El arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, envió una carta a los 15 jefes comunales que integran la jurisdicción de la Arquidiócesis (Alberti, Leandro N. Alem, Carmen de Areco, Chacabuco, Chivilcoy, Junín, General Las Heras, General Rodríguez, Luján, Lobos, Marcos Paz, Mercedes, Navarro, San Andrés de Giles y Suipacha) por la cual les ha entregado el “Protocolo de asistencia a las celebraciones del culto con participación de fieles” para ser aplicado en el momento en que las autoridades permitan su implementación.
Lo que Scheinig le plantea a los intendentes es que ya hay una serie de normas, que fueron elaboradas recientemente por los Obispos de las siete diócesis del interior de la provincia de Buenos Aires y La Pampa que conforman esta región eclesiástica, en la que se han considerado tanto las medidas sanitarias cuanto las diversas normativas gubernamentales en esta pandemia, se han estudiado varios protocolos elaborados por otras regiones pastorales del país y por conferencias episcopales en el mundo, y se han adaptado a la realidad de esta Arquidiócesis.
El arzobispo plantea a los jefes comunales que -de acuerdo con el o los párrocos de la comunidad católica del lugar- se «permita garantizar una ordenada participación de los fieles en nuestras celebraciones comunitarias, contemplando también la salud espiritual y el bien común de nuestro pueblo».
Entre las cuestiones a tener en cuenta, resaltan varias, a saber:
— Cumplimiento de las normas emanadas de la autoridad civil: En todo momento evaluar las distintas actividades a la luz de las normas emanadas de la autoridad nacional, provincial y municipal. Mantener un diálogo abierto y próximo con la autoridad comunal.
— Celebraciones litúrgicas: Se recomienda a los fieles asistir al templo parroquial o capilla de cercanía. La capacidad máxima de fieles que pueden asistir a los templos para las celebraciones, de acuerdo con lo que las normativas que rigen la presencia de personas en lugares públicos y/o según el tamaño en superficie del templo, no podrá superar en ningún caso el 50% de su capacidad máxima, ello a los fines de cumplir con el distanciamiento sanitario. Antes y después de cada misa, se deberán extremar los cuidados en torno a la limpieza, ventilación y a la desinfección del lugar, especialmente los bancos y otros elementos que las personas puedan tocar. Se recomienda que exista un equipo de colaboradores para que supervise la distribución de los fieles en los bancos, los distintos desplazamientos y el respeto de la distancia de seguridad. Asimismo, se aconseja que se le pueda pedir a los fieles que no lleguen todos juntos a último momento para lograr que la recepción sea en forma gradual y organizada en vistas a no generar aglomeración en los accesos.
Antes y después de cada misa, se deberán extremar los cuidados en torno a la limpieza, ventilación y a la desinfección del lugar, especialmente los bancos y otros elementos que las personas puedan tocar.
En la puerta de entrada de cada templo se colocará un cartel indicando la cantidad máxima de personas autorizadas y el horario de las celebraciones. El responsable de cada lugar deberá garantizar que no ingrese más gente que la cantidad permitida. Una vez que se llegue a la capacidad máxima permitida, se cerrarán las puertas del templo. Se deberá tener a disposición de todos los que entran y salen del templo alcohol en gel u otro tipo de sanitizante en lugares bien visibles y accesibles. Los fieles deberán concurrir con tapabocas (cubriendo la boca y la nariz).
Los asistentes deberán respetar la distancia de seguridad, para lo cual se pueden marcar las zonas en que las que pueden sentarse o establecer el número de personas máximo que pueden estar en un mismo banco. Se exceptuaría de esta medida a las familias que comparten la vida cotidiana en un mismo hogar. Teniendo en cuenta que las personas no deben permanecer mucho tiempo en lugares comunes y sin descuidar la correcta realización de los ritos previstos, se recomienda un especial cuidado en cuanto a la duración de la misa. Es conveniente que las homilías y los cantos sean breves.
Se preverá la realización de varias celebraciones por día, especialmente el sábado por la tarde y el domingo y siempre en el margen de horario establecido por la autoridad civil, a fin de promover que los fieles puedan distribuirse en diversos horarios, según las cantidades autorizadas. El tiempo establecido entre la finalización de una celebración y el comienzo de la otra no deberá ser menor de 30 minutos, para poder higienizar el lugar.
Durante el tiempo de la celebración, no se confiese simultáneamente en el templo para evitar la superposición de asistentes y penitentes y así colmar rápidamente la capacidad permitida. Si el sacerdote está disponible para las confesiones, se sugiere confesar fuera del Templo en un lugar adecuado y debidamente señalizado manteniendo los criterios de distancia indicados. Se marcará la distancia de seguridad en la procesión (fila) para recibir la comunión. Deberá procurarse reducir el número de ministros que sirven en el altar junto con el sacerdote.
Las ofrendas y los vasos sagrados deben estar ya próximos al altar, por lo tanto, no se realizará la procesión de dones. No se pasará la colecta como se hace de costumbre, si no que la ofrenda de dinero será depositada al salir del tempo, en recipientes destinados para tal fin, colocados en algún lugar conveniente y visible. Haciendo uso del carácter facultativo que tiene el rito de la paz, no se realizará durante este período.
Los ministros que distribuyen la comunión deben extremar las medidas de higiene y se mantiene la determinación (por motivos antisépticos y de responsabilidad hacia el prójimo) que la comunión se reciba solamente en la mano: esto elimina la posibilidad que accidentalmente haya contacto con saliva y consiente mejor distancia de seguridad entre quien distribuye la comunión y quien comulga (extensión de los brazos). Prever la disponibilidad de formas consagradas sin gluten en las reservas de los templos a fin de ser consumidas por las personas celíacas.
Durante la celebración o al finalizar la misma se podrán realizar bendiciones especiales de personas, u objetos de devoción, siempre guardando las distancias establecidas y sin contacto físico. Se deberán mantener vacías las pilas de agua bendita. Al finalizar la celebración se deberá aconsejar a los fieles que no se quede en el atrio haciendo sociales.