Por Noelia Ruiz.
En marzo de cada año conmemoramos el Mes de la Mujer, una ocasión para reflexionar y tomar conciencia de las enormes distancias que aún existen en el efectivo goce y ejercicio de los derechos entre las mujeres y los hombres. Porque si bien es cierto que normativamente hemos avanzado mucho en las últimas décadas, los datos de la realidad no se condicen con la cantidad de derechos consagrados en los textos.
Buena parte de nuestra sociedad desconoce o no es plenamente consciente de las enormes brechas de género que existen entre varones y mujeres.
¿A qué me refiero cuando hablamos de brechas de género?
La brecha de género es una construcción analítica y empírica que surge de la diferencia entre las categorías de una variable; en este caso la que existe entre la relación de las tasas masculinas con las femeninas.
Estas brechas son la evidencia empírica, son los datos que demuestran que no importa de dónde seas, de dónde vengas, qué hayas hecho y qué no, las mujeres y los varones en la realidad viviente no tenemos las mismas oportunidades y no gozamos de los mismos derechos.
No importa de dónde seas, de dónde vengas, qué hayas hecho y qué no, las mujeres y los varones en la realidad viviente no tenemos las mismas oportunidades y no gozamos de los mismos derechos.
Hay al menos 22 brechas de género que condicionan la vida y las oportunidades de cada mujer.
1. Brecha en la violencia por razones de género: una mujer es asesinada cada 29 horas por razones de género, o sea, por el solo hecho de ser mujer; y en el 85% de los casos, el femicidio es perpetrado por su pareja o ex pareja varón.
2. Brecha en la violencia laboral: el 65% de las mujeres refirió haber experimentado violencia laboral, mientras que los hombres un 20% menos.
3. Brecha en la participación laboral: un 58% de las mujeres trabaja o busca trabajo, mientras un 80% de los varones lo hace (EPH, 1t 2018). Este constituye el primer problema para la autonomía económica de las mujeres: las mujeres salen menos a trabajar porque tienen que cuidar de otros.
4. Brecha de empleo: la tasa de desocupación de las mujeres es un 30% mayor que la de los varones.
5. Brecha monetaria: el 70% de las personas pobres en Argentina son mujeres, mientras que el 64% de las ricas son varones.
6. Brecha en los ingresos: la brecha de ingresos totales entre varones y mujeres es del 29%, esto se traduce en que las mujeres tenemos que trabajar hasta el 9 de abril del año siguiente para cobrar lo mismo que un hombre cobra de enero a diciembre.
7. Brecha en los sectores laborales donde se insertan las mujeres: la existencia de barreras para la participación de mujeres en determinados empleos y para el acceso a puestos jerárquicos. En cuanto a la segregación horizontal, en la Argentina, la principal ocupación de las mujeres es el servicio doméstico remunerado: representa el 16,5% del total de empleo de las mujeres ocupadas y el 21,5% de las asalariadas.
8. Brecha en la informalidad laboral: las mujeres enfrentan mayores niveles de informalidad (36% versus 34,2%).
9. Brecha en las tareas de cuidado: en la provincia de Buenos Aires, las mujeres destinamos un promedio de horas para tareas domésticas de 6,4 horas y los varones 3,4 horas. Eso implica una diferencia de 3 horas diarias, 15 horas de diferencia por semana laboral, según el registro del uso del tiempo del INDEC, resignando horas de empleo, de estudio y de ocio personal.
10. Brecha en puestos jerárquicos empresariales: en las empresas que cotizan en bolsa en el mercado argentino, solo el 10,4% de los puestos en los directorios son ocupados por mujeres.
11. Brecha en educación financiera: Argentina tiene la mayor brecha de género en educación financiera en América Latina.
12. Brecha en el acceso al mercado financiero: según encuestas, en Argentina solo el 20,5% de las empresas lideradas por mujeres utiliza créditos bancarios para financiar su inversión, frente al 42,9% en el caso de los hombres, siendo la brecha aún mayor en el caso de las pequeñas y medianas empresas.
13. Brecha en el acceso a la digitalización: existe una brecha significativa en el acceso a telefonía móvil entre varones y mujeres en toda la región.
14. Brecha de la participación de mujeres en poderes ejecutivos: de 135 municipios en la provincia de Buenos Aires, hay solo 12 intendentas mujeres.
15. Brecha en cargos ministeriales: a nivel nacional la diferencia es de más del 60%.
16. Brecha en encabezamiento de listas de candidatos: en las últimas elecciones en Argentina, solo un 34% fueron encabezadas por mujeres.
17. Brecha en el acceso a financiamiento político: lo que la Dra. Julia Pomares, politóloga experta en esta materia, denomina “techos de billete” ya que el manejo del dinero no solo importa para ganar una campaña electoral sino que además es clave en la práctica cotidiana de la política.
18. Brecha en el espacio público: encuestan dan cuenta que todas, el 100% de las mujeres, manifiestan haber sufrido algún tipo de violencia en el espacio público.
19. Brecha de la participación de las mujeres en el poder judicial: solo el 31% de las máximas autoridades judiciales argentinas son mujeres.
20. Brecha en jubilaciones: la brecha promedio en las jubilaciones asciende a un 12,2%.
21. Brecha en la percepción de las mujeres como líderes: en promedio, solo el 47% de las personas en el universo de países que integran el G20 dicen que se sienten “muy cómodas” con tener una mujer como Jefe de Gobierno.
22. Brecha ambiental: según Naciones Unidas, las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro.
Por otra parte, según el Reporte de Brechas de Género 2021 que publica el Foro Económico Mundial, Argentina se encuentra en el puesto número 103 en la categoría de Oportunidad y Participación Económica.
Estos datos dejan en evidencia que la situación de las mujeres respecto a las oportunidades y participación en la economía, son hoy el principal condicionante para alcanzar la equidad de género en nuestro país.
No podemos ser meros espectadores de esta realidad, tenemos el deber -y más aún quienes ocupamos cargos públicos por elección del voto popular- de pasar a la acción, de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para eliminar todas y cada una de estas brechas para que una vez por todas y para siempre podamos vivir en igualdad.
Noelia Ruiz es diputada provincial de Juntos por el Cambio, vive en Altamira, Partido de Mercedes.