Pronto comenzarán las vacaciones de invierno, una época ideal para descansar y hacer turismo local. Es por eso que el receso invernal es un gran momento para aprovechar y conocer otros lugares de la provincia de Buenos Aires, sin moverse o gastar demasiado.
A veces no hay que trasladarse demasiado para encontrar joyas o atractivos para descubrir. El llamado microturismo se puso de moda con la pandemia, pero todavía demuestra que tiene mucho potencial para seguir disfrutándolo. Y justamente el interior bonaerense es uno de los lugares en el que se puede corroborarlo.
Así que si en estas vacaciones de invierno vas a tener pocos días para disfrutar o tu presupuesto está un poco acortado, te vamos a mostrar varias ciudades a las que podés ir en apenas unas horas en micros o auto.
Tandil, un clásico bonaerense
Con paisajes impresionantes, una rica cultura y una gran cantidad de atracciones, Tandil se ha convertido en un destino imperdible para los amantes de la naturaleza, los aventureros y aquellos que buscan sumergirse en la historia y la tradición de Buenos Aires.
Uno de sus principales atractivos es su imponente paisaje montañoso. La ciudad se encuentra en medio de las Sierras de Tandil, lo que brinda a los visitantes la oportunidad de disfrutar de vistas panorámicas y de realizar actividades al aire libre, como senderismo o escaladas. El Parque Independencia es uno de los lugares más destacados, con senderos bien señalizados que serpentean a través de las colinas, permitiendo a los excursionistas explorar la belleza natural de la zona.
Algo que destaca a Tandil, es como la historia y la tradición se entrelazan. La Piedra Movediza, un enorme bloque de piedra que alguna vez estuvo equilibrado en la cima de una colina, es uno de los símbolos más importantes de la ciudad. Aunque la piedra se derrumbó en 1912, su historia sigue cautivando a los visitantes. Hoy en el lugar que estuvo emplazada, hay una réplica exacta.
Además, la gastronomía tandilense también merece una mención especial. La ciudad es conocida por sus deliciosos productos regionales, como los famosos salames y quesos caseros. Los restaurantes locales ofrecen una amplia variedad de platos tradicionales y modernos; aunque no se puede dejar de disfrutar un buen asado o chivito.
San Antonio de Areco, tierra de tradiciones
La ciudad es conocida por ser un bastión de la cultura gauchesca. Sus calles empedradas y sus antiguas casonas coloniales son testigos vivientes de su pasado glorioso. Al recorrer el casco histórico, los turistas pueden disfrutar de una atmósfera auténtica y sumergirse en cómo fue la vida de los gauchos.
Justamente uno de los lugares para conocer más sobre estos personajes históricos es el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes. Allí se exhibe una amplia colección de objetos relacionados con la cultura gauchesca, como boleadoras o ponchos.
La Plaza Ruiz de Arellano es otro punto destacado. Rodeada de pintorescas construcciones coloniales, es el corazón del pueblo y el escenario de numerosos eventos y festivales a lo largo del año. Los turistas pueden disfrutar de paseos en carruajes tirados por caballos u observar a los artesanos locales.
Para aquellos interesados en la artesanía, el Museo Draghi es una opción. Ahí se exhibe una impresionante colección de platería, cueros tallados y objetos antiguos relacionados con la vida rural. Además, los turistas pueden presenciar demostraciones en vivo de oficios tradicionales.
San Pedro, entre tradición y el Paraná
Bordeando el Río Paraná y con su rica historia, hermosos paisajes y una amplia variedad de actividades para disfrutar, San Pedro cautiva a visitantes de todas partes.
Uno de sus mayores atractivos es su entorno natural. Rodeada por extensas áreas verdes, ríos y arroyos, la ciudad ofrece un ambiente tranquilo y relajante para aquellos que buscan escapar del bullicio de la vida urbana. Además, el río invita a los turistas a disfrutar de actividades acuáticas como la navegación, la pesca deportiva y el kayak.
San Pedro también cuenta con una rica historia que se refleja en su arquitectura y patrimonio cultural. Los amantes de la historia pueden visitar la Iglesia Nuestra Señora del Socorro, un impresionante edificio de estilo neoclásico que data del siglo XIX, o el Museo Paleontológico y Arqueológico, que alberga importantes hallazgos de fósiles y artefactos indígenas.
La oferta gastronómica también es destacable. Los restaurantes y bares de la ciudad ofrecen una amplia variedad de platos típicos, donde se destacan los sabores auténticos de la cocina criolla y los pescados de río frescos.
Para aquellos que buscan vivir una experiencia más activa en estas vacaciones de invierno, San Pedro ofrece numerosas actividades al aire libre. Los aficionados al turismo aventura pueden practicar senderismo en las sierras cercanas o disfrutar de un emocionante paseo en globo aerostático, donde se puede tener una vista panorámica de toda la ciudad.