Este viernes hubo una Misa de acción de gracias por los 50 años de L’Eau Vive presidida por el padre obispo Jorge Eduardo Scheinig.
L’Eau Vive, en Constitución 2112, Luján, es más que un simple restaurante. Es una abadía moderna. Un Carmelo abierto a todos.
El personal está compuesto únicamente de Trabajadoras Misioneras de la Inmaculada de la Familia Misionera Donum Dei, que al ejemplo de las primeras vírgenes cristianas de la Iglesia primitiva, consagran toda su vida a Jesucristo, compartiendo una vida de fraternidad internacional con sus hermanas de diferentes razas.
Santa Teresita del Niño Jesús es su modelo y como ella se ofrecen al Amor Misericordioso de Dios para siempre.
Son misioneras a través de su trabajo cotidiano y de sus diferentes actividades apostólicas que realizan.
Dentro del «Eau Vive» buscan de participar a la Misión de Jesús en su dialogo con la samaritana: «Dame de beber… Si tu conocieras el don de Dios… el Agua Viva (L’Eau Vive)…» (Jn 4). De la cual deriva el nombre del restaurante: L’Eau Vive.
«Agradecemos a nuestro arzobispo Jorge Eduardo, quien vino a celebrar la misa de acción de gracias por los 50 años de L’Eau Vive», comentaron.