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es un grupo teatral formado por Carolina Ezcurra, Damián Tilli, Lucila Matteucci, Patricio Uncal y Ricardo Boffi; cinco talentosos actores que en plena pandemia decidieron reunirse para realizar lo que denominaron “un intento de teatro”. Para ello trabajaron en cinco monólogos del libro “Microteatro”, una recopilación de Mauricio Kartun que reunió trabajos de sus alumnos de taller teatral. Así nació “Intimierdades”.
En distintos momentos de la pandemia –cuando se realizaron algunas aperturas parciales– actuaron en tres espacios distintos: Casa Domo, La Cultural Dumer y recientemente en La Gotera, con gran éxito de público.
El monólogo es una forma teatral compleja, donde el actor está expuesto de manera absoluta ante el público, lo cual requiere de un esfuerzo y una entrega más riesgosa que en cualquier forma teatral, porque no hay espacio para el quiebre o la duda
“Intimierdades” transcurre en el baño, ese espacio íntimo de la casa donde las personas, además de atender sus necesidades fisiológicas, pueden pensar o fantasear las cosas más insólitas y extrañas que alguna vez hayan imaginado.
Y así ocurre en esta pieza, por la que desfilan personajes desopilantes que bordean el extremo.
El primero es un rockero entrado en años (Ricardo Boffi), una especie de Elvis decadente, que dentro de la propia caricatura muestra un costado tierno.
A continuación, es el turno de un abogado de mediana edad (Damián Tilli), que entra muy atildado al baño para transformarse, poco después, en un personaje impensable.
La tercera aparición es la de Rita, La Radióloga, (Lucila Matteucci) quien cuenta las peripecias que vivió para obtener su título.
Inmediatamente la sigue la “señora bien” (Carolina Ezcurra), un tanto obsesiva con la limpieza que, a pesar de hablar por teléfono con su terapeuta –manos libres– no deja de limpiar meticulosamente el baño.
El final lo completa un adolescente desmañado (Patricio Uncal) que sufrió un traspié con su madre.
Ricardo Boffi, es un actor multifacético a quien hemos visto componer los personajes más disímiles con una solvencia impecable. Si algo le faltaba a su carrera teatral era dar vida a este rockero decadente, a quien dibujó de manera brillante con el trazo grueso de un grotesco perfecto.
Damián Tilli, compuso al clásico abogado, atildado y formal. Paulatinamente sufre una transformación que oscila entre el ridículo y la ternura, marcando con precisión los matices que su personaje requiere y, aunque la risa está presente en su monólogo, éste despierta más nostalgia que hilaridad.
Lucila Matteucci, en una creación sorprendente se metió en la piel de Rita, La Radióloga. Su actuación recorre un intrincado parlamento que delata un problema disfuncional, acompañado por un trabajo corporal magnífico que logró transmitir la idiosincrasia del personaje en una actuación deslumbrante.
Carolina Ezcurra, una vez más reafirmó su talento, al dar vida a un ama de casa obsesiva que se comunica con su terapeuta, después de sufrir una “revelación”. En una actuación intensa muestra a un personaje fuera de control que, no solo oscila entre las ideas más disparatadas, sino que se trasformará en una figura central de nuestra historia contemporánea, que recrea de forma espléndida.
Patricio Uncal cierra este singular desfile encarnando a un adolescente torpe que, a través de un parlamento cargado de reiteraciones monotemáticas, desvela las acciones que lo han traído hasta su presente. Su gran trabajo interpretativo queda a la vista en el manejo corporal de la estudiada abulia de un personaje que nos interpela desde distintos ángulos.
El grupo de actores que produjo este “intento de teatro” realizó un intrincado trabajo de análisis e interpretación sobre diversas conductas humanas. Tuvo a su cargo la escenografía, la dirección general y fue acompañado por Luján Biaggini en los efectos de luz y sonido.
El próximo jueves 18 de noviembre en La Gotera, a las 19:30, baja el telón, de esta comedia deslumbrante, con una función abierta para amigos y todos los que quieran ir a pasar un momento de alegría con el teatro.
Un consejo, si no la vio… ¡No se la pierda!