La cuarentena ha aumentado los malestares de salud mental en la población mundial, en lo que respecta a casos de estrés o ansiedad. En Argentina, también se ha reportado un incremento en las consultas por malestares gastrointestinales. Entre los síntomas más frecuentes, se presentaron dolores abdominales, acidez, constipación, diarrea y gases.
De acuerdo con los especialistas, factores como el estrés, el sedentarismo y la ingesta de grandes cantidades de azúcares, puede desencadenar diversos malestares gastrointestinales. Todos estos malestares se han propagado entre la población a raíz de la cuarentena aplicada por el gobierno.
Las medidas de confinamiento han contribuido a frenar el contagio del coronavirus. No obstante, han afectado el estilo de vida de los ciudadanos, quienes se han sumergido en una situación de estrés constante, el cual impacta el funcionamiento del tubo digestivo, apuntan los especialistas.
Los cuadros de estrés ocasionan que el organismo libere sustancias o mediadores activos que influyen de forma directa en el funcionamiento de todos componentes que conforman el tubo digestivo. Además, prevén que estos problemas se mantendrán por un largo periodo, pues aún falta mucho para que la actual situación empiece a resolverse. El tratamiento y seguimiento debe adecuarse a la nueva realidad que el mundo está afrontando, refieren.
La difícil situación económica entre las familias ha causado altas dosis de preocupación entre las personas, pues el confinamiento ha reducido sus posibilidades de trabajar. Por ello, son más propensas a desarrollar mayor estrés y los síntomas digestivos como consecuencia.
Por otra parte, la combinación de dulces e hidratos tiene un efecto nocivo en la ansiedad. De acuerdo con una publicación del Instituto de Tecnología de la UADE, se ha reportado un incremento en el consumo de ciertos productos en hogares del AMBA entre el 31 de marzo y el 9 de abril. Desde el inicio de la cuarentena, hubo un aumento en el consumo de alimentos dulces (el 48 % de entrevistados dijo haber comido más postres y golosinas).
El consumo de chocolates y golosinas está asociado a una mayor acidez y reflujo gastroesofásico, sobre todo en personas que padecen gastritis. Esta situación se ha agravado con la ausencia de actividad física, por lo que se recomienda realizar ejercicio leve y mantenerse hidratado.
Para mejorar esta situaciones se aconseja el consumo de probióticos, frutas como manzana y pera, beber mucha agua, verduras y hortalizas, legumbres y alimentos integrales. Los probióticos garantizan un proceso digestivo más ligero y mejoran el tránsito intestinal. No obstante, lo fundamental es acudir al médico para evitar complicaciones y poder resolverlos de forma oportuna.
La situación presentada en Argentina es bastante disímil a la de otros países de Latinoamérica como México, donde se estima que los problemas gastrointestinales han disminuido. Ello se asocia con un mayor consumo de alimentos preparados en el hogar a raíz del confinamiento.