Se conmemoró este sábado el 270 aniversario de Mercedes y en el acto central hubo discursos por parte del intendente municipal Juan Ignacio Ustarroz y el historiador Federico Belzunces. Ambos se refirieron a las raíces en que se inició esta ciudad e invitaron a mirar el futuro con buenas expectativas.
El acto protocolar ser realizó frente al Palacio Municipal, que es epicentro de las actividades festivas. Allí participaron instituciones, referentes sociales, autoridades, funcionarios y especialmente vecinos y vecinos.
El jefe comunal Ustarroz, manifestó que en estos 270 años es importante «analizar y ver cuáles son los cimientos de nuestra ciudad y qué es lo que hacemos cada uno de los que estamos acá, cada ciudadano y ciudadana, aportar nuestro granito de arena para que esta hermosa ciudad, con una gran historia, con muchas instituciones que todos los días trabajan, se esfuerzan por un mejor futuro».
«Y ahí es donde nacen las esperanzas, nace la expectativa de que nuestra ciudad es coherente con la historia, con la apertura, con la diversidad. Y hoy en tiempos muy difíciles donde atravesamos una pandemia, donde el mundo está en guerra, donde se profundiza la crisis económica, es donde más necesitamos de estos cimientos, cimientos de la hermandad, de la fraternidad, del diálogo, del consenso, del debate y de la construcción concreta. Del trabajo diario y hacerlo con una planificación y con una mirada de futuro”. manifestó al inicio de su alocución.
“Estuvimos con las trabajadoras del programa Primeros mil Días y con familias que van a traer a sus hijos a nuestra ciudad. Para nosotros es uno de los programas más importantes porque es trabajar desde el presente pensando y proyectando el futuro”, dijo luego.
«La pandemia nos dejó la enseñanza de recomponer los vínculos humanos, más allá del crecimiento y el desarrollo de la ciudad en infraestructura lo más importante es generar y construir ese tejido social, esa hermandad, esa fraternidad esa unidad que hace que podamos ser más felices»
«Cuando vemos este gran círculo (por los presentes) y cuando vemos cada una de las caras de quienes representan a distintas instituciones de la ciudad, nace con honestidad y con sinceridad esta esperanza y posibilidad de construir una sociedad mejor, y esto no se puede hacer desde el municipio, ni desde el Concejo Deliberante, ni de cada una de las instituciones, sino que se tiene que hacer necesariamente en unidad, con sueños, con coraje, con empuje e idealismo, pero con mucha capacidad de comprensión de entender que lo que nos une sea el trabajo”, manifestó.
Antes de finalizar, Ustarroz destacó que “la pandemia nos dejó la enseñanza de recomponer los vínculos humanos, más allá del crecimiento y el desarrollo de la ciudad en infraestructura lo más importante es generar y construir ese tejido social, esa hermandad, esa fraternidad esa unidad que hace que podamos ser más felices. En estos 270 años agradecer de corazón a todas las trabajadoras de la ciudad a todos los ciudadanos y seguir convocándolos a soñar una ciudad cada vez mejor e inclusiva. Si algo tiene nuestra ciudad y tenemos es una gran identidad y trabajemos sobre esa identidad, sobre esta gran historia y edifiquemos y proyectemos un futuro para todos y todas”.
Historiador
Por su parte, el reconocido historiador, escritor y profesor Federico Belzunces efectuó un amplio recorrido y reflexión histórica, que fue la siguiente:
El origen de Mercedes se remonta al año 1745 cuando, fundada la “Guardia de la Frontera de Lujan”, un grupo de milicianos arribaron al lugar con la intención de proteger el Cabildo del mismo nombre, aunque frente a las hostilidades de la frontera, lo abandonaron rápidamente. En ese entonces, nuestro territorio estaba gobernado por el Rey de España, cuyo control efectivo llegaba hasta el río Salado; más allá de este límite, los indios ranqueles y pampas, resistían el avance criollo a fuerza de lanzas y malones. De este modo, en la extensa geografía, los fuertes fueron una forma de proteger y avanzar sobre el territorio indígena, además de colonizarlo estableciendo a los soldados de Blandengues con sus familias y tierras asignadas para la agricultura.
Con esta impronta, es que en 1752 se instaló el cuerpo de Blandengues, la “Valerosa”, en la zona que dio origen al crecimiento de nuestra ciudad. La defensa estuvo garantizada por un fuerte, que luego se transformó en el símbolo de su escudo, representando la vida en esa extensa llanura y los infortunios de la guerra.
Luego de una relativa calma, durante el período independiente, la necesidad de ocupar tierras para el ganado impulsó los avances criollos sobre la frontera indígena y, en consecuencia, la guerra con las parcialidades autónomas. Es así que, en 1823, una ola de ataques protagonizados por los indios pampas, culminó con el saqueo y los incendios de las estancias de la Guardia de Luján, hasta repelerlo, luego de un violento enfrentamiento. Este será el último malón sobre nuestro pueblo, que abandonará su carácter fronterizo a medida que las conquistas criollas trasladen los límites habitables de la provincia a los fuertes de Bragado y 25 de Mayo.
«La conquista de tierras y el fin de los malones intensificó el avance agrícola y comercial y con ello el crecimiento de la población. Para aquel entonces, Mercedes era un pueblo con cinco mil habitantes a mediados de la década de 1840, época de los gobiernos de Rosas»
La conquista de tierras y el fin de los malones intensificó el avance agrícola y comercial y con ello el crecimiento de la población. Para aquel entonces, Mercedes era un pueblo con cinco mil habitantes a mediados de la década de 1840, época de los gobiernos de Rosas. Población que se duplicaría hacia 1881 con más de trece mil habitantes, para alcanzar la significativa cifra de veintiocho mil habitantes en 1914, quedando Mercedes entre las veinte ciudades más grandes del país en crecimiento demográfico.En sus orígenes el crecimiento de la población estuvo protagonizado por los soldados de Blandengues y colonos españoles que practicaron el comercio y la agricultura. Durante la primera mitad del siglo XIX, una lenta pero constante migración de las provincias del norte sobre la Pampa húmeda aportó migrantes internos al desarrollo de los pueblos bonaerenses. En la Guardia de Luján, se destacaron los pobladores mestizos oriundos de la provincia de Santiago del Estero, que tenían conocimientos agrícolas. Ya, durante la segunda mitad del siglo XIX, y hasta la mitad del siglo XX, una masiva inmigración europea completó el cuadro migratorio. Se destacaron los italianos por mayoría significativa, luego los españoles y franceses, aunque nuestro pueblo recibió un número significativo de irlandeses y vascos, dedicados a la esquila de las ovejas en estancias que, en su mayoría, pertenecían a propietarios ingleses.El crecimiento de la población y el alejamiento de los conflictos fronterizos impulsó la separación de Chivilcoy en 1845, que prosperó muy rápidamente a caballo del comercio y la temprana producción de trigo. En 1854, la Guardia de Luján pasó a denominarse Villa de Mercedes. La instalación de los tribunales del Departamento Centro, en 1856, y la llegada del Ferrocarril Oeste, en la década de 1860, acompañaron el crecimiento demográfico con una prospera urbanización. Es así que luego de separación de Suipacha, en 1865, la Villa pasó a denominarse Ciudad de Mercedes.La temprana urbanización, y el tendido de las vías férreas, alentó la instalación de nuevas instituciones estatales que acrecentaron la ocupaciones burocráticas y profesionales. De este modo, además de los tribunales de justicia y la construcción del edificio municipal, en 1877 se inauguró la cárcel de Mercedes. Luego tuvieron lugar las instituciones educativas como la Escuela Normal, la Biblioteca Sarmiento y el Colegio Nacional. Le siguió el Regimiento Nº 6, el Instituto Martín Rodríguez, que primero fue un pionero Hotel de Inmigrantes en la campaña bonaerense, y el Instituto Unzué. De este modo, aunque la ciudad de Mercedes no dejó de lado el comercio y las actividades agrícolas, la presencia significativa del Estado volcó su perfil hacia una ciudad más administrativa.En definitiva, desde sus orígenes, hasta su consolidación como ciudad, Mercedes puede ser definida como una sociedad abierta, receptiva de inmigrantes de todas las latitudes. Con una economía diversificada, que permitió atenuar las desigualdades y abrir oportunidades a los recién llegados. De este modo, sin necesidad de atarnos a los idealismos engañosos del pasado, en tiempos donde suenan discursos de intolerancia y violencia, nuestra historia parece tener buenos cimientos donde poder apoyar nuestros pies, para seguir proyectando colectivamente nuestras ilusiones.A 270 años de su origen, continuemos con esta impronta, pensando y trabajando en una ciudad que nos incluya a todos.