2016, so pretexto de un accidente en la estación Rawson, la gobernadora María Eugenia Vidal, con la evidente aprobación del Ministerio de Transportes de la Nación, Guillermo Dietrich, disolvió la empresa provincial ferroviaria, y canceló todos los servicios prestados por ella, con la promesa de que su personal, sería prontamente transferido a la empresa ferroviaria nacional, (SOFSE, ex “Ferrocarriles Argentinos”), en la cual originariamente revistaban. Lo cierto es que, este proceso culminó con el despido de mas de 1.400 empleados de toda la línea, transfiriéndose solo menos de la mitad de su personal, a la planta de la mencionada empresa ferroviaria nacional, (SOFSE), con la lógica secuela de sufrimiento, y mas desocupación. El servicio fue restablecido en el año 2018, con un servicio prestado por este convoy, originariamente los días lunes, miércoles y viernes, pero inexplicablemente sin observar paradas en las estaciones Mercedes, José C. Paz, Pilar, O’Higgins y Rivas, haciéndolo con un tren moderno, de fabricación china, mientras proseguía el proceso de despidos de personal, cierre de estaciones, venta de inmuebles ferroviarios operativos al margen del procedimiento que fija la Ley Orgánica de Ferrocarriles N° 2.873 y modificatorias, para espúreos negocios inmobiliarios de algunos, al punto que, el único empleado que atendía los servicios de estafeta postal, encomiendas, alistamiento, y despacho de boletos de los trenes regionales de los Ferrocarriles Sarmiento y San Martín, fue despedido a mediados de este año.
Cabe preguntarse entonces quién atenderá entonces a este tren, cuyo personal idóneo fue despedido, y cuya parada se ha dispuesto ahora por graciosa concesión del Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y del presidente de la SOFSE, Contador Marcelo Orfila, simplemente porque las elecciones generales se aproximan.
Poco después, y a comienzos de este año, y como consecuencia del ajuste económico ejecutado por el Gobierno Nacional, la frecuencia de este tren, fue reducido a solamente los días viernes, con regreso el día lunes, pero sin observar paradas en las estaciones premencionadas, hasta que finalmente, sobrevino este reciente anuncio de que sí parará a partir del viernes 20 de septiembre en ellas, con lo cual, el diagrama vuelve a ser el de siempre: Sale los viernes de Retiro a las 18.00 horas, rápido a José C. Paz, luego rápido a Pilar, y a partir de ésta última, registra paradas en las estaciones Cortines, Domingo Cabred, Manzanares, Goldney y llegando a Mercedes a las 20.10 horas, y a partir de ésta última, registra paradas en todas llegando a su destino final, Junín, a las 22.50 horas, para regresar los lunes, partiendo de ésta última a las 2.35 horas, y llegando a la remozada cabecera de la estación Retiro, en la Capital Federal, a las 8 horas.
Si en una suerte de fantasía mental, nos despertáramos una de estas mañanas con el mágico anuncio oficial de que el aún irresuelto y gravísimo problema hídrico de la laguna “La Picasa”, que cortó durante años la ruta 7 y las vías del Ferrocarril San Martín, fue solucionado, y los largos y esplendorosos convoyes de otrora, como “El Aconcagua”, “El Libertador”, “El Sanjuanino”, “El Cuyano”, “El San Rafaelino”, “El Comechingones”, y muchos otros, con dos y tres servicios diarios, con servicio de camarotes, coches de 1era clase y turista, pullman, coche comedor, vagón bandeja automovilera, y de encomiendas, que partiendo a las 22.00 horas de Retiro, surcaban nuestra ciudad, rumbo a San Luis, San Juan y Mendoza, vuelven, entonces sí estaríamos ante una transformación positiva, y un regreso a una época dorada comparada con los servicios europeos, que justificarían el extravagante anuncio del jueves 19, de una “….recuperación de un servicio ferroviario……”, que a la luz de la evidencia histórica y de la triste realidad actual, ni por asomo, es tal.
Entonces, es por ello, serio y veraz referirse al restablecimiento de este paupérrimo servicio de una vez por semana, como de “Recuperación del Ferrocarril San Martín”? Puede la reiteración de la mentira, anunciada y machacada una y otra vez por los medios masivos, llegar a ser tomada y creída como verdad, tal como lo preconizaba el tenebroso Dr. Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich?
El pueblo soberano, el público usuario, y memorioso, tendrá la última palabra.
* El doctor Marcelo Merlino es Secretario del Instituto Argentino de Ferrocarriles
Estimado Marcelo: la desgracia del transporte argentino (y, por ende, de gran parte de la economía del país), comenzó mucho antes del dictado del decreto N° 1.168/1992 (la «frutilla del postre» se podría decir).
Recordemos que gobierno argentino invirtió en 1948 alrededor de dos mil quinientos millones de pesos (anteriores al comienzo de la inflación) para la adquisición de la red ferroviaria, pese a que la Dirección Nacional de Transporte los había valuado en poco más de setecientos millones, pero que pese a ese enorme gasto, sus preocupaciones políticas (faltaba poco para la reforma constitucional de 1949 que incorporó la reelección del presidente y vicepresidente) llevaron a una incorrecta administración del servicio, lo que provocó una disminución en los niveles de eficiencia y una importante pérdida en el monto de las ganancias.
En 1950 comenzaron las huelgas de ferroviarios. El presidente Perón dispuso, el 25 de enero de 1951, la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. Hubo algunos muertos en la represión (la historia jamás contada…)
Luego, durante la presidencia de Frondizi, se puso en ejecución el plan elaborado por el general ingeniero Thomas B. Larkin, cuya parte más conflictiva fue la reducción de la red ferroviaria
Además, por esos años, se instalaron más de diez multinacionales fabricantes (algunos sólo armadores) de automóviles y se redujo el transporte ferroviario para favorecer al transporte automotor privado, con apoyo desde entonces, del poderoso (ahora poderosísimo) gremio de camioneros
Y no sigo porque sabes sobre este tema mucho más que el resto de los mercedinos
De paso le tiro una idea a Falabella: organizar una conferencia del doctor Merlino sobre el problema ferroviario argentino