Allá por la década del 40, un grupo de inmigrantes se unieron para crear la primera distribuidora de bebidas de la ciudad de Mercedes.
Pasaron los años, muchos años. Momentos difíciles y momentos prósperos.
Los tiempos se sucedieron y por alguna razón la Dumer fue cayendo en el olvido.
Pero siempre quedó su recuerdo en la vida popular, había sido para muchos aquel galpón frente a las vías donde iban a comprar bebidas para las fiestas y los cumpleaños.
La Dumer cerró sus puertas y pasó de galpón a depósito. Estuvo invadida por las ratas y fue bombardeada con gamexane.
Un día, por alguna razón, la Dumer comenzó a llamar y 8 almas se entregaron a ese llamado. «Teníamos un sueño y un galpón y trabajamos duro y creativamente para convertir ese galpón, devenido en depósito, en un Centro Cultural», cuentan hoy, en el segundo aniversario de vida de ese espacio.
«Pusimos chapas, arreglamos goteras, tendimos electricidad, cocimos, pintamos y fuimos carpinteros. También fuimos bartenders, iluminadores, sonidistas, presentadores y artistas. Nunca estuvimos solos, la Dumer ha convocado amigos y amigas, conocidos y hasta perfectos desconocidos que llegaron para quedarse, o pasaron dejando su grano de arena para que la Dumer viva, alimentando esa identidad, ese sentimiento de que la Dumer es un espacio para todos y todas, donde todos y todas son bienvenidos», indicaron en este festejo.
«Sabemos que no somos los únicos que soñamos (dormidos y despiertos) con una noche dumera, y a la Dumer le toca hoy cumplir dos años como Centro Cultural en plena pandemia y cuarentena. Sin velas, sin música, ni baile, ni candombe, pero con un enorme deseo de reencontrarnos. La magia nos espera dumeros, está latente, solo falta que abramos la puerta para salir a jugar», indicaron y dieron gracias infinitas «a todas las personas que han pasado y han hecho posible este sueño: «Volveremos y seremos magia», cerraron.
Fotos: Natalia Giumelli, Karina Vola, Andrés Kajtek, Evelina Zunino. Tema: Ignacio Masjuan. Texto: Constanza Cárdenas