Inicio Opinion La calle 108: una pista mercedina

La calle 108: una pista mercedina

Por Mónica Tirone. Desde que el Municipio mejoró la transitabilidad de la calle 108 entre ruta 41 y calle 127, los inconscientes de siempre, los irrespetuosos de la vida ajena, los ególatras, los desequilibrados, los abusivos, los avasalladores, los prepotentes adueñados del planeta circulan a alta velocidad, en ambas direcciones.

No les importa nada: ni la calidad de vida de nosotros, los vecinos de esta calle, ni la vida de nuestros animales domésticos ni la de nuestros nietos. Avanzan, no más. Porque a los señores les encantan la velocidad, el vértigo y la adrenalina. Porque entre los disvalores que cultivan se encuentran el ombliguismo, el individualismo atroz; el desprecio por la Ley, las Ordenanzas, los reglamentos y las normas elementales de convivencia ciudadana; el desprecio por la vida natural, por la armonía en la coexistencia entre vegetales, animales y seres humanos.

Seguramente están convencidos de que ellos son “seres superiores”. Que estudien un poco a San Francisco de Asís, o vean las películas y documentales sobre su vida y mensaje, si no saben leer. Que mediten, si pueden. Y sobre todo, que piensen que en el Universo, todo es cíclico, y siempre hay ida y vuelta: lo que uno da o produce vuelve en la misma sintonía. Di bien, recogeré el bien. Hice el mal, terminaré mal.

¿EN QUÉ SE HA CONVERTIDO LA SOCIEDAD EN QUE VIVIMOS?

Otro aspecto a considerar es la desactualización de la normativa nacional, provincial y municipal, si consideramos las características del habitante humano actual (no podemos llamar a todos “personas” ya que muchos han decidido no construirse como tales y permanecer en la categoría de “bípedos implumes mamíferos”).

Así como no se actualizan las normas que rigen la imputabilidad criminal para adecuarlas a edades en las que los crímenes se cometen actualmente, tampoco se modifican las normas locales que impiden la colocación de reductores de velocidad en calles de tierra.

Pareciera que todos los sujetos a los que les pagamos para que regulen a través de leyes y ordenanzas el funcionamiento social, así como quienes las ejecutan, creen que vivimos rodeados de hombres y mujeres de fines del Siglo XIX o primera mitad del Siglo XX.

Notifíquense: la calidad “humana” de los miembros de la sociedad en la que vivimos ha variado. No convivimos con humanos de aquella época; los de hoy son agresivos, tienen en sus manos armas letales, como motos, autos, camionetas…que marchan a altas velocidades . Actualicen las reglas de la convivencia social o seguirán logrando lo que han conseguido hasta ahora: convertir en víctimas al ciudadano común, al que les paga a ustedes porque está acostumbrado a respetar la Ley y las resoluciones emanadas de los sucesivos Ejecutivos; al que trata día a día de trabajar con honra y decencia y de ayudar a su prójimo; al que cultiva los vínculos de buena vecindad , de solidaridad y de respeto mutuo.

Estamos hartos de ustedes: de los pobladores comunes abusivos, irrespetuosos y autoritarios, y de los que –habiendo sido elegidos para gobernar en cualquier nivel– lo hacen ciegos y sordos (nunca mudos, porque les encanta la cháchara vacía y mentirosa que les permite alcanzar el minuto o los años de fama “indispensable” en este contexto de amor por el espectáculo, en el que sobrevivimos hace ya más de veinte años).

De todos ustedes, hoy somos víctimas mi familia entera y yo. Uno de ustedes mató a Frida, nuestra amada perra –dulce, alegre, cachorra aún, guardiana, compañera- el domingo 24 de septiembre, frente a nuestra casa, entre las 17,30 y las 17,50.

Y no hablo desde el dolor: su ausencia y la impotencia las lloro en los hombros de mi querida familia, en la intimidad. Hablo desde el hartazgo. El hartazgo ciudadano. El hartazgo total.


Mónica Liliana Tirone. DNI 10.826.989