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«Nunca la destrucción de los ríos puede ser solución al problema de las inundaciones»

Desde SOS Hábitat dieron a conocer la postura de la Red del Río Luján frente a las obras de la Etapa II A y del Plan Maestro Integral para la Cuenca del río Luján. Se manifestaron en contra.

Es que desde la presentación del Plan orientado a resolver el problema de las inundaciones, la Red viene denunciando la “carencia de una mirada integral que no sólo considere los aspectos hidráulicos sino también los ambientales” y “la falta de legitimidad de las obras debido a cuestiones institucionales y legales”.

Para refrendar esa postura remarcan cuestiones como que no se considera la eliminación de las causas que provocan las inundaciones, ya que «no se analiza la determinante relación de algunos factores de ocupación del suelo con el incremento de las inundaciones en la cuenca, como son la ocupación de las riberas por desarrollos inmobiliarios e industriales que obstruyen el normal flujo del río».

«Tampoco se hace referencia a la presencia de canales clandestinos en los campos, que desagotan rápidamente los excedentes hídricos acumulados y recargan los arroyos de la cuenca. Por el contrario, el Plan ha dejado intactas estas causas que se sigue reproduciendo en la cuenca y que en unos años podrían dejar obsoletas las actuales obras», remarcan.

Además plantean que los Estudios de Impacto Ambiental de las obras correspondientes a las Etapa I y II y al Canal Santa María, «por diversas razones, han subvalorado la alteración del ambiente que ellas provocarán», mencionando que «falta un análisis de los impactos ambientales del conjunto de obras del PMRL».

«En la línea de base ambiental del proyecto y en el Área de Impactos Indirectos, no se han incorporado importantes áreas: esto resulta de suma gravedad porque no se consideran los impactos sobre numerosos factores ambientales y sociales. Esto es especialmente cierto en la cuenca medio-baja (partidos de Pilar, Campana y Escobar), receptora de los impactos directos e indirectos del conjunto de obras estructurales del Plan de obras, lo que resulta de absoluta relevancia porque allí se encuentra áreas no consideradas como el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos e importantes humedales asociados a la planicie de inundación del río, que podrían ver alterada su integridad y sus funciones ecosistémicas», afirman los ambientalistas y marcan que a estas omisiones «se deben sumar las imprecisiones observadas en la descripción del medio; la falta de un análisis ecosistémico, por sobre el descriptivo, que analice las interacciones de los factores del medio; la vaguedad en la descripción de las categorías de valoración de los impactos y la focalización excesiva en la etapa constructiva y poco en la operativa. Todo contribuye para que la Matriz de Evaluación Ambiental minimice muchos impactos, los describa inadecuadamente o directamente obvie varios otros».

Recuerdan que se descartó, desde sus inicios, la posibilidad de evaluar los beneficios de preservar y restaurar los humedales de la cuenca, «cuando esta alternativa, ya desde hace muchos años, está siendo elegida en el mundo desarrollado por sus mayores beneficios frente a los planes exclusivamente hidráulicos».

«Esto resulta de extrema gravedad porque se configura una situación de gran incertidumbre en relación a la verdadera perturbación ambiental que recibirá la cuenca», sostienen.

Además recuerdan que se descartó, desde sus inicios, la posibilidad de evaluar los beneficios de preservar y restaurar los humedales de la cuenca, «cuando esta alternativa, ya desde hace muchos años, está siendo elegida en el mundo desarrollado por sus mayores beneficios frente a los planes exclusivamente hidráulicos».

«Se seleccionaron obras hidráulicas y se descartó la preservación de los humedales que son bienes públicos que benefician a la sociedad en forma gratuita con sus extraordinarios servicios ecosistémicos, tales como protegernos de las inundaciones, recargar los acuíferos que abasten a millones de hogares, purificar la calidad del agua, absorber los gases responsables del cambio climático, etcétera», objetaron.

«Las obras de modificación del cauce eliminarán en forma directa, al menos, 300 hectáreas de humedales, mientras otros serán eliminados o degradados por los cambios hidrológicos que se producirán. Estas importantes perturbaciones no son consideradas en el Estudio», plantean.

También mencionan los barros a extraer del cauce del río y que se han encontrado en el agua metales y compuestos orgánicos (Ej.: Mercurio, Cadmio, arsénico y cobre) en concentraciones tóxicas para la vida acuática. «Estas sustancias sedimentan no sólo en el lecho del río sino también en sus márgenes, sin embargo, no se hace una caracterización química de los barros de las márgenes del cauce menor, haciendo la errónea suposición que no están contaminados. Por otra parte, los barros estarán saturados de esta agua contaminada y podrán lixiviar cuando son depositados en la ribera o en los recintos, contaminando el área circundante. Nada se dice de esto. Tampoco se habla del glifosato, AMPA y otros pesticidas que fueron hallados por un estudio de la calidad del agua de la Cuenca del Plata ( Centro de Investigaciones Medioambientales, UNLP, Dr. Damián Marino) que reveló al río Luján como el más contaminado de la cuenca con pesticidas», agregan.

«También resulta esencial comunicar a la población que las obras no pueden garantizar que las inundaciones se eliminarán por completo, pues de lo contrario vivirán una sensación de falsa seguridad. Para el diseño de estas obras hidráulicas se consideró la inundación del 2014 durante la cual, en la localidad de Luján, el río alcanzó una altura de 5,32 metros. Se descartaron otras inundaciones mayores, como la de los años 1985 (6,4 metros) o aún mayores como la de 1895 (9,05 m). Si la crecida superará las medidas del diseño de obra, al desbordar el río, lo hará con una enorme velocidad que puede arrasar con todo, no sólo afectando a la cuenca baja sino a la propia cuenca media», remarcan.

«Cada vez es más claro que la destrucción de los sistemas naturales sólo trae dolor y daño para las sociedades humanas y que es un falso paradigma considerar a esto como progreso»

Por último resaltan que las obras de este plan «carecen de legalidad»: «Para las obras del Canal Santa María no se convocó a audiencia/consultas públicas según lo estipula la Ley General del Ambiente N° 25.675. Para la Etapa I se realizó una supuesta “audiencia virtual” que no cumplía con los requisitos de la Ley de audiencias públicas, por lo que la organización Ambientalistas autoconvocados ha presentado una cautelar. Con este proceder se evitó dar participación a la ciudadanía, ignorando no sólo a los vecinos afectados por las obras sino a la comunidad científica que ha sido crítica de las obras de rectificación. La presente audiencia sólo permite exponer sobre una de las obras, mientras ya se está perpetrando un enorme daño con las obras en curso».

«Tampoco se ha terminado de conformar el Consejo Consultivo, espacio para la participación pública que es parte del Comité de Cuenca del río Luján. Hasta el día de la fecha, sólo se ha llevado a cabo una reunión del Consejo Consultivo siendo que desde el 6 de diciembre de 2017 está en funcionamiento el COMILU. Pese al reconocimiento de la CAF de su importancia como ámbito para escuchar las recomendaciones y objeciones de la comunidad, también se ha conculcado este derecho a la ciudadanía», sostienen.

«Cada vez es más claro que la destrucción de los sistemas naturales sólo trae dolor y daño para las sociedades humanas y que es un falso paradigma considerar a esto como progreso. Sin embargo, la provincia de Buenos Aires se empeña en seguir destruyendo sistemáticamente sus cuencas (Matanza – Riachuelo; Reconquista; Salado; Areco) y , ahora, caerá la del Luján. Lamentamos profundamente lo que está ocurriendo y no queremos personas inundadas, pero nunca la destrucción de los ríos puede ser la solución a las inundaciones. La verdadera solución es el ordenamiento territorial que deja a los ríos su espacio natural», completan.