El edil del bloque Juntos, Carlos Mosso, es uno de los que está trabajando en conjunto con integrantes de la Secretaría de Seguridad y Tránsito, en torno a la instalación de reductores de velocidad. “Tenemos un listado de 60 pedidos para instalar en diferentes puntos de nuestra ciudad”, concedió y reconoció que si bien es “lógico” que el vecino ante una situación de descontrol frente a su vivienda pida por diversos medios un reductor de velocidad, “en muchos casos luego piden que lo retiren por lo que genera ese reductor: ruidos molestos, frenadas, caídas, etcétera”.
“Particularmente y desde hace muchos años, sostengo que por cada reductor que el Concejo aprueba y el Ejecutivo instala, es señal de un rotundo fracaso en tratar de resolver el problema del tránsito. Sin dudas, tengo muy claro que el tema a esta altura es mucho más complejo que hace 20 años atrás. El crecimiento y expansión de barrios, el aumento del parque automotor, un transporte público que nunca estuvo acorde a las demandas, educación, control y sanciones son temas a abordar todos juntos, pero no olvidemos que también debe ser una decisión política, del intendente”, indicؚó Mosso.
“Hoy contamos con informes y se confirma, que estoy en lo cierto: lo único que se logra es correr al infractor a otra calle o avenida con la cinta asfáltica limpia, pero el problema de fondo sigue existiendo, y padecemos el 90% de los mercedinos o más que sí respetamos las normas de tránsito”, opinó sobre este particular asunto.
Según Mosso, “es mentira que el reductor salva vidas”: “Sólo se logra que los infractores lo sigan siendo, en otras calles. Se lo discuto a cualquiera, argumentos me sobran”, dijo y compartió el criterio que se utiliza en otros países: cuando una persona quiere conducir un vehículo debe rendir examen y tiene que probar su capacidad de manejo, su comprensión de las leyes de tránsito y de los castigos por infringirlas. “Cuando hay fallas en la organización del control y la aplicación de castigos, los infractores no son castigados ni inhibidos. El tránsito se transforma en peligro para la comunidad y el conductor inconsciente y mal educado”, agregó.
En este sentido cuestionó que en nuestra ciudad, históricamente, “en lugar de controlar y aplicar la ley de manera constante y sostenida en el tiempo, construían lomos de burro y en la actualidad colocaron reductores”.
En nuestra ciudad, históricamente, “en lugar de controlar y aplicar la ley de manera constante y sostenida en el tiempo, construían lomos de burro y en la actualidad colocaron reductores”.
“En esos lugares donde se instalaron lomos de burro o reductores se logra disminuir la velocidad, se perjudica a los que respetamos las normas, se molesta a los que deben ser veloces (Bomberos, ambulancias y patrulleros) y el descontrol no se resolvió”, objetó entonces e indicó que el mensaje que dan los Gobiernos de turno podría ser: “Como no somos capaces de controlar y castigar a los irresponsables, los vamos a perjudicar a todos construyendo o instalando obstáculos en la vía pública, pero igual le cobramos impuestos para sostener un sistema que no funciona”.
Además, invitó a indagar sobre la Ley Nacional 24449 en su Artículo 23 “Obstáculos”.
“Los legisladores estamos trabajando, nos reunimos con funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Tránsito buscando soluciones de corto, mediano y largo plazo. Los vecinos saben que acompaño lo que sea, aplicando leyes y ordenanzas además de tomar ejemplos de otras localidades, donde las cosas funcionan. Insisto, desde nuestro rol de concejales generamos herramientas para que el Ejecutivo implemente. A partir de ahí, es responsabilidad del intendente si quiere o no resolver el tema de fondo. A la fecha, queda muy claro que estamos muy mal”, completó el concejal Carlos Mosso.