Dos tortugas verdes (Chelonia mydas) y cuatro tortugas cabezonas (Caretta caretta) regresaron al mar en las playas de San Clemente durante la mañana de este miércoles 12 de enero luego de ser asistidas y rehabilitadas en la Fundación Mundo Marino.
Los reptiles marinos fueron encontrados enmallados en redes por Roberto Ubieta, un pescador artesanal sanclementino que, como otros pescadores de la zona, fueron capacitados por la Fundación Mundo Marino para brindar los primeros auxilios a estos animales cuando son hallados en esas condiciones. Respecto al tiempo que estuvieron en rehabilitación rondó entre un mes y una semana, dependiendo de cada caso.
Seis tortugas marinas, incluida una que había expulsado 10 tipos de plásticos, regresaron al mar
Una de las tortugas verdes que pudo ser reinsertada con éxito, había sido noticia a mediados de diciembre del año pasado por haber expulsado 18 gramos de plástico. Para aquél entonces había eliminado diez tipos diferentes de plástico y, a través una radiografía, se observó que aún contenía objetos extraños en su sistema digestivo. Finalmente, terminó expulsando un total aproximado de 22 gramos.
“Aquí es importante reconocer el compromiso y responsabilidad de los pescadores que, ante el hallazgo de estos reptiles, se ocupan de brindarles los primeros auxilios y acercarlos a un centro de rescate especializado. Son animales que se encuentran en estado vulnerable y, además de corroborar su estado de salud en nuestro centro, podemos obtener información sobre la especie que contribuye con los proyectos de investigación que llevamos adelante. Lamentablemente en este caso, además, algunas de ellas expulsaron basura, algo que es muy recurrente y que vemos que se repite año a año”, afirmó Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino.
A los reptiles se les tomó muestras de sangre tanto al ingreso como antes de otorgarles el alta médica veterinaria. En la mayoría de los casos, además se les realizaron placas radiográficas para corroborar que no tengan cuerpos extraños en su tracto digestivo. En el caso de una de las tortugas verdes se observó a través de una radiografía un patrón pulmonar compatible con una neumonía pero que pudo ser superada durante el proceso de rehabilitación.
“La importancia de que eliminen el plástico tiene que ver con evitar tanto una obstrucción como una perforación intestinal. Además, en el caso de las obstrucciones, estos reptiles al no poder evacuar bien, se les genera una acumulación de gas en el tracto digestivo que no les permite ni sumergirse ni bucear correctamente. Frente a ese escenario, tienen dificultades tanto para alimentarse como emigrar hacia aguas más cálidas”, explicó Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino.
Acerca de la tortuga Cabezona (Caretta Caretta)
La tortuga cabezona es una especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra “vulnerable”. Respecto a su origen, gran parte de las tortugas que llegan a nuestras latitudes provienen de las playas que se encuentran en el nordeste de Brasil. Se diferencia de las otras especies por tener 5 escudos costales en su caparazón y tener un pico ancho y robusto. Respecto a su dieta es una especie eminentemente carnívora que se alimenta de almejas, ostras, cangrejos, esponjas, medusas, y distintos tipos de peces.
Acerca de la tortuga verde (Chelonia Mydas)
La mayoría de las tortugas verdes que arriban a aguas bonaerenses provienen de la Isla volcánica de Ascensión, de Reino Unido, lugar que alberga la segunda población más grande del Océano Atlántico. La primera es la de la Isla Tortuguero, en Costa Rica, que posee una población estimada de 30.000 hembras. Otros animales provienen de Surinam, Isla de Aves, en Venezuela, y de las islas de Atol das Rocas y Trinidad, de Brasil. Respecto a su dieta en su etapa adulta, estos reptiles son herbívoros y se alimentan casi exclusivamente de algas y pastos marinos. El aspecto distintivo de la Chelonia Mydas lo constituye el tener cuatro escudos costales. Además posee un pico romo y aserrado. Respecto a su estado de conservación se encuentra “en peligro”, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).