La psicoaromaterapia es una rama de aromaterapia que estudia el efecto del aroma de los aceites esenciales sobre la reacción emocional y el comportamiento humano. El inglés Robert Tisserand, uno de los primeros aromaterapeutas, divulgó en la década de los 80 una serie de investigaciones sobre los beneficios de esta técnica. La escuela anglosajona focalizó sus estudios en el empleo de aceites esenciales por vía externa, a través del olfato, masajes y baños terapéuticos. Por otra parte, la escuela francesa abrió la posibilidad del uso de aromas por la vía interna en los tratamientos.
Generalmente, la psicoaromaterapia se desarrolla con el método de la olfacción de esencias naturales. Asimismo, los masajes son un excelente recurso para alcanzar un estado de relajación muscular que facilite alcanzar paz y tranquilidad mental. De esta forma, es posible trabajar los problemas emocionales del paciente. Durante el proceso, existe una pequeña cantidad de aceite esencial que es absorbida por la piel y otra inhalada que envía señales al sistema límbico, hormonal y emocional. Con esto se obtienen diferentes respuestas fisiológicas.
La relación que se crea entre el olfato y los recuerdos permite trabajar con traumas inconscientes que se niegan a aflorar fácilmente. Y es que, el olfato es el sentido que mejor conecta experiencias y memorias. Para una aromaterapia eficiente, es preciso identificar qué olor asocia la persona con un recuerdo negativo o positivo. Al crear esta relación, el terapeuta podrá gestionar el problema emocional con mayor facilidad, pues tendrá la información clave del consultante.
Tisserand fundó en 1988 el comité International Journal of Aromatherapy y demostró que ciertos aceites esenciales presentaban efectos beneficios para la memoria, la concentración, el estado de ánimo y la salud física. Así logró impulsar el concepto de ‘psicoaromaterapia’.
Algunos de los aromas más valorados en este tipo de tratamientos son la lavanda, la mejorana dulce, la manzanilla romana o alemana, y el azahar, estos pertenecen al grupo de sedantes. De acuerdo con Carmen García, redactora de Aceites Corporales en Reviewbox, precisamente la lavanda cuenta con un compuesto químico denominado linalol que produce un efecto ansiolítico, reduciendo la inquietud y el estrés. ‘‘Es una planta muy demandada y España produce el 10 % de su producción mundial’’, detalla.
Por otro lado, tenemos al grupo de estimulantes mentales y de la memoria que son el romero, la pimienta negra, el limón o la menta piperita. Asimismo, los reguladores hormonales se dividen en bergamota, geranio, incienso y salvia oficinal. Los afrodisiàcos como el ylang-ylang, jazmín, sándalo, canela corteza y los vigorizantes como cardamomo, romero, enebro, lemongrass.
Es importante aclarar que no todo lo que huele se puede llamar aromaterapia. Esta práctica solo se lleva a cabo con aceites esenciales de origen vegetal, por lo tanto, no se utilizan ni aromas de perfumes, cosméticos o alimentos. No importa que tan agradables resulten.